La transición
Hola, oyente, ¿qué tal?, ¿cómo estás? El presidente del Gobierno en 1976, Adolfo Suárez, dijo esto en su primer discurso: “Si la sociedad española aspira a una normalización democrática, vamos a tratar de conseguirla. Si se ha iniciado como tarea urgente la reforma política, vamos a acelerarla con el realismo que nuestro tiempo exige. Y si nos encontramos con graves problemas en nuestra vida diaria, vamos a esforzarnos en encontrar soluciones...”. Quizá no entiendas bien de qué habla aquí Adolfo Suárez, pero después de este episodio entenderás a qué se refería.
Hoy hablamos de la transición.
La historia y su estudio es algo realmente fascinante. Muchas veces pensamos que la historia es algo cerrado, algo que pasó y que por esa razón ya es algo cierto e inamovible. Pero lo cierto es que la historia es algo en continua revisión, y de ahí el hecho de que sea algo tan interesante. Lo que hace que esté en constante revisión son muchos factores, pero uno de ellos, y fundamental, es el tiempo. O más bien, la perspectiva que da el tiempo. Por ejemplo, hablar de la Guerra Civil española mientras sucedía era posible, pero faltaba la perspectiva del tiempo y poder conocer todos los puntos de vista y qué pasó realmente. Es por eso que hoy día tenemos una visión mucho más completa de lo que pasó, y podríamos decir que hasta más realista, que los que lo vivieron en carne propia. Nosotros hoy vamos a hablar de un episodio relativamente reciente de nuestra historia como país, pero un episodio con una importancia tan grande y una sombra tan alargada, que aún hoy nos afecta. Y es que sin este episodio de nuestra historia, España hoy no sería lo que es, una democracia. Hoy vamos a hablar del periodo histórico conocido como la transición.
Si tuviéramos que definir la transición podríamos decir que es el proceso a través del cual España pasó de ser una dictadura a convertirse en una democracia. Este proceso histórico tiene un principio y un fin, aunque para la fecha de su fin hay discusiones, hay incluso quien dice que no ha terminado, pero históricamente tiene principio y fin.
La transición se inicia el 20 de noviembre de 1975, cuando Carlos Arias Navarro, con un semblante muy triste, aparece en los televisores de todos los españoles y dice esta histórica frase: “Españoles: Franco ha muerto”. El 20 de noviembre de 1975 muere el dictador Francisco Franco, acaba la dictadura, y por lo tanto, se abre un nuevo episodio en la historia de España.
Franco ha muerto, ¿y ahora qué? Cuando muere el dictador se abren tres posibilidades. Una posibilidad era la continuación del régimen franquista, es decir, que la dictadura continuase con un nuevo dictador; otra posibilidad era una ruptura democrática, que supondría un gobierno provisional y convocatoria de elecciones generales; y la tercera opción era la reforma del sistema político desde dentro de las instituciones hasta alcanzar la democracia. Para ver qué postura se elige, tenemos que saber varias cosas. En primer lugar, en qué punto se encontraba la sociedad española y en segundo lugar, en qué punto se encontraba la popularidad del régimen franquista en esta época, cuando muere el dictador.
Tenemos que tener en cuenta que esto ocurre en los años 70 y la sociedad ha avanzado y se ha modernizado mucho más rápidamente de lo que le hubiera gustado al régimen franquista. Es por eso que la gente reclamaba una democracia como las del resto del mundo y las del resto de Europa. Y por esa misma razón el régimen franquista tenía pocos apoyos, sabían que no podían seguir con el mismo proyecto que tenía Franco.
Franco antes de morir había traído de vuelta a España la monarquía. Y así, el 22 de noviembre de 1975, el Príncipe Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey de España. De esta manera, quedó restaurada la Monarquía en España y el rey se alzó con la Jefatura del Estado.
¿Quién era el presidente del Gobierno en aquel momento? Una persona mencionada antes en este episodio, era Carlos Arias Navarro, la persona que había anunciado la muerte del dictador. Él era el presidente del Gobierno nombrado por Franco, y fue nombrado presidente por el rey. Pero tengo que decirte que en este proceso de la transición, realmente Arias Navarro sería un cero a la izquierda y terminaría por dimitir. A partir de este momento hay dos nombres clave, el rey Juan Carlos y Adolfo Suárez.
El rey era consciente de que si quería triunfar como rey y que lo aceptaran los españoles tenía que reinar para todos los españoles, no solo para los que apoyaban el franquismo. Y es por eso que, de todas las opciones que se planteaban y que vimos antes, optó por la vía reformista. Es decir, reformar la institución desde dentro para así poder conseguir con el tiempo la democracia. Pero tenía un problema, Arias Navarro, el presidente, que quería seguir con la política continuista de Franco. El rey hace todo lo posible para que dimita y finalmente lo consigue en el año 1976. El rey pone como presidente del Gobierno a Adolfo Suárez, un joven político que había desempeñado algunos cargos públicos durante la dictadura, pero que tenía una clara idea reformista. Es decir, tanto el rey Juan Carlos como Adolfo Suárez querían lo mismo, la democracia.
Adolfo Suárez, que sería la persona clave en todo este proceso de la transición, tenía una labor sumamente importante, poner de acuerdo a todos los bandos, o por lo menos llevarlos a un punto más o menos común. Tenía que hacer una reforma aceptada por todos. Como él mismo dijo: “Esta [reforma] exigía dos tácticas distintas: una para convencer a los grupos que pretendían la continuidad del régimen de la necesidad de la reforma; otra, para las fuerzas políticas de la entonces llamada oposición para convencerles también de que la reforma abriría los caminos de la libertad que ellos demandaban. Ambas debían converger en la aprobación de una Constitución elaborada entre todos y que para todos sirviera”.
Esta reforma de la que hablaba tenía un nombre, era la Ley para la Reforma Política, y tras mucho esfuerzo y negociaciones consiguió que se aprobara el 18 de noviembre de 1976. Y es que la importancia de esta ley era inmensa, ya que era el instrumento jurídico que permitió la transición. En ella se eliminaban todas las estructuras jurídicas del franquismo y su fin era la convocatoria de elecciones generales democráticas y libres.
¿Cuáles fueron los puntos fundamentales de esta reforma? Lo más importante es que establece que España era una democracia parlamentaria y que las Cortes, Congreso y Senado se elegirían por sufragio universal. Además, se legalizaron todos los partidos políticos, entre ellos el Partido Comunista que había estado prohibido por el franquismo. Asimismo hubo una amnistía de presos políticos, es decir, se dejaron libres a todas aquellas personas que habían sido condenadas a la cárcel por sus ideas políticas durante el franquismo, como el poeta Rafael Alberti o el líder del Partido Comunista, Santiago Carrillo.
Después de esto vendrían dos momentos importantes para la culminación de esta transición, la convocatoria de elecciones y la creación de una Constitución. Una parte muy importante de esta reforma y clave para el gobierno de Suárez era que tenía que someterse a referéndum, es decir, el pueblo tenía que pronunciarse en este tema, tenía que decir si quería o no esta ley. Este referéndum era muy importante porque permitía a Suárez saber qué opinaba la población española y ver el apoyo real que tenía la nueva propuesta democrática.
Pues bien, a este referéndum acudieron a votar el 77,8 % de los electores, y tenían que votar para responder a la siguiente pregunta: “¿Aprueba el Proyecto de Ley para la Reforma Política?”. ¿La respuesta? Venció el sí con el 94,45 % de los votantes. Suárez supo que tenía el apoyo de los españoles y que la democracia real estaba cada vez más cerca. Cada vez era más real y posible lo que siempre defendió: gobernar con el consentimiento de los gobernados.
De esta manera, el 15 de junio de 1977, se producen en España las primeras elecciones democráticas, después de 41 años sin elecciones. Lo cierto es que si tú hablas con cualquier persona que creyera en la democracia y que viviera aquel momento, te lo contará con una inmensa emoción. ¿Quién ganó? El partido más votado fue la Unión de Centro Democrático, más conocido como UCD, y cuyo líder era Adolfo Suárez. Así, Suárez se convirtió en el primer presidente de la democracia. No fue presidente por haber sido puesto a dedo por el rey, sino que fue elegido democráticamente por los españoles. Su partido consiguió 166 escaños, se quedó a 9 de la mayoría absoluta y fue seguido por el Partido Socialista Obrero Español, PSOE, con 118 escaños.
En estas elecciones, y con estos resultados, se dan dos elementos clave para una democracia sana. Por un lado, se dejan de lado, porque no obtienen casi votos, los partidos con ideas más radicales, los vencedores son los moderados. Cosa importante en ese momento, solo con la moderación y la tolerancia se podrá conseguir una democracia. Pero además, surge algo que no conocían casi los españoles, el pluralismo político y la diversidad de opiniones o visiones políticas que pueden ser votadas libremente.
En realidad, la transición acaba en este momento, en el momento en que se dan las primeras elecciones democráticas. En este punto se ha dado la soberanía al pueblo de manera libre y el pueblo ha elegido. Pero lo cierto es que mucha gente sitúa el fin de la transición un año más tarde, con la aprobación en 1978 de la Constitución española, nuestra guía para la democracia.
Sea como sea, la transición acaba con la llegada de la democracia, esa democracia de la que hoy disfrutamos. Me vas a permitir que acabe este episodio con una parte del que fue el primer discurso como presidente de Adolfo Suárez en 1976: “La meta última es muy concreta: que los Gobiernos del futuro sean el resultado de la libre voluntad de la mayoría de los españoles, para ello, solicito la colaboración de todas las fuerzas sociales.... Pertenezco, por edad, a una generación de españoles que sólo ha vivido la paz. Pertenezco, por convicción y talante, a una mayoría de ciudadanos que desea hablar un lenguaje moderado, de concordia y conciliación... Con esta ilusión les invito hoy a iniciar juntos un camino de futuro. La confianza que me animó a aceptar esta grave responsabilidad radica en el propósito de que la iniciativa del Gobierno sea el reflejo puntual y auténtico de la voluntad popular. Si debiera señalar una aspiración en este momento, creo que podría reducirla a una fórmula ya clásica: gobernar con el consentimiento de los gobernados.”.
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