Viernes de 19 junio 2015
Ejercicio de lecturaa : practica español
Triunfal concierto de Serrat en el
Olimpia
En el marco de su gira nacional e
internacional, destinada a celebrar sus 50 años de carrera, Serrat se presentó
en una sala que tiene mucho de legendaria - «Tan importante para la canción y
la cançó», diría Serrat- acompañado de Ricardo Miralles (su no menos legendario
pianista)-, Josep Mas (teclados y programaciones), Vicente Climent (baterías y
percusiones), David Palau (guitarras) y Rai Ferrer (contrabajo y bajo
eléctrico).
El espléndido diseño luminoso del
espectáculo, concebido por Oscar Gallardo, dio a la «intimidad» relativa de la
sala (1.800 espectadores, en pie, en numerosas ocasiones) una dimensión
cosmopolita que encaja bien con los nuevos y viejos arreglos de un gran maestro
que ha revisado y antologado su propio repertorio con una sabiduría que solo se
gana con la madurez definitiva del tiempo.
Serrat comenzó con sus grandes clásicos y
alguna de sus primeras canciones, para terminar con la apoteosis de sus grandes
clásicos coreados y cantados a coro con un público que, en muchos casos, se
inició a la vida adulta con las versiones del cantante de algunos poemas
míticos de don Antonio Machado.
Con la sabiduría de los grandes maestros,
el Serrat de hoy sigue siendo fiel al joven del Poble Sec de la Barcelona de
los años 60 del siglo pasado. Ha perdido el vozarrón de sus primeros años. La
«fragilidad» relativa de su nueva voz confiere a su obra más reciente una
dimensión excepcional.
Serrat es uno de los raros intérpretes
que puede retomar muchos de sus clásicos juveniles («Yo nací en el
Mediterráneo», «Ara que tinc vint anys») para cantarlos a la luz de una
experiencia esencial: aportar la experiencia y sabiduría de un hombre de
setenta y pocos años a la luminosidad virginal del joven primerizo. Esa
síntesis que llega con la madurez definitiva tiene en Serrat muchos otros ángulos.
Serrat quizá sea el único artista, músico
y cantante español capaz de improvisar unos párrafos en francés, gastar bromas
en el más genuino «porteño» de Buenos Aires, rendir homenaje a las soleares o
los cantes festeros andaluces, realizar muchas de las mejores versiones de los
grandes clásicos castellanos y catalanes (Antonio Machado, Ausiàs March),
aludir al refranero gallego, rendir homenaje a la gran música popular mexicana
o chilena... en un mismo concierto, destinado a recordar la aventura artística
y musical de 50 años de carrera.
De ahí la universalidad cosmopolita de su
concierto triunfal en el Olimpia. No sin cierto sentido del humor, la crítica y
la ironía -para consigo mismo-, Serrat propuso a un público entusiasta (en
lágrimas, en muchos casos) algo más que una «antología» de su obra: un
compendio del arte de vivir y crear, en un mundo infeliz que su arte ayuda a
comprender un poco mejor.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire
Remarque : Seul un membre de ce blog est autorisé à enregistrer un commentaire.