Ecuador: cómo ha cambiado mi país bajo el asedio de las bandas
Ecuador, alguna vez conocida como la isla de paz en una región convulsa, es ahora un país envuelto en una espiral de violencia.
Los cárteles internacionales de la droga aumentaron su fuerza en Ecuador hace poco más de 5 años en el contexto el boom de la producción y demanda de cocaína a nivel mundial y la desmovilización de las FARC en Colombia. Todo esto con un resultado palpable: Ecuador tiene ahora la tasa de muertes violentas más alta de América Latina.
La periodista de BBC Mundo Ana María Roura, viajó a su país para ver de primera mano la nueva realidad.
Ana María pudo hablar, entre otros, con un miembro de una de las bandas más peligrosas del país y con un guardacostas en Guayaquil, el puerto de Ecuador por donde sale el 90% de la droga del país.
1790. Baldomera Larra
Hola, oyente, ¿qué tal? Muchas veces se hacen listas de cuáles han sido los inventos o innovaciones españoles. En esa lista aparecen cosas como la fregona, el sacapuntas, los Chupa Chups, la silla de ruedas, el futbolín o el submarino militar. Pero hay algo más que podríamos decir que una mujer española fue pionera o de las primeras personas en hacer eso, pero jamás se habla de ella. Quizá porque no es algo muy positivo.
Hoy vamos a unir uno de los apellidos más respetados de la literatura española, el apellido Larra, con la estafa piramidal. Y lo haremos hablando de Baldomera Larra.
Vamos a empezar por el principio y vamos a conocer los orígenes de nuestra protagonista. Sin duda, su apellido te sonará de algo. Con razón. Era la hija de Mariano José de Larra, que fue escritor, periodista y político español, y uno de los máximos representantes del romanticismo español. Pues bien, Larra y su mujer, Josefa Wetoret, tuvieron tres hijos, Luis Mariano, Adela y Baldomera. Esta última es nuestra protagonista.
Baldomera Larra nació en 1833 y lo cierto es que de su infancia poco se sabe, salvo que tenía 4 años cuando su padre se suicidó.
En aquella época, la madre, al quedarse con tres niños, no podía hacer mucho, así que parece ser que buscó ayuda para que el hijo varón estudiara y las dos hijas se quedaron con ella. Las niñas, que parece ser que eran muy atractivas y elegantes, intentaron buscar un buen marido. Y lo consiguieron. Baldomera se casó con Carlos de Montemayor, que era médico de la Casa Real. Y la hermana se casó muy bien también y además fue la amante del rey Amadeo de Saboya. Parece ser que se conocieron gracias a la relación de Baldomera con su marido.
El caso es que el reinado del italiano no fue el más sencillo del mundo, ni la situación política era la más fácil. Por eso, dos años después de subir al trono, abdicó y volvió a Italia. En esta situación, el marido de Baldomera, que recordemos que era el médico de la Casa Real, decidió poner tierra de por medio y se marchó a Cuba en el año 1873.
Dejó en España a su mujer y a sus tres hijos en una situación económica muy complicada. Ante esta situación, Belarra tuvo que acudir a prestamistas a pedir dinero y tenía que pagar un interés enorme. Pero claro, al hacer tanto uso de los prestámos empezó a entender cómo funcionaba el mercado y eso le dio una idea de negocio, montar su propio banco de inversiones.
En el año 1876 fundó su negocio que se llamaba la Caja de Imposiciones. Era una especie de banco, en el que la gente depositaba su dinero y ella prometía devolver la inversión duplicada al mes siguiente. Ella decía así: “Quien le dejara una onza de oro, al mes se la devolvería duplicada”. ¿Una promesa un poco loca, verdad? Sí, muy loca, pero hubo algunas personas que decidieron correr el riesgo e invertir su dinero y, posiblemente sorprendidos, vieron su inversión duplicada. Baldomera cumplió con lo prometido, y claro, viendo que la señora cumplía con lo prometido, la voz se corrió como la pólvora por todo Madrid. Hay una persona que está dando intereses altísimos por tu dinero y además cumple con sus pagos.
Eso fue así al principio, pero en las siguientes inversiones ya no ofrecía duplicar la inversión. Igualmente ofrecía un interés extremadamente alto, ella prometía un 30% de retorno mensual. Estamos hablando de un rendimiento muy elevado, para ver la magnitud, podemos compararlo con el retorno medio que da una inversión en el índice Dow Jones, que es el índice de bolsa más antiguo de la historia. El Dow Jones de media ha dado en sus 127 años de historia un rendimiento anual del 8% aproximadamente. En cambio, Baldomera Larra prometía un 30% mensual, es decir, un 360% anual. ¿Demasiado bonito para ser verdad? Pues sí, pero la realidad es que durante los primeros meses, Baldomera pagaba correctamente todos los intereses y los pagaba a tiempo.
Claro, un 30% mensual, cumplía con los pagos, tenía una oficina en la capital española… Tuvo mucho éxito, de hecho, tuvo tanto éxito que se formaban largas colas en su oficina y tuvo que cambiar varias veces de ubicación en la capital española. Estuvo primero en la calle de la Greda, luego en la plaza de la Cebada, y por último, en la plaza de la Paja. En esta última localización el negocio ya era muy boyante.
Su negocio era muy sencillo, en realidad. La gente llegaba, ingresaba una cantidad de dinero, y eso lo apuntaba en un papel donde ponía el nombre de la persona y la cantidad ingresada. Ella ofrecía un rendimiento de un 30 % mensual. Pagaba esa cantidad puntualmente y por eso tuvo tanto éxito.
Cuando ella estaba en pleno auge la llegaron a apodar “la madre de los pobres”, porque permitía que incluso los pobres pudieran tener grandes beneficios. Dicen que era cautivadora.
Cuando le preguntaban en qué consistía su negocio, ella solo respondía: “Es tan simple como el huevo de Colón”. Y cuando le preguntaban cuál era la garantía en su negocio en caso de quiebra, decía: “¿Garantía?, una sola: el viaducto”. Te aclaro, oyente, que el viaducto era el lugar por antonomasia de Madrid al que acudían las personas que querían suicidarse.
Tal fue la repercusión, que hasta periódicos internacionales como Le Figaro de París y L’Indépendance Belge de Bruselas hablaron de ella. Llegó a recaudar 22 millones de reales y hubo unas 5000 personas involucradas.
La gente no sabía cómo esta mujer conseguía dar esos intereses tan altos, pero había un rumor. ¿Te acuerdas de que el marido se había marchado a Cuba? Pues mucha gente decía que Baldomera enviaba todo el dinero al marido y el marido hacía negocios en Cuba y por eso conseguía sacarle tanta rentabilidad al dinero.
La verdad es que podría ser una buena explicación, podría tener sentido, pero ella no hacía eso. La realidad era más sencilla. Ella pagaba los intereses con el dinero que ingresaba de los nuevos inversores. Cuando un nuevo inversor metía dinero en el banco, usaba ese dinero para pagarle el interés a los inversores anteriores y así, hasta el infinito. Pero claro, lo malo del dinero, es que no es infinito.
Efectivamente, se trataba de una estafa piramidal, lo que actualmente conocemos como esquema Ponzi. Baldomera Larra fue una pionera en esto de las estafas piramidales. No puedo decir que fue la primera, porque para ser justos hay que decir que Adele Spitzeder en Alemania llevó a cabo la que posiblemente fue la primera estafa piramidal de la historia moderna unos pocos años antes que ella, en 1869. Pero bueno, Baldomera fue la segunda y quizá ni siquiera sabía de la existencia de la otra mujer. O quizá sí y siguió su ejemplo, no lo podemos saber.
Sigamos con la historia. ¿Cómo acabó esto? ¿Consiguió pagar todos los intereses? Evidentemente no. En 1876 la quiebra de su empresa era inevitable, no tenía forma de pagar a sus acreedores y Baldomera lo sabía. Los rumores de crisis estaban ya por todo Madrid. En esa situación, Baldomera diseñó un plan de huida.
Un día se presentó en el teatro de la Zarzuela con sus joyas y dejándose ver para calmar las aguas, para dar a entender que no pasaba nada. Era su manera de acallar los rumores de la enorme crisis que se venía encima. Pero formaba parte de un plan, porque en la mitad de la representación se dio a la fuga en un carruaje que estaba esperándola y salió de España con ocho millones de reales. Para que te hagas una idea de la cantidad de dinero que estafó, he calculado que esa cantidad actualmente podría equivaler a unos 20 millones de euros.
Dos años después se tuvo conocimiento de que vivía en Francia bajo una identidad falsa, momento en que se pidió su extradición y llegó a España para ser juzgada. En el juicio, ella alegó que la culpa había sido de la prensa. Sí, has oído bien. Según ella, debido a la mala prensa que le hicieron dejó de tener nuevos inversores y por eso se acabó el negocio.
El 26 de mayo de 1879 salió la sentencia, y la condenaron a seis años de prisión. Por cierto, es curioso que sus colaboradores en el negocio fueron absueltos. Cuando se supo la sentencia, hubo una campaña de apoyo enorme hacia Baldomera, fue apoyada por gente sencilla y también por grandes aristócratas. Supongo que esas personas que la apoyaban no fueron afectadas por la estafa. Como te podrás imaginar se convirtió en un auténtico fenómeno.
Pero la cosa no se quedó ahí, ya que su abogado presentó un recurso al Tribunal Supremo de Justicia donde pedía su total absolución, basándose en un apartado concreto de la ley. Según el derecho español del siglo XIX, una mujer casada no podía hacer contratos sin el consentimiento de su marido, y recordemos que el marido se había marchado a Cuba, por tanto, ella no podía haber realizado esos contratos de manera legal ni podía tener acreedores. Gracias a eso fue absuelta de sus delitos y liberada de prisión.
Poco se sabe de su vida una vez absuelta. Unos dicen que se fue a Cuba con su marido y que cuando este murió volvió a casa de su hermano fingiendo ser “la tía Antonia”. Otros dicen que se fue a Buenos Aires. Otros que se fue a Inglaterra a bordo de un barco en el que viajaba también el anarquista Mijail Bakunin. Lo único cierto que sabemos es que jamás devolvió el dinero.
Baldomera Larra, una de las primeras personas en hacer un esquema Ponzi, mucho antes de que Ponzi naciera. Por si tienes curiosidad, a principios del siglo XX Carlo Ponzi montó una estafa piramidal basada en invertir en cupones postales, en la que también daba grandes intereses y los pagaba utilizando el dinero de los nuevos inversores. Se calcula que los inversores perdieron el equivalente en la actualidad a 230 millones de dólares. Estafó a muchas personas en Estados Unidos y dio nombre a esta estafa, pero no fue pionero, ya que muchas otras personas antes que él utilizaron este esquema para estafar a la gente.
Este método se basa en ofrecer una gran rentabilidad a los inversores, y esto se puede hacer gracias a los nuevos inversores. Esos intereses son pagados con el dinero de los nuevos clientes. Pero es insostenible y siempre llega un momento en el que no es posible pagar los intereses, porque no hay suficientes inversores nuevos.
Y aunque parezca algo del pasado, hay casos muy famosos ocurridos en las últimas décadas, como Gescartera en España, Patrick Bennett en Estados Unidos o uno de los más recientes y más famosos de la historia, Madoff. Y aunque no sea algo de lo que estar orgulloso, lo justo es que digamos que Ponzi no fue el primero, una de las primeras fue una mujer española llamada Baldomera Larra. Después del episodio de hoy, quizá cuando veas un esquema Ponzi, pensarás en llamarlo “esquema Baldomera Larra”.