samedi 15 octobre 2022

Cours de conversation en espagnol du 14 octobre

 Hoy Hablamos, episodio 1440. Expresiones que se llevan muy adentro.

Antes de empezar, hay que comentar una cosa. Este episodio va a estar centrado en el adverbio y nombre adentro, y no en su forma sin a, en la forma dentro. Adentro como adverbio con verbos de movimiento significa hacia la parte interior y, como estado o situación, significa en la parte interior. 

Además, vamos a tratar adentro casi todo el tiempo como un adverbio, menos  con la excepción de la expresión que analizaremos en último lugar: para mis adentros. Ahí, adentros, en plural, funciona como un nombre. 

De eso hablaremos dentro de un rato. Ahora, vamos a centrarnos en la historia que hemos preparado para ti. Se trata de una historia en la que podrás escuchar las cinco expresiones de hoy en contexto. Hoy, tenemos como protagonistas a Susana y Elena. A ver qué aventuras nos deparan estas hermanas. ¡Vamos allá! 

«Susana y Elena son dos hermanas vascas con una pasión: la música. A las dos les apasiona la música, especialmente el flamenco. Llevan el flamenco muy adentro, puesto que pasaron su infancia y adolescencia escuchando a artistas de la talla de Camarón de la Isla o Lola Flores. 

Susana y Elena disfrutan de este género musical tanto de manera pasiva, es decir, escuchando a estos grandes artistas, como de manera activa: cantando. Estas hermanas son, de puertas adentro, unas grandes cantaoras. Bueno, quizá me equivoque al decir “grandes”, tal vez debería decir “grande”, puesto que Susana es la única que canta bien; Elena canta peor que un grillo, por eso solo canta cuando está en la ducha y nadie la puede oír. 

Hace unos días, viendo la televisión, Elena le propuso a su hermana una cosa. Le propuso que se presentara a un concurso musical de televisión y, para su sorpresa, Susana aceptó la propuesta. Se trataba del programa La voz y Susana se enfrentaba a un jurado muy estricto. 

El día del concurso Susana estaba nerviosa y vestida de manera poco elegante y con un peinado aún menos elegante, y podía ver cómo algunos miembros del jurado y del público se reían para adentro. Bueno, no solo para adentro, también lo hacían de manera visible. “Esto no empieza bien”, se dijo a sí misma. Sin embargo, cuando Susana empezó a cantar la canción A tu vera, de Lola Flores, todos los allí presentes enmudecieron, se quedaron sin palabras. Su interpretación llegó muy adentro, emocionó al público.  Al mismo tiempo que recibía los aplausos, Susana se decía para sus adentros: “Mira, ahora nadie se ríe de mí, eh, seguid aplaudiendo a la nueva reina del flamenco”. Y así fue cómo esta joven vasca se alzó con la victoria del concurso».  

Bien, pues Susana no es real, no es famosa, pero sí lo es Susan Boyle. ¿Recuerdas a la mujer británica que pasó por algo similar a lo que pasó Susana? Pues aquí podemos decir el famoso refrán: el que ríe el último, ríe mejor. Claro que sí. 

Dicho esto, ¿analizamos las cinco expresiones que emplean la palabra adentro en el texto? ¡Vamos allá! 

Llevar algo muy adentro

Empezamos con la expresión llevar algo muy adentro. La hemos oído en el siguiente fragmento: “Susana y Elena son dos hermanas vascas con una pasión: la música. A las dos les apasiona la música, especialmente el flamenco. Llevan el flamenco muy adentro, puesto que pasaron su infancia y adolescencia escuchando a artistas de la talla de Camarón de la Isla o Lola Flores”. 

Entonces, ¿qué significa que estas hermanas llevan el flamenco muy adentro? Pues significa que tienen un sentimiento muy profundo e intenso hacia la música de este género. Se dice que alguien lleva algo muy adentro cuando tiene una habilidad o un sentimiento muy en el interior, en el corazón. 

En ocasiones, este sentimiento está muy adentro porque se ha pasado de generación en generación. Imagínate que tus padres son muy viajeros. Desde pequeño siempre has visto cómo tus padres viajaban de un lado a otro. Amaban viajar. Y, claro, a ti también te llevaban a esos viajes. Entonces, es posible que tú también lleves muy adentro ese amor por los viajes. 

Además, si eres un loco del español, si te encanta el español y sientes un gran amor por este idioma, podrás decir que llevas el español muy adentro, es decir, que lo llevas en el corazón y es algo muy arraigado e importante en tu vida. 

De puertas adentro

Dejamos el romanticismo a un lado para pasar a la segunda expresión de hoy. La hemos oído aquí: “Susana y Elena disfrutan de este género musical tanto de manera pasiva, es decir, escuchando a estos grandes artistas, como de manera activa: cantando. Estas hermanas son, de puertas adentro, unas grandes cantaoras”. 

Estas hermanas cantan de puertas para adentro. Bien, ¿esto significa que cantan con la puerta cerrada? No exactamente. Y es que se dice que una persona hace algo de puertas para adentro o de puertas adentro cuando lo hace en la intimidad, en lo privado. A las hermanas les encanta cantar flamenco, por eso en la intimidad o en su vida privada son grandes cantaoras, sin embargo, no cantan de forma pública.

Veamos algún ejemplo más. Piensa ahora en una manía de la que te avergüences. Imagínate que te gusta meterte los dedos en la nariz. Está bien, con tu cuerpo puedes hacer lo que quieras, pero eso es mejor que lo hagas de puertas para adentro, es decir, en tu casa y sin que nadie te vea, porque si te ven  metiéndote los dedos en la nariz públicamente es probable que te juzguen.

Reírse para adentro

No sí ahora te estás tocando la nariz, lo que sí sé es que ya pasamos a la tercera expresión que hemos empleado en nuestra historia: reírse para adentro. La hemos oído aquí: “El día del concurso Susana estaba nerviosa y vestida de manera poco elegante y con un peinado aún menos elegante, y podía ver cómo algunos miembros del jurado y del público se reían para adentro. Bueno, no solo para adentro, también lo hacían de manera visible”. 

Esta frase es un poco literal, o sea, podemos imaginarnos fácilmente qué significa. Cuando una persona se ríe para adentro lo hace con disimulo.  

En ocasiones, quieres reírte a carcajadas, pero no siempre es posible. Entonces, reírse para adentro, sin que nadie te vea, solo en tu cabeza, puede ser la solución.

Por ejemplo, si una persona se cae al suelo y es una caída muy graciosa, te hace mucha gracia, pero no quieres que te vea riéndote de ella, quizá decidas reírte para adentro para no herir sus sentimientos.

Llegar muy adentro

Y llegamos a la penúltima expresión de hoy: llegar muy adentro. Antes te hablaba de llevar algo muy adentro, con el verbo llevar, ahora lo hacemos con el verbo llegar. Hemos oído esto justo aquí: “Cuando Susana empezó a cantar la canción A tu vera, de Lola Flores, todos los allí presentes enmudecieron, se quedaron sin palabras. Su interpretación llegó muy adentro, emocionó al público”. 

Susaan llegó muy adentro. Adentro, ¿de dónde? ¿De quién? Pues te resuelvo la duda ahora mismo. Se utiliza la frase llegar muy adentro con un significado de emocionar, impresionar, tocarle el corazón a alguien. Con su interpretación, Susana llegó muy adentro de los que la escuchaban, les tocó el corazón, les emocionó. 

Entonces, en tu próximo cumpleaños, en caso de que alguien te dedique unas palabras muy emotivas, podrás decirle: “Qué palabras tan bonitas me has dicho, me han llegado muy adentro. ¡Te quiero, amigo!”. 

Para mis adentros

Pero bueno, en caso de que no quieras decirle algo tan personal a esa persona, podrás quedarte callado y guardarte esas palabras para tus adentros. Y así te presento nuestra última frase del día: para mis adentros. Una expresión que hemos oído aquí: “Al mismo tiempo que recibía los aplausos, Susana se decía para sus adentros: “Mira, ahora nadie se ríe de mí, eh, seguid aplaudiendo a la nueva reina del flamenco”.

El diccionario de la Real Academia Española describe el nombre adentros como lo interior del ánimo. Ánimo puede ser varias cosas, así que nosotros te damos una definición más sencilla. Decimos la frase para mis adentros cuando pensamos algo y no queremos exteriorizarlo, queremos que se quede dentro de nosotros. 

Entonces, tu amigo hace algo que no te gusta y no sabes cómo decírselo o, simplemente, no quieres decírselo, entonces te estarás guardando eso para tus adentros, para lo más interno de tu ser. 

Bueno, pues estas han sido las cinco frases del día. Con esto estamos llegando al final del episodio. Antes de acabar te las recuerdo. Hemos hablado de estas cinco: llevar algo muy adentro, de puertas adentro, reírse para adentro, llegar muy adentro y, por último, para mis adentros. 

samedi 8 octobre 2022

Cours de conversation en espagnol du 7 octobre 2022

 1435. La Universidad de Salamanca

Hoy vamos a hablar de la universidad en activo más antigua de España, una universidad con más de 800 años de historia.


Hoy hablamos de la Universidad de Salamanca.

Hay algo que me pasa cuando visito lugares históricos. Cuando llego a esos lugares, cuando piso esos suelos y me rodean esas paredes, un peso cargado de historia se me posa en los hombros. Sé que puede sonar un poco raro o exagerado, pero de repente me siento muy pequeño, y me produce una especie de vértigo. Porque en ese momento, viendo, pisando, tocando, sintiendo lugares que llevan en pie muchos años, me produce vértigo pensar en todo lo que han vivido y la gente que ha estado exactamente en el mismo sitio que yo. Y entonces, como si de una película se tratara, mi mente se traslada a muchos años atrás, a otros momentos de la historia en los que ese monumento que estoy visitando no era un monumento, sino que era el sitio en el que la gente de esa época hacía su vida. Si, por ejemplo, visito un templo griego, me imagino cómo era cuando la gente de esa época acudía al templo, cómo se encontraban con sus conocidos y cómo hablaban de sus vidas con ese templo como testigo. O cuándo visité el coliseo romano, me imaginaba las luchas de gladiadores y el público gritando.


Del mismo modo, cuando en esos lugares han vivido o han estado personas a las que admiro o personas que me parecen interesantes, me emociona pensar que ambos hemos estado en un mismo sitio, hemos respirado el mismo aire, bueno, no el mismo exactamente pero ya me entendéis y también hemos pisado el mismo suelo. Y no, no estoy utilizando este podcast como un diario personal ni como sesión de psicoanálisis, te cuento esto por una razón. Y la razón es porque en el episodio de hoy vamos a hablar de una institución, que cuando entras en ella, en sus edificios, de repente, sientes el peso de la historia en el aire. Esta institución es la universidad que tiene el honor de ser la más antigua de España, la Universidad de Salamanca. 


Vamos a hacer un viaje al pasado y vamos a irnos a la Edad Media. Hoy en día, todo el mundo tiene derecho y acceso a una educación básica gratuita y pública en nuestro país. Pero en la Edad Media la educación era un lujo. La mayoría de la población era analfabeta, era una población agraria y rural que lo único que hacían era trabajar. La cultura no estaba al alcance del populacho, y a los poderes de esa época les venía muy bien, claro. La población que no está preparada es más fácil de dominar. En aquella época solo había un sector de la población que realmente era culta, estudiaba y estaba muy preparada, el clero. 


Dicho esto, nos vamos concretamente al año 1218, año en que la Península Ibérica es un hervidero de batallas entre reinos para quedarse con el control de la misma, y sobre todo entre sur y norte, al sur los musulmanes, y al norte los cristianos. Pues en medio de todas estas batallas, vamos a destacar la figura de Alfonso IX de León, el rey de León. Este rey decide en ese año fundar en la ciudad de Salamanca el Estudio General de Salamanca, bajo el nombre de Studii Salmantini. Emulando así al Estudio General de Palencia, que fue la primera institución educativa de estudios superiores que hubo en España y que se creó gracias a su sobrino Alfonso VIII de Castilla en el año 1208. 


¿Por qué en Salamanca? Parece ser que por varias razones. Una razón puede ser que hay constancia de que ya en el siglo XII en esta ciudad existieron unas escuelas catedralicias, que eran unas escuelas episcopales que se creaban alrededor de las bibliotecas de las catedrales. Otra razón es que Salamanca estaba en una posición estratégica y contaba con las infraestructuras para acoger estudiantes. Y puede ser que hubiera un componente más humano, y era para evitar que las personas del reino de León tuvieran que irse a Castilla a estudiar en la de Palencia. Sea como sea, en el año 1218 se crea esta institución. 


Y esto que, a lo mejor, nos parece una cosa banal vista desde nuestros ojos, vista desde la actualidad, en realidad fue un elemento crucial para la historia, de hecho, cambió la historia. ¿Por qué? Porque de repente los estudios superiores, la educación, en cierta manera, se democratizaron a un público mayor, no solo al clero. Permitió que otros sectores de la población accedieran a estudios, que a su vez les hicieron ascender socialmente, de hecho, la mayoría de los trabajadores de la administración del reino salían de sus aulas. 


Entonces llega la figura de Alfonso X El Sabio, sin el que la cultura actual de nuestro país no habría existido. Y en el año 1252 permite a esta institución convertirse en universidad, cosa que la convierte en la primera de Europa en conseguir eso. Y en el año 1254 le da a la Universidad de Salamanca su propio estatuto, llamado La Carta Magna del Studium, y que sería su consagración definitiva. 


¿Qué se decía en este estatuto? Muchas cosas, entre ellas, se estableció que los alquileres fueran asequibles para los estudiantes, se instauraron las primeras cátedras, que serían Derecho Civil, Derecho Canónico, Artes y Física, se crearon distintos cargos como el de bibliotecario, se aseguró el aprovisionamiento de la ciudad y se fijó una dotación económica anual para la universidad procedente de la Hacienda Real. Como se crea el cargo de bibliotecario es obvio que se crea una biblioteca, cosa que no es moco de pavo, porque esta biblioteca de la Universidad de Salamanca se convierte en la primera biblioteca pública del Estado y la primera biblioteca universitaria de Europa. 


Una cosa muy importante para esta universidad es algo que pasa en el año 1255. En ese año el papa Alejandro IV le concede lo que se llamaba la bula Dignum Arbitramur, y con ella se le concede lo que se conoce como licentia ubique docendi, o lo que es lo mismo, el poder enseñar en cualquier lado. Es decir, que el título tiene validez universal, excepto en Bolonia y París. 


Hasta el siglo XIX el idioma en que impartían las clases era el latín, y las clases no eran como las conocemos hoy en día. Había tres modalidades de clases: comentarios analíticos de obras clave, clases magistrales y ejercicios dialécticos.


Una cosa característica de esta universidad era algo por lo que algunos hoy en día darían dinero que pasara, y es que en esta universidad no había exámenes, sino que al final del curso había solo un examen final para sacarse el título de bachiller, licenciado o doctor. Y este examen es una de las claves para entender una de las cosas más características que se pueden ver en la actual Universidad de Salamanca, los famosos vítores. 


Hay quien dice que son los primeros grafitis de la historia, porque lo cierto es que son unas pinturas que se pueden ver en las paredes de la universidad y que están ahí desde el siglo XIV. ¿Qué son? Era tradición que los futuros graduados pasaran la noche anterior al examen velando en la capilla de Santa Bárbara, que está dentro de la universidad, y ahí se celebraba también el examen. Si el estudiante en cuestión aprobaba el examen, había una gran fiesta que terminaba con una corrida de toros. La tradición decía que al terminar la corrida había que hacer la ‘pintada’ del vítor con el nombre del nuevo doctor, realizada con sangre de toro mezclada con aceite. 


La Universidad de Salamanca ha vivido momentos históricos y ha tenido entre sus estudiantes o profesores leyendas de nuestra cultura.  En su claustro se discutió la viabilidad del proyecto de Cristóbal Colón, se inventó el calendario gregoriano o salieron las mentes que darían la primera constitución española llamada “la Pepa”. A la Universidad de Salamanca llegó la primera imprenta de España, de mano de uno de sus profesores más famosos, Antonio de Nebrija, que en 1492 publicó la primera Gramática castellana, obra crucial para nuestro idioma. 


Ha habido otras muchas figuras relacionadas con esta universidad como fue el escritor Unamuno, que hasta fue rector de esta institución. Sin duda, uno de los grandes nombres relacionados con la universidad salmantina es Fray Luis de León. Fue poeta, humanista y religioso y era profesor en esta universidad. Tenía un gran éxito en aquella época como escritor, cosa que hizo que se le tuviera mucha envidia. Y en aquella época que te tuvieran envidia, depende de quién, podía ser un problema muy grave. Porque en aquellos años existía la Santa Inquisición, que era un tribunal creado por la iglesia católica y que pretendía luchar contra la herejía. Si te denunciaban, había un juicio, pero era terrible y la Inquisición se llevó por delante muchas vidas. El caso es que a Fray Luis de León lo acusaron de hereje, razón por la que estuvo separado de la docencia, porque estuvo juzgado y en prisión. Hay una historia que cuenta que al volver a las clases, cuatro años después, según cuenta la leyenda, con toda la tranquilidad del mundo empezó su clase diciendo: “Decíamos ayer…”, como si lo que había pasado esos años no hubiera existido. 


Así que cuando vayas a la Universidad de Salamanca y pasees por sus edificios, piensa que estás en una institución pionera, en una de las universidades más antiguas, las mentes más importantes de nuestro país pisaron ese suelo y más de 800 años te contemplan. No sé a ti, oyente, pero a mí eso me da vértigo y también me encanta.


samedi 1 octobre 2022

Cours de conversation en espagnol du 30 septembre

 Hoy Hablamos, episodio 1431. Expresiones de gallos y gallinas.


Hoy te presentamos expresiones que tienen como protagonista un ave: la gallina. Bueno, la gallina y también el gallo, el macho de la gallina. A partir de ahora sabrás que cuando alguien se pone gallo no se está poniendo un disfraz de un gallo, sino que se está comportando de una manera arrogante y violenta. Esto y mucho más vamos a practicar aquí. Coge lápiz y papel porque empezamos.

Hoy hablamos de expresiones de gallos y gallinas. 

En este nuevo episodio de expresiones nos vamos a centrar en un animal que nos despierta por las mañanas, el gallo; y en un animal que nos da los huevos necesarios para preparar una tortilla de patatas, la gallina. Hablamos de estas aves o, más bien, hablamos de algunas expresiones que contienen las palabras gallo o gallina. Y, ¿cómo vamos a ver estas expresiones? Pues como solemos hacerlo siempre, con una historia. 

Los protagonistas de nuestra historia son Marta y Dani. Marta y Dani están tan tranquilos pasando la noche cuando algo sucede, algo que les hará pasar mucho miedo. ¡Vamos allá! 

«Marta y Dani estaban en un club disfrutando de unas cervezas y jugando a algo que les apasiona: el billar. Marta iba ganando y Dani tenía la intención de remontar la partida. No sería fácil, puesto que Marta era conocida en el pueblo como “La invencible”. Llegó su turno y Dani estaba preparado para darle a la bola cuando, por accidente, le dio un golpe con el palo al hombre que había detrás. Dani se disculpó, pero el señor no aceptó las disculpas y le dijo que le había golpeado a propósito. En ese momento, el señor empezó a ponerse gallo e insultar a Dani. Las cosas empezaron a ponerse feas. Debido a que la situación iba poniéndose tensa, Dani le gritó: “Cuidadito conmigo, eh, que soy campeón de judo de mi pueblo”.

El hombre, lejos de asustarse, se quitó la camiseta y se quedó con el torso desnudo. Estaba preparado para la pelea. Dani, por el contrario, no estaba preparado para ese tipo de acción. Marta, una mujer muy pacífica, empezó a hablar con el hombre para intentar calmarlo. Le dijo: “Tranquilo, no pasa nada, no tienes que ponerte así de gallo. Con la violencia no conseguirás nada”. Marta se giró para hablar con su amigo y decirle que no hiciera caso a las provocaciones del señor, pero Dani ya no estaba.

Dani se había ido corriendo. En menos que canta un gallo, había cogido sus cosas y se había ido corriendo al aparcamiento para meterse en el coche. Tanto Marta como el hombre sin camiseta se rieron a carcajadas. Ya con la situación más tranquila, Marta se reunió con Dani y le dijo: “Amigo, estoy muy orgullosa de ti. No pienses que eres un gallina. Has hecho lo correcto. Recuerda, el cementerio está lleno de valientes”. Dani, temblando, le contestó: “Mira, Marta, no pienses que tengo miedo; en absoluto. Si tengo la piel de gallina es porque hace frío, no es por otro motivo. He salido corriendo porque en el club hacía mucho frío y he venido a coger la chaqueta que tenía en el coche. Además, me duele la mano porque el otro día me caí al suelo. No obstante, si no hubiera tenido frío y no me doliera la mano, otro gallo cantaría”. Marta, por su parte, sorprendida por la excusa de su amigo, volvió a reírse a carcajadas». 

¿Qué te ha parecido la excusa de Dani? Yo no me la creo. Sin embargo, he de decir que me parece una buena decisión. Dani hizo bien en correr. En una situación como la que vivió, correr puede ser una buena opción. No vale la pena pelearse con nadie por una tontería así. 

Dicho esto, ¿qué te parece que vayamos a practicar con las cinco expresiones de hoy? Todas ellas con los animales que protagonizan el episodio de hoy: gallinas y gallos. ¡Vamos allá! 

Ponerse gallo 

La primera expresión que hemos visto o, mejor dicho, escuchado ha sido: ponerse gallo. Ha sido aquí: “Dani se disculpó, pero el señor no aceptó las disculpas y le dijo que le había golpeado a propósito. En ese momento, el señor empezó a ponerse gallo e insultar a Dani. Las cosas empezaron a ponerse feas”. 

Vale, pues como decía hace un rato ponerse gallo no significa ponerse un disfraz de ese animal; es algo menos divertido. Y es que alguien que se pone gallo intenta imponerse a los demás mostrando una actitud agresiva y/o arrogante. Sin ir más lejos, ya sabemos que los gallos son un poco arrogantes. Si has tenido un gallo, sabrás que los gallos no son los animales más amigables del mundo. 

De esta manera, la próxima vez que estés en un atasco y el conductor de al lado se ponga a tocar el claxon y a gritarte, podrás decirle algo así: “¡Eh, no te pongas gallo, ten un poco de paciencia!”. O, mejor, no le digas nada, quizá sea mejor así, no queremos que ese conductor se ponga más gallo aún. 

En menos que canta un gallo 

Bien, pues dejamos la agresividad a un lado y vamos a pasar a la segunda expresión del día: en menos que canta un gallo. Una frase que hemos escuchado aquí: “Marta se giró para hablar con su amigo y decirle que no hiciera caso a las provocaciones del señor, pero Dani ya no estaba. Dani se había ido corriendo. En menos que canta un gallo, había cogido sus cosas y se había ido corriendo al aparcamiento para meterse en el coche”. 

¿Qué significa eso de en menos que canta un gallo? Pues te lo voy a decir en menos que canta un gallo, es decir, te lo voy a decir rápidamente. Y es que esta expresión significa en un momento, en un instante, rápidamente. 

Dani se fue a su coche corriendo, rápidamente, ni siquiera su amiga Marta se dio cuenta de cómo se iba, puesto que lo hizo como un rayo, en un instante. 

Entonces, en caso de que un día estés en la oficina y un cliente te requiera una información por teléfono, podrás responderle: “Genial, en menos que canta un gallo le envío esa información por correo electrónico, Señora González”. 

Ser un gallina 

Vamos con la tercera expresión del día y, en este caso, con el consejo que Marta le dio a su amigo, un consejo de vida: «Marta se reunió con Dani y le dijo: “Amigo, estoy muy orgullosa de ti. No pienses que eres un gallina. Has hecho lo correcto. Recuerda, el cementerio está lleno de valientes”». 

Claro que sí, muy bien, Dani, en estas situaciones lo mejor es correr. Entonces, siguiendo este ejemplo, podemos decir que alguien es un gallina cuando es un cobarde.

Lo interesante de aquí es que se emplea el artículo un y no una. Y ya sabes que gallina es una palabra femenina. No pasa nada, si hablamos de un hombre, vamos a utilizar esta expresión con el artículo en su forma masculina. Y esta expresión la podemos utilizar tanto para hombres como para mujeres, ambos podemos ser gallinas. 

Piel de gallina 

Llegamos ya a nuestra cuarta expresión, en este caso, continuamos con la gallina. Tenemos la frase: piel de gallina. Una frase que hemos visto en este fragmento, cuando Dani le dijo a Marta: “Mira, Marta, no pienses que tengo miedo; en absoluto. Si tengo la piel de gallina es porque hace frío, no es por otro motivo. He salido corriendo porque en el club hacía mucho frío y he venido a coger la chaqueta que tenía en el coche”. 

Bueno, la realidad es que Dani aparte de tener algo de frío, tenía miedo. Y es normal, yo también lo tendría en esa situación. No es agradable que una persona quiera darte una paliza teniendo un palo de billar en la mano. 

Centrándonos en la expresión, podemos decir que una persona tiene la piel de gallina cuando su piel tiene el aspecto de la piel de una gallina a causa del frío o del miedo. Aunque también puede ser por otro motivo, ya sea por algo que te cause impacto, te emocione o similar. 

Normalmente la piel de gallina la podemos notar o ver en los brazos. Quizá también por el cuello, pero principalmente por los brazos. Es una sensación curiosa, ¿verdad? 

Otro gallo cantaría 

Y, por último, volvemos al gallo. Volvemos a este animal para analizar la expresión: otro gallo cantaría. Esto es lo que dijo Dani: “me duele la mano porque el otro día me caí al suelo. No obstante, si no hubiera tenido frío y no me doliera la mano, otro gallo cantaría”. 

Ahora sí que vemos cómo Dani se pone gallo, eh. Se pone gallo cuando está protegido dentro del coche... ¡Qué listo es! 

Yéndonos al significado de la expresión, podemos decir que utilizamos otro gallo cantaría para decir que si algo se hubiese hecho de otra manera, el resultado sería diferente, es decir, se va a usar para hablar de una hipótesis, una hipótesis que por lo general va a ser favorable. 

Vamos a encontrar esta expresión en un montón de oraciones condicionales. Un ejemplo muy claro, si alguien pierde en algún juego porque tuvo mala suerte, puede decir que si no hubiera tenido tan mala suerte, otro gallo cantaría. 

Pues nada, esta era la última expresión del día de hoy. Podemos decir que ya eres un experto en expresiones de gallos y gallinas. ¿Cómo te sientes? Bueno, pues ya podemos ir haciendo la revisión de las cinco frases, puesto que estamos llegando al final del episodio. Hemos hablado de estas cinco: ponerse gallo, en menos que canta un gallo, ser un gallina, piel de gallina, otro gallo cantaría. 

dimanche 18 septembre 2022

Cours de conversation en espagnol du 16 septembre

1415. Frases ambiguas 

Hoy hablamos de frases ambiguas.

Roi: Hola, Paco.

Paco: Muy buenos días, buenos días, queridos oyentes. ¿Qué tal? ¿Qué te cuentas?

Roi: Pues muy bien. No me cuento nada. ¿Y tú qué tal, Paco?

Paco: Qué forma.. ¡Qué forma tan rápida de acabar! No te cuentas nada.

Roi: No me cuento nada, Paco, soy como un cuento muy malo. Un cuento muy malo. Un cuento que no se cuenta nada. Es un cuento muy malo.

Paco: ¿Y por qué no te cuentas nada? Es porque la semana pasada hablamos de que los del norte sois más tímidos, menos extrovertidos, menos habladores y tal, ¿o por qué?

Roi: Pues puede ser, puede ser que sea eso, que no somos muy dados a contar nuestras intimidades. Entonces en realidad me han pasado muchas cosas, pero no voy a contar nada aquí, nada de nada.

Paco: Pues nos quedamos en silencio, no hablamos.

Roi: ¿Bueno, Paco, y tú qué tal? Ya fuera bromas. ¿Qué tal? ¿Cómo estás?

Paco: Fuera bromas. Pues estoy… estoy bien, pero un poco cansado. Fíjate que la respiración, me cuesta respirar porque he ido solo al supermercado.

Roi: Pero.. Pero si solo has hecho eso, si solo has ido al supermercado, no deberías estar tan cansado. ¿No, Paco? ¿Qué pasa? ¿Que sales una vez de casa y ya te cansas?

Paco: No, no, no es que solo haya hecho eso. No es que solo haya ido al supermercado. A lo que me refiero es que he ido yo solo, sin nadie más, nadie me ha acompañado. Entonces he llevado bastante carga, bastante peso y por eso estoy cansado.

Roi: Ah, bueno, pues tenías que haber especificado, Paco, tenías que haber sido más concreto, que era un poco ambigua esta frase, ¿no?

Paco: Sí, sí, sí. He jugado ahí con la ambigüedad y lo he hecho a propósito. ¿Por qué? Porque hoy hablamos de ambigüedades.

Roi: Qué bien, Paco, qué casualidad que has respondido así. Todo muy, muy aleatorio. Nada estaba preparado. Entonces justo has ido solo al supermercado y ha surgido esta ambigüedad. Y esto es lo malo del idioma, que a veces es ambiguo, opaco.

Paco: A veces es ambiguo. Y es que como te falte contexto puede haber lugar para interpretaciones erróneas. Sí, equivocaciones un poco, un poco tontas, como esta.

Roi: Claro, entonces es lo que tiene. Y hoy vamos a ver algunas frases que pueden tener un doble sentido o que son ambiguas, que no nos queda claro qué queremos decir. Entonces, cuando algo es ambiguo significa que puede entenderse de varias formas o que puede interpretarse de distintas formas. Y cuando algo se puede interpretar de distintas formas, puede generar problemas, dudas o confusiones.

Paco: He ido solo al supermercado, vale, bueno, «he ido únicamente al supermercado» o «he ido no acompañado al supermercado». Eso es.

Roi: Claro, claro. Y aquí por qué existe esta ambigüedad, porque solo es una palabra que tiene varios significados. Entonces puede ser adverbio solamente o únicamente, que solo he hecho esta única cosa, o puede ser que no estás acompañado. Estoy solo en casa. Estoy sin nadie más en casa.

Paco: ¿Tú, Roi, estás ahí solo en casa? ¿Estás acompañado? Venga, cuéntame cositas.

Roi: Ya te he dicho antes, Paco, que no te iba a contar mis intimidades, así que no intentes sacármelas.

Paco: Bueno, bueno, venga. Otro día. Otro día, entonces, hablamos de esas cositas. Venga. Pero sí, centrándonos en el tema de hoy, es que hay algunas frases muy buenas que hemos preparado por aquí y nos gustaría comentar.

Roi: Sí y empezamos con la primera, por supuesto. Y la primera utilizamos esta misma palabra, solo. Y dice así, Paco, «Me gusta el café solo».

Paco: «Me gusta el café solo», vale. ¿Qué interpretaciones podemos darle aquí?

Roi: Hay dos, ¿no? Porque «Me gusta el café solo» puede ser que te gusta tomarlo sin compañía. Me gusta tomar el café solo. Me gusta estar sin nadie.

Paco: Sí, pero el café se disfruta más con otras personas. Cuando vas al bar, hablas un poquito, charlas con el camarero o con tu amigo.

Roi: Pero a veces hay gente que es introvertida y bueno, a veces, un café solo, sin… sin compañía, un momento íntimo para ti, de soledad, de tranquilidad. También puede estar bien.

Paco: Para disfrutar del aroma, el olor, el sabor.

Roi: Para pensar en tus cosas.

Paco: Sí, sí, sí, es verdad.

Roi: Pues ese sería, esa sería una interpretación, un poco forzada también. ¿Vale? Si dices «me gusta el café solo», la más probable es la siguiente que vamos a explicar ¿no? El café solo. Es decir, un café solo es un café sin leche. Es solo café. Es una forma de llamarle al café. Café solo es cuando es solo café. Únicamente café.

Paco: De acuerdo, pues gracias por la explicación, porque como yo no bebo café, entonces no sabía que era el café solo, lo he escuchado muchas veces, pero no sabía si era café sin leche, café sin café, café sin algo, entonces.

Roi: Es café con agua. Solamente es eso. Por eso se dice café solo, porque solo es café.

Paco: Entonces, también puede estar relacionado con lo que decíamos antes, porque ese café no tiene compañía, no va acompañado de nada más.

Roi: Efectivamente, de ahí viene, pero bueno, la ambigüedad está que cuando dices café solo es un tipo de café.

Paco: Y yo tengo una pregunta. ¿Te puedes tomar un café solo acompañado?

Roi: Sí, es verdad, Paco. E incluso podrías tomarte un café con leche, solo. Ojo eh, este es nivel avanzado ya de español. Nivel cuántico.

Paco: Y nivel cuántico, Roi, ¿Por qué? Bueno, es sencillo. Es decir, un café con leche sin compañía.

Roi: No me refería a eso porque es una ambigüedad, claro. Yo me refería a un café con leche, solo, únicamente. Por ejemplo, podría pedírselo a un camarero. «-¿Qué quieres?». Y yo: «-Un café con leche, solo. Solo quiero eso. No quiero nada más». Únicamente quiero eso.

Paco: Entonces aquí está muy bien que lo hayas explicado porque sino… Y como bien dices, es algo a nivel cuántico, porque yo no lo había pillado.

Roi: Ya, ya. Es que, claro, hay mucha ambigüedad. Pero, bueno, Paco, seguimos adelante y vamos a la siguiente frase. ¿Cómo dice?

Paco: Vale, pues dice «Estoy a cargo de mi abuela». Repito, «Estoy a cargo de mi abuela». ¿Qué significa eso?

Roi: Vale, «estar a cargo de» es que tú te ocupas de algo.

Paco: Tienes razón.

Roi: Pero también es que alguien se ocupa de ti.

Paco: Es decir, si digo que estoy a cargo de mi abuela, puede ser que yo cuido a mi abuela. Yo me encargo de mi abuela porque está enferma o algo así. O también puede ser. Mi abuela me cuida a mí. Mi abuela se ocupa de mí.

Roi: Sí y en esta frase estoy a cargo de mi abuela. No podemos saber quién se ocupa de quién, quién cuida a quién. No lo sabemos porque no hay ningún tipo de contexto ni explicación. Entonces, puede ser que tu abuela te cuide a ti o puede ser que tú cuides a tu abuela porque significa las dos cosas.

Paco: Exactamente. No se puede saber. Y como no se puede saber, necesitas más contexto. Y si no hay contexto, pues te pones triste. Te pones triste porque no sabes a lo que se refiere la otra persona.

Roi: Ya y por eso, a veces, el contexto es superimportante. Vale, pues siguiente frase «Compré un coche rápido».

Paco: «Compré un coche rápido», venga, a ver, a ver, explícate.

Roi: Pues que lo compré rápidamente, ¿no? Se había estropeado mi otro coche y por eso compré un coche rápido. Lo necesitaba ya, por eso lo compré.

Paco: Como algo improvisado. Sin pensar demasiado. Sin meditarlo.

Roi: Muy rápido. Muy rápido. Estoy sin coche. Tengo que comprar un coche rápido.

Paco: Pero también puede ser otra cosa.

Roi: Puede ser que quisiera un coche rápido. Quería un coche rápido, rápido.

Paco: Como un Ferrari. Un Ferrari y lo querías en el momento.

Roi: Exactamente. Entonces compré un coche rápido. Es ambiguo porque rápido puede significar de forma rápida. De manera rápida, de manera improvisada o de repente, ¿no? Lo querías ya. O puede ser el adjetivo que va con coche. Un coche rápido, un coche muy veloz, un coche que va a altas velocidades. Entonces, depende, depende. Si yo digo «Ah, se me estropeó el coche y por eso tuve que comprar un coche, rápido».

Paco: Y de broma hemos dicho un coche rápido, rápido. Es decir, un coche muy rápido, que va a una gran velocidad, un Ferrari, por ejemplo, con mucha prisa porque no tenías tiempo y necesitabas un coche para utilizarlo en ese mismo momento casi.

Roi: Claro, así es. Pero hay que decir que esto no se suele decir así. Y de hecho, aquí… Bueno, es una frase que no se dice mucho. No solemos decir un coche rápido. No sueles ir al concesionario y decir, «hola, quiero un coche rápido». No suele ser lo habitual, creo.

Paco: ¿No? Bueno, si tienes mucho dinero, sí, te lo compras rápidamente, sin hablar con el banco.

Roi: Bueno, ya sigue Paco jugando a este juego de ambigüedad. Me refería a un coche veloz. Es un adjetivo que, aunque lo hemos usado para este ejemplo, es cierto que no solemos usarlo tanto porque generalmente quieres un coche seguro, quieres un coche con asientos calefactables, un coche eléctrico.

Paco: Y al final, Roi, lo de la velocidad y la rapidez es muy muy subjetivo, porque para mí un coche que alcanza los 150 kilómetros por hora ya, ya es veloz, ya es rápido.

Roi: Ya es rápido, para mí…

Paco: No necesariamente tiene que ir a 250 kilómetros por hora.

Roi: Exacto. Y hace 30 años la gente iba con coches que en su época eran superrápidos y ahora son los más lentos, ¿sabes? Y es como curioso cómo hemos cambiado nuestra forma de ver las cosas. Un coche que hace 40 años era muy rápido, hoy en día es como, «Ah, 70 caballos. No me llega, no me llega para la autovía«. Pero, a ver, hace 40 años todo el mundo conducía con esos coches y no pasaba nada.

Paco: Y hace más la gente iba caminando o a caballo.

Roi: Sí, sí, sí, sí, sí. Bueno, pues pasamos a la siguiente frase, Paco.

Paco: Venga, pues la siguiente es «Alquilo un piso en el centro». Repito, «Alquilo un piso en el centro».

Roi: Y aquí la ambigüedad es por el verbo alquilar. «Alquilo un piso en el centro».

Paco: ¿Eso qué significa? ¿Que estás viviendo de alquiler? Es decir, le pagas un dinero, cierto dinero a un propietario para que te deje vivir ahí o tú tienes un piso y lo ofreces para que otra persona pueda vivir ahí.

Roi: Lo alquilas. Tú alquilas un piso para que viva otra persona. Pues no lo sabemos. No lo sabemos. Nos, nos tienen que dar más información porque solo con esta frase no podemos saber cuál de las dos situaciones es. «Alquilo un piso en el centro», podría ser el título de un anuncio de alquiler. «Alquilo un piso en el centro con vistas al Parque del Retiro por 1.000 €».

Paco: Por 1. 000 €. Bueno, creo que incluso más alto, porque los precios por Madrid están por las nubes. Pero tengo que decirte que si yo escucho esta frase o esta oración rápidamente, sin contexto, lo primero que se me viene a la cabeza es que estoy viviendo de alquiler. Es decir, si yo digo «alquilo un piso en el centro», digo que yo vivo de alquiler. Es la primera impresión que me viene, pero también puede ser la otra que decíamos.

Roi: Yo creo que también y creo que es porque es más común. Es más común que tus amigos o la gente que conoces, pues, vive de alquiler, pero es menos común que una persona alquile un piso, es decir, que sea propietaria de un piso y lo alquile a otras personas. Existe, por supuesto, pero es menos común ¿no? Si en tu grupo de amigos diez personas viven de alquiler, es normal, pero luego que una tenga un piso en propiedad y lo alquile a otras personas no es tan común. Es algo un poco más raro.

Paco: Ahí está, porque como ya hemos explicado en alguna ocasión, ahora en España es mucho más habitual alquilar un piso que tenerlo en propiedad.

Roi: Sí, es algo curioso, porque… Un día podemos hablar de esto, Paco, porque sí que es cierto que en España siempre ha sido un país de de ser propietarios, pero los jóvenes ya no compran tantos pisos. Pero yo creo que no es por el cambio de cultura, sino que es porque…porque los precios son muy altos ahora mismo.

Paco: No es porque, no queremos ser propietarios, la libertad de poder vivir en cualquier lugar. No, no, no, es que los pisos están caros.

Roi: Todos mis amigos querrían tener un piso en propiedad, pero es que ahora los precios están por las nubes. Pero ese es tema para otro episodio. Paco…

Paco: Lo apuntamos por aquí, que no se nos olvide.

Roi: Pues lo voy a apuntar porque realmente luego me olvido. Hablar de pisos.

Paco: Bien, bien, ya tenemos tema, pero, Roi, es tu turno, porque yo he dicho esto de alquilar un piso en el centro y te toca a ti.

Roi: Vale, pues la frase dice así «El perro de mi vecino es muy molesto».

Paco: Uy, uy, bueno. ¿Qué es que ladra mucho, que hace mucho ruido por las noches? ¿Es un perro un poco rebelde?

Roi: Sí, puede ser un perro o puede ser la persona, puede ser el vecino el que es molesto. Bueno, vamos a explicarlo, pero sí que es cierto que lo normal es entender que hablo de «el perro de mi vecino», es decir, mi vecino es dueño de un perro y ese perro molesta. Por eso digo que «el perro de mi vecino es muy molesto», pero, Paco, puede significar otra cosa. Puede haber otro significado que es más sutil y menos común, pero podría ser. Y es que perro es una palabra que podemos decir de una persona. Yo puedo decir que mi vecino es un perro y si digo eso es…

Paco: ¿Qué es que tu vecino es un chihuahua o es un bóxer?

Roi: Sí ahora le…

Paco: ¿Le gusta disfrazarse de perro en carnaval?

Roi: Es que ahora los perros son los dueños de las viviendas. Paco, por eso los jóvenes no pueden comprarlas, son los chihuahuas, los border collies. Bueno. No, no, no, no, no es un border collie, no es un chihuahua, no es un bulldog francés, no, es… Cuando digo que… Es que me haces reír, Paco, y no puedo trabajar.

Paco: Y a mí ahora me has hecho gracia con lo de un bulldog francés, no un bulldog inglés, sino un bulldog francés.

Roi: Es que no estaba seguro, no estaba seguro. Claro, bulldog es en general y luego hay tipos de bulldog. Vale, vale. Bueno, pues la cuestión. Puedo decir que una persona es un perro. Es decir, mi vecino es un perro y es una forma de decir que mi vecino es una persona despreciable, es mala persona. Es como un insulto cuando usamos la palabra perro referida a una persona.

Paco: Sí, como alguien despreciable. Pero también lo puedes entender como una persona vaga. Por ejemplo, yo cuando era adolescente era un poco perro porque no me gustaba estudiar. ¿También se puede entender de esa manera?

Roi: Claro, depende del contexto. Esta típica palabra que dependiendo del contexto tiene diferentes significados. Entonces, si yo digo «el perro de mi vecino es muy molesto», puede ser que simplemente me estoy refiriendo a mi vecino y digo «el perro de mi vecino», es decir, «el cabrón de mi vecino, el sinvergüenza de mi vecino es muy molesto». Sería otro posible significado. Es cierto que lo más común, lo más normal, es entender que hablo del perro, que hablo del animal. Pero podría ser eso, «el perro de mi vecino, el cabrón de mi vecino».

Paco: Y otra cosa que sería incluso peor es que tanto el perro de tu vecino, es decir, su mascota, fuera molesta, como que tu vecino fuese también una persona despreciable. Entonces tendrías ahí una combinación bastante tremenda, bastante terrible, porque tendrías dos vecinos malos, no solo el hombre, sino también el perro.

Roi: Y tendrías que decir «el perro de mi vecino es muy molesto y el perro de mi vecino también es muy molesto».

Paco: Sí, pero eso ya sería rizar el rizo, sería ir muy lejos.

Roi: Como decíamos antes. Español cuántico. Necesitas un acelerador de partículas para entender estas frases.

Paco: Venga, pues si quieres, Roi, vamos con la última, a ver qué te parece la que tenemos por aquí. Y es que se trata de «La música del vecino me vuelve loco». Continuamos con el vecino, nos vamos a seguir metiendo con él. Y repito la frase «La música del vecino me vuelve loco».

Roi: Vale, me vuelve loco. Ambiguo esto, ¿no? Te vuelve loco. Yo, como suelo pensar mal sobre los vecinos, yo si me dices esto pienso que que te está volviendo loco en el sentido de que estás harto de la música del vecino. Te vas a volver loco por culpa de esa música. Realmente se te va a ir la cabeza porque te está, te está afectando mucho, te está molestando mucho. ¿La odias, esa música?

Paco: Exacto. Esa es una de las dos posibilidades. Es decir, que odias su música porque tiene un estilo musical, un gusto musical muy malo, pero también puede ser totalmente lo contrario. Imagínate que tu vecino está poniendo todo el día música rock y a ti te encanta la música rock. Entonces de esa manera podrás decir que te encanta la música del vecino, la música del vecino te vuelve loco.

Roi: Vale, perfecto, porque volver loco tiene esos dos significados. Es cuando algo te molesta, te enfada mucho, cuando odias algo. Pero también puede significar que algo te encanta. Es curioso. La misma expresión tiene dos significados opuestos.

Paco: Por ejemplo, tú me vuelves loco. Me vuelves loco. No sé qué hacer contigo. ¿Esto cómo lo entiendes? ¿De una manera positiva o negativa?

Roi: No lo sé. No podemos saberlo porque puede ser que estás enamorado de mí, ¿no? Te vuelvo loco o realmente te vuelvo loco. Piensas dios, Roi me molesta tanto. Me vuelve loco, de verdad. Yo creo que son los dos, Paco. Entre tú y yo nos volvemos locos mutuamente, en el sentido de que nos amamos y nos odiamos al mismo tiempo.

Paco: Tenemos una relación de amor odio. Es también bonito eso. ¿No crees?

Roi: Sí, yo creo que sí. Porque solo amor no me convence y solo odio, por supuesto que no.

Paco: Entonces lo dejamos ahí. Decimos que nos volvemos locos y que cada uno entienda lo que le apetezca.

Roi: Claro, está abierto a interpretaciones. Y, Paco, aquí finalizamos este episodio de ambigüedades.

Paco: Lo dejamos aquí y voy a dejar que disfrutes de tu café solo, ya que sé que a ti te gusta mucho el café. Entonces en este caso un café sin leche o un café sin compañía.

Roi: No, no, un café sin compañía. A mí me gusta el café con leche. El café tiene que estar acompañado de otro material, pero no de personas. Las personas que se queden en su casa.

Paco: Muy bien, Roi. Pues nada, lo dejamos aquí. Voy a hablar con ese vecino que me vuelve loco y vamos a disfrutar de una buena fiesta con su música.

Roi: Eso es, eso es. Venga, nos vemos la semana que viene. Cuídate mucho. Adiós.

Paco: Un abrazo para todos. Adiós.

dimanche 11 septembre 2022

Cours de conversation en espagnol du 09 sept

 GRAM 183. Proponer el cierre de una conversación



En definitiva, este episodio va a darte algunas fórmulas, algunas estructuras bastante sencillas para poner fin a la conversación que estás teniendo con alguien.

Te preguntarás, ¿cómo vamos a hacer esto? Pues con algunos diálogos entre amigos. En esta ocasión, tenemos a Susana como protagonista de esta historia. Y es que a Susana le gusta mucho pasar tiempo con sus amigos, pero también le gusta ver series e irse a dormir pronto. A ver qué nos depara esta historia. 

Bueno, pues nada más 

Pues vamos a empezar con una frase que seguro que conoces. Se trata de: bueno, pues nada más. En el aspecto gramatical no hay mucho que comentar, no hay ningún verbo, por lo que es una frase bastante sencilla. Repito: bueno, pues nada más.

Susana está de tapeo con sus amigos. Es de noche y Susana está tomándose unas bebidas y unas tapas en su bar favorito. Se lo están pasando bien, pero todo lo bueno siempre llega a su fin. Llega la hora de irse a casa. 

Susana debe irse, por lo que les dice a sus amigos: “Bueno pues nada más, debo irme, ya que mañana tengo una importante reunión de trabajo”. Como es de esperar en este tipo de situaciones, el resto de personas insisten. Su amigo, Álvaro, le dice: “Quédate un rato más, Susana. Es muy pronto todavía”. Otra amiga, Inés, le comenta: “¿Estás segura de que mañana es la reunión? El otro día me dijiste que esa reunión se había cancelado”. 

Susana, sorprendida por la buena memoria de su amiga, ni confirma ni desmiente ese comentario, pero decide quedarse un rato más. Cuando te insisten no se puede decir que no. Más aún si en la mesa hay croquetas y queso de calidad. 

Lo siento, es que…

En segundo lugar, tenemos la frase: Lo siento, es que… En este caso, tenemos el pronombre de objeto directo “lo” y el verbo “sentir”. Además, lo acompañamos de “es que…” que es un recurso muy habitual para dar explicaciones. 

Después de comerse las croquetas, el queso, y acabarse la cerveza que se estaba bebiendo, Susana comenta: “Lo siento, es que tengo que irme, chicos, estoy cansada y mañana va a ser un día bastante intenso en el trabajo”. Como lo están pasando tan bien, otra amiga insiste en que se quede un rato más: “Susana, quédate media hora más y me iré contigo, ya que vivimos muy cerca”. Susana, acepta y dice: “De acuerdo, solo una cervecita más y nos vamos”.

Ya sabemos que “la última” nunca es “la última”. Esa frase de “una cervecita más y nos vamos” es una mentira enorme, no hay quien se la crea. 

Como decía antes, después de “lo siento” vamos a explicar los motivos por los que nos vamos, sería un poco raro que nos fuéramos de un lugar y no explicáramos el porqué. 

Algo interesante de la gramática que vale la pena comentar es que, como te habrás dado cuenta, en la frase “lo siento, es que tengo que irme” no hemos utilizado el verbo en modo subjuntivo, sino en indicativo. Utilizaríamos el subjuntivo si no dijéramos el pronombre lo y si hubiera un cambio de persona, por ejemplo: “Siento que tengas que irte tan pronto, Susana”. En este caso sí uso subjuntivo, pero en el anterior no: “lo siento, es que tengo que irme”.

Tengo que dejarte, es que…

Continuamos con la tercera frase para cerrar una conversación. En este caso, tenemos la frase: tengo que dejarte, es que… Aquí nos encontramos con una perífrasis verbal de obligación o necesidad. Repito: tengo que dejarte, es que… 

Bien, pues después de acabarse rápidamente su cerveza, Susana vuelve a anunciar sus intenciones de irse: “Chicos, tengo que dejaros, es que tengo que preparar una presentación para la reunión de mañana”. 

Inés, le responde: “Venga, amiga, dinos la verdad, mañana no tienes nada que hacer. Quieres irte a casa por otro motivo…”, a lo que Susana contesta: “Vale, sí, tienes razón, me voy por otro motivo. Estoy viendo la última temporada de la serie Élite y quiero saber qué pasa. Ayer vi siete episodios y me muero de ganas por saber cómo acaba la serie”. 

Élite era el motivo por el que Susana tenía tantas ganas de acabar la reunión con sus amigos e irse a casa. No sé si has visto la serie, pero está bastante bien, te la recomiendo, seguro que te engancha.

Continuemos. Y es que tras confesar la verdad, Susana decide tomarse, ahora sí, la última cerveza de la noche. Les dice a sus amigos: “Chicos, está sí que es la última de la noche, después de esta me iré a casa”. 

Tendría que ir pensando en irme

Llegamos a nuestra cuarta frase. En esta ocasión se trata de: Tendría que ir pensando en irme. Aquí, el verbo tener está en la forma de condicional simple y volvemos a encontrarnos la perífrasis verbal tener que seguido de un verbo en infinitivo. Además, en la misma estructura, nos encontramos otra perífrasis verbal: el verbo ir seguido de un verbo en gerundio. Se trata de ir pensando. Repito la frase completa: tendría que ir pensando en irme. 

Se empieza a hacer tarde y Susana comienza a estar un poco borracha. Lleva cuatro cervezas encima, por lo que el alcohol ya está haciendo efecto. Claro, una cerveza antes de irse, luego otra cerveza antes de volver a irse… Susana nunca se va… 

Pues, después de acabarse la cerveza, Susana les comenta a sus amigos: “Chicos, tendría que ir pensando en irme, pero no, no me voy aún, me voy a quedar unos minutos más, os invito a todos a una cervecita”. 

¡Qué generosa es Susana! Cerveza gratis para todos, claro que sí. Parece que los episodios de Élite podrán esperar para otro día. Lo más importante es pasarlo bien y disfrutar rodeado de los seres que más queremos. 

Bueno, ahora sí que me voy

Y, por último, tenemos una oración menos compleja. Se trata de: bueno, ahora sí que me voy. Aquí podemos comentar que sí es afirmativo, entonces lleva tilde, y también que tenemos el verbo irse, en lugar de ir. Ya sabes que irse significa abandonar un lugar e ir significa desplazarse.  

Entonces, finalmente llega el momento de irse, así que Susana les dice a sus amigos: “Bueno, ahora sí que me voy, me he pasado un poco con la bebida y se me ha hecho un poco tarde, pero lo he pasado estupendamente con vosotros”. 

Y así es como Susana cierra la noche. La nueva temporada de su serie favorita tendrá que esperar alguna noche más. Le deseamos suerte para la mañana siguiente, ya que tendrá que despertarse con resaca e ir al trabajo. Esperemos que finalmente no tenga la reunión mencionada con anterioridad. 

¿Qué estructuras hemos utilizado hoy?

Mientras Susana se recupera de la resaca, podemos pasar a la revisión de las frases de hoy. Han sido cinco. Vamos allá:  

La primera ha sido: Bueno, pues nada más: 

“Bueno pues nada más, debo irme, ya que mañana tengo una importante reunión de trabajo”.

En segundo lugar, tenemos: Lo siento, es que…: 

“Lo siento, es que tengo que irme, chicos, estoy cansada y mañana va a ser un día bastante intenso en el trabajo”.

En tercer lugar: Tengo que dejarte, es que…:

“Chicos, tengo que dejaros, es que tengo que preparar una presentación para la reunión de mañana”. No obstante, en este caso, hemos utilizado la forma de vosotros, la segunda persona del plural. 

En cuarto lugar: Tendría que ir pensando en irme: 

“Chicos, tendría que ir pensando en irme, pero no, no me voy aún, me voy a quedar unos minutos más, os invito a todos a una cervecita”. 

En quinto y último lugar: Bueno, ahora sí que me voy: 

“Bueno, ahora sí que me voy, me he pasado un poco con la bebida y se me ha hecho un poco tarde, pero lo he pasado estupendamente con vosotros”. 

samedi 18 juin 2022

vendredi 17 juin 2022

Cours de conversation en espagnol du 10 juin

Por qué la América española se dividió en muchos países y Brasil quedó en uno solo | BBC Mundo