vendredi 10 janvier 2025

Cours de conversation en espagnol du 10 janvier

 ¿Por qué nos cuesta cumplir los propósitos de Año Nuevo?


Hoy hablamos de por qué nos cuesta cumplir los propósitos de Año Nuevo.

¿Sabes esos programas de televisión donde se imita a cantantes famosos, donde quien va a imitar entra en una cabina y, cuando sale, por arte de magia, en un segundo está ya caracterizado como ese cantante en cuestión? ¿Has visto alguna vez uno de estos programas, oyente? Sí, ¿verdad? Pues yo creo que con los propósitos de Año Nuevo nos pasa un poco como a esas personas. ¿A qué me refiero? A que pensamos que salimos del año anterior y milagrosamente ya nos sentimos diferentes para encarar todos los propósitos del nuevo año. Como si a las once y cincuenta y nueve fuéramos de una manera y, a las doce, fuéramos de otra. Como si la entrada en el nuevo año fuese como la cabina de esos programas de televisión. Pero claro, todos sabemos que la cosa, en realidad, no funciona así, y por eso nos vamos a hacer la pregunta de: ¿por qué nos cuesta cumplir los propósitos de Año Nuevo?

El que más y el que menos se hace algún propósito de Año Nuevo, aunque sea muy pequeño. Lo hacemos año tras año, aunque todos los años anteriores hayamos fracasado en el intento. Soy consciente de que, con esto de abandonar los propósitos de Año Nuevo, a veces nos podemos sentir un poco fracasados y un poco solos, pero tranquilo, oyente, no estás solo en esto. Lo cierto es que las estadísticas dan unos datos bastante desoladores. 

Hay estudios que dicen que, por regla general, el 73 % de la población es capaz de mantener sus propósitos durante la primera semana; el 64 % abandona tras el primer mes; el 46 % abandona a los 6 meses, y solo el 8 % de las personas alcanza su objetivo final. 

Tranquilo, oyente, que no todo es negativo. Déjame que te dé un dato positivo sobre los propósitos de Año Nuevo. Vamos a ver un estudio que se hizo en la Universidad de Scranton, en Estados Unidos. La idea era reunir a un grupo de personas que tenían como meta alcanzar un objetivo, un objetivo cualquiera. Se les dividió en dos grupos: un grupo se lo planteó como un propósito para el Año Nuevo, y el otro no se lo planteó así, se lo planteó como un objetivo normal. ¿Resultado? Después de seis meses, el 46 % de los que se lo habían planteado como un propósito de Año Nuevo seguían adelante y, en el otro grupo, solamente el 4 %. Esto confirma que el efecto “año nuevo” sí nos influye y nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos. Es decir, esa sensación que tienes al empezar el año, que estás más motivado y con ganas de hacer cambios, te ayuda a lograr lo que te propones. Entonces, aunque mucha gente fracasa en sus propósitos, los datos también nos dicen que el comienzo del año es un buen momento para intentar hacer cambios en nuestra vida.

Pero si algo nos dicen todas estas cifras y datos es algo que sabemos todos porque lo hemos vivido en nuestras propias carnes: cumplir con esos objetivos es muy, pero que muy complicado. ¿Por qué? Bueno, lo cierto es que parece ser que hay varias razones por las cuales es complicado que cumplamos estos propósitos que nos proponemos cumplir con nuestra mejor voluntad.

Vamos a empezar por la neurociencia. Vamos a ver cómo funciona nuestro cerebro con esto de los propósitos. Porque los propósitos no son más que cambios que pretendemos hacer, pero, ¡sorpresa!, a nuestro cerebro no le gustan los grandes cambios ni los cambios radicales. 

Nosotros tendemos a entender el año por ciclos, y, por lo tanto, entendemos que la llegada del Año Nuevo es cerrar un ciclo para abrir otro. Lo vivimos como un renacer, de ahí que queramos hacer cambios y nos planteemos nuevos retos. Pero a nuestro cerebro no le pasa eso, y no le gustan los cambios, como ya dijimos antes. Nuestro cerebro no está en un nuevo ciclo; está como siempre. Para nuestro cerebro, hacer esos cambios supone que tiene que quitar el piloto automático, que es el modo de vida que le gusta, y hacer un esfuerzo extra. No quiere hacerlo, y ante ese esfuerzo que le estamos obligando a hacer, se rebela, porque lo ve como una amenaza. Se pone a pelear y nosotros, para conseguir ese objetivo, necesitamos pelear con nuestro cerebro.

Está claro que, para plantar cara a nuestro cerebro y poder lograr estos cambios, tenemos que tener fortaleza y disciplina. Y esa es la principal razón por la que fracasan los propósitos de Año Nuevo, nuestro cerebro gana esa batalla.

Según la Asociación Psicológica Estadounidense, la principal razón por la que no conseguimos estas metas es porque creemos que será suficiente con tener fuerza de voluntad. O sea, pensamos que solo necesitamos fuerza de voluntad y nada más, pero no es así, necesitamos muchas más cosas. Recuerda que tenemos que pelear con algo tan poderoso como nuestro cerebro, y esa fuerza de voluntad no nos va servir por sí sola. Necesitamos fuerza de voluntad, pero también disciplina, motivación, hábitos, objetivos relevantes para nosotros… 

Imagínate que te pones como propósito correr una maratón en 2025, que, como sabes, son más de 40 kilómetros. Te pones ese propósito teniendo en cuenta que no has corrido en tu vida. No tienes experiencia corriendo. Es decir, partes de cero y pretendes correr en un año una carrera de 42 kilómetros. Creo que todos entendemos que lo más probable es que este propósito fracase. ¿Por qué? Porque, para que un propósito triunfe, debe ser asequible, medible, flexible, realista y relevante. Y lo que hacemos normalmente con los propósitos es que elegimos unos que son poco reflexionados, demasiado exigentes o incluso no son muy relevantes. A mí me ha pasado muchos años, que me ponía como propósito salir a correr, pero no me gustaba mucho ni tenía un objetivo muy definido ni organizado, entonces después de unas semanas me olvidaba del propósito, me daba pereza salir a correr y dejaba de hacerlo.  

¿Cómo puedes tener más posibilidades de éxito? Pues teniendo propósitos que hayas reflexionado bien, que estén bien definidos. Pensar por qué quieres conseguir eso, por qué es importante o relevante para ti, dividir el propósito grande en pequeñas metas semanales que sean asequibles, ser flexible cuando fallas o no alcanzas el objetivo, ser disciplinado y seguir el plan a pesar de que un día estés sin motivación o sin ganas…

Por ejemplo, si tú quieres comenzar a correr, no te pongas como objetivo hacer una maratón, ponte como objetivo o propósito establecer el hábito de correr 3 veces por semana. Luego puedes dividir ese objetivo y poner algunas metas sobre los kilómetros que vas a correr cada semana y podrías ponerte una meta de ir a alguna carrera, pero es algo que puedes ir definiendo durante el año. 

Todo propósito necesita de una reflexión y de una conversación con uno mismo para entender primero realmente qué queremos conseguir con eso y las razones por las que lo hacemos. Parece una obviedad eso de que tiene que ser algo que realmente queremos, pero no lo es. Muchas veces nos proponemos un propósito o una meta porque creemos que tenemos que hacerlo. 

Por ejemplo, mucha gente fracasa en propósitos como dejar de fumar porque lo hacen simplemente por presión social, porque la sociedad les dice que hay que hacerlo, pero realmente no quieren o no están convencidos de ello. Una vez más, si no estás convencido de las razones, si lo haces por inercia, la batalla la va a ganar tu cerebro siempre. En ese caso, en lugar de intentar hacer ese cambio, es mejor dedicar tiempo a reflexionar e informarse sobre ello. ¿Has intentado dejar de fumar en varias ocasiones y nunca lo has logrado? Pues antes de intentarlo otra vez, infórmate bien por qué la gente deja de fumar, habla con personas que lo han conseguido, aprende sobre las consecuencias de fumar, visualiza futuros negativos que serán consecuencia de tu consumo de tabaco… Quizá reflexionando sobre todo eso y adquiriendo toda esa nueva información, el objetivo de dejar de fumar se vuelve más relevante para ti.

Eso nos lleva a preguntarnos las razones por las que lo hacemos. ¿Por qué quiero correr? ¿Por qué quiero dejar de fumar? ¿Por qué quiero aprender español? Es necesario tener una profunda conversación con uno mismo para entender las razones de ese propósito. Una vez que las razones sean reales, propias y concretas, el propósito será mucho más fácil de cumplir. 

Por ejemplo, quiero hacer deporte para tener un físico envidiable. No me parece una razón muy relevante. En cambio, si quiero hacer deporte porque siento mayor bienestar físico y mental cuando hago deporte, esa sí es una razón relevante. Otro ejemplo. Quiero dejar de fumar porque fumar es malo. No me parece una razón muy relevante, claro que es malo, pero eso ya lo sabes desde siempre. En cambio, quiero dejar de fumar porque no quiero tener cáncer y morir joven o porque cuando juego con mis hijos o con mis nietos me cuesta respirar. Esa es una razón importante y más relevante para ti. 

Evidentemente, luego hay razones más mundanas que hacen que fracasen los propósitos, como, por ejemplo, no llevar un seguimiento del mismo. Es decir, no analizar cómo se empezó y los pequeños logros o la evolución que se está teniendo. Analizar el proceso y el progreso lleva a varias cosas. Primero, analizar qué está funcionando y qué no está funcionando, y, sobre todo, ver los pequeños logros que hacen que te motives para alcanzar tu meta final. Si he conseguido estar un mes corriendo, tengo que darme una palmadita en la espalda por ese mes, tengo que celebrar ese logro. 

Además, analizar cómo ha sido el progreso. Por ejemplo, igual me doy cuenta de que estoy más motivado por las mañanas que por las tardes. Igual detecto ciertos hábitos o rutinas que me ayudan o perjudican para conseguir mi objetivo. Eso es un aprendizaje muy valioso para hacer cambios que permitan aumentar las posibilidades de conseguir el propósito. 

Y, sin duda, el gran enemigo a batir es el cerebro, que va a intentar llevarnos al autosabotaje, a la pereza, a la falta de voluntad y a decir: “Por no hacerlo hoy no pasa nada” o “hoy no, mañana”. Y esa frase se acaba repitiendo día tras día. Resultado: cerebro 1, nosotros 0. Y para batir al cerebro, solo tenemos que hacer una cosa, dejar de pensar y actuar. Tu cerebro siempre va a intentar convencerte para no salir a correr o para fumar un cigarrillo, tienes que ignorarlo y dejar de pensar, solo actuar.

En resumen, el propósito o los propósitos que te propongas este Año Nuevo deben ser realistas y basarse en una razón real y profunda. Tienes que diseñar un plan, ser disciplinado e ignorar a tu cerebro todas esas veces que te diga: “no lo hagas”. Hazlo sin ganas, sin motivación, sin energía, simplemente, hazlo. Esto parece un anuncio de Nike, pero es que realmente era un buen eslógan, just do it. Y recuerda, no seas duro contigo mismo. Ser duro y cruel con uno mismo nunca ayuda y suele generar el efecto contrario al deseado. Recuerda: aunque solo un 8 % logra sus propósitos, solo depende de ti pertenecer a ese grupo.

samedi 4 janvier 2025

Cours de conversation en espagnol du 3 janvier

 Expresiones con «primero»


Bueno, pues con resaca o sin resaca, vamos a empezar el año con algunas nuevas expresiones. Para este día no nos hemos complicado mucho la vida, puesto que como es el primer día del año, hemos pensado que podemos hablar de expresiones que contengan el adjetivo primero en diversas formas. 

Así pues, con este episodio vamos a practicar con las siguientes expresiones: de primera mano, de buenas a primeras, lo primero es lo primero, a la primera y de primera. 

Para poner en práctica las expresiones de hoy, vamos a seguir la historia de María. María ha comenzado el primer día del año con nuevos propósitos, algunos muy habituales y otros un poco especiales. 

Vamos a acompañar a María y a su compañero de piso, Álex, en su primera aventura del año. ¡Vamos allá!  

«María se ha levantado esta mañana con mucha energía. El nuevo año ya está aquí y tiene mucha motivación para perseguir los objetivos que se ha marcado. 

Le ha dicho a Álex, su compañero de piso, que tiene tres propósitos de Año Nuevo: ir al gimnasio, echarse un novio noruego y, de paso, aprender noruego. En este orden: ir al gimnasio, echarse un novio noruego y aprender noruego. 

Resulta que María vio unos días antes un vídeo en internet en el que se explicaba que el gimnasio era el mejor lugar para conocer a alguien especial, por encima de las citas a ciegas o las fiestas en discotecas. Álex ha confirmado eso, puesto que conoce de primera mano historias de amor que han comenzado en el gimnasio y han durado muchos años. Con toda esta información, de buenas a primeras, esta misma mañana María ha preparado una bolsa de deporte y se ha dirigido a un barrio de su ciudad donde vive una pequeña comunidad de noruegos. Álex, sorprendido, le ha dicho antes de salir de casa: “Me dijiste el año pasado que los odiabas”. María le ha contestado: “¿A los noruegos? Estarías borracho y por eso no te acuerdas bien, todo lo contrario, me encantan los noruegos, especialmente el idioma que hablan, es algo muy atractivo para mí”. “No, no, no me refiero a que odias a los noruegos, me refiero a los gimnasios. El año pasado me dijiste que los odiabas”, le ha dicho Álex. Y María defendiéndose: “Bueno, pero todo el mundo puede equivocarse. Voy a darles una segunda oportunidad. Además, podré matar dos pájaros de un tiro, no solo me pondré en forma yendo al gimnasio, sino que también podré hacer amigos noruegos y quizá conozca a mi media naranja. Eso sí, lo primero es lo primero, ponerme en forma y cuidarme será mi prioridad”. Tras esta conversación con su compañero de piso, María se ha dirigido al gimnasio. Allí ha corrido en una cinta, ha hecho un rato de bicicleta y ha levantado algunas pesas. Incluso ha intentado levantar un peso de cincuenta kilos. Y lo ha conseguido. De hecho, lo ha levantado  a la primera. Eso sí, inmediatamente ha notado un gran dolor en el brazo, tal es así que se ha lesionado el bíceps del brazo izquierdo. De esta manera, la primera experiencia de María en el gimnasio ha sido breve, todo un desastre. Adiós al plan de conocer un noruego en ese gimnasio, al menos por un tiempo… Bueno, en realidad hay esperanza para ella, porque un rato más tarde María ha ido al médico, a una clínica privada de primera, a una clínica con un médico noruego y, además, soltero. Qué casualidades tiene la vida. El médico le ha dicho que necesitará unos meses de reposo y recuperación. El tiempo dirá, pero quizá todo sea una señal, quizá esa lesión haya sido un capricho del destino”». 

Bien, pues debemos esperar para saber si María y el médico noruego tendrán más citas, aunque sean citas médicas. Eso sí, con la lesión, María tendrá más tiempo para cumplir uno de sus propósitos de Año Nuevo: estudiar noruego. De esta manera, llega el momento de analizar las cinco expresiones de hoy. ¡Vamos a por ellas!

De primera mano

Empezamos con la primera expresión usada en la historia: de primera mano. La ha usado Álex después de escuchar a María diciendo que un gimnasio es el mejor lugar para conocer a alguien especial. Justo en este momento: “Álex ha confirmado eso, puesto que conoce de primera mano historias de amor que han comenzado en el gimnasio y han durado muchos años”. 

Entonces, si decimos que Álex conoce esa información de primera mano estaremos diciendo que sabe eso directamente de alguien. Alguien sabe algo de primera mano cuando lo sabe o aprende directamente de la fuente original, de una fuente fiable. 

Imagínate que hay rumores sobre unos amigos tuyos, que son pareja. Los rumores dicen que han roto, pero no lo sabes. Si les preguntas directamente y te dicen que sí, que efectivamente han roto, ahora lo sabrás de primera mano.

De buenas a primeras

Y así pasamos a la segunda expresión de hoy: de buenas a primeras. Esta frase la hemos oído en el siguiente fragmento: “Con toda esta información, de buenas a primeras, esta misma mañana María ha preparado una bolsa de deporte y se ha dirigido a un barrio de su ciudad donde vive una pequeña comunidad de noruegos”.

De buenas a primeras es una locución que se usa para hablar de una acción inesperada, que pasa de repente. En este caso, como María estaba tan motivada, de repente cogió sus cosas y se apuntó al gimnasio, sin pensárselo mucho.

Esta es una de las alternativas a la locución que decimos muy habitualmente en España cuando contamos una historia en el pasado: de repente. Por ejemplo, ayer, mientras caminaba por la calle un señor se acercó a mí y, de buenas a primeras, empezó a decirme que podía enviar mi currículum a su agencia de modelos. Sí, sí, de buenas a primeras, de repente, me dijo que yo soy tan guapo que podría dedicarme profesionalmente al mundo de la moda. Impresionante, ¿verdad?

Lo primero es lo primero

Bromas aparte, vamos ahora a por la tercera expresión de hoy: lo primero es lo primero. Esto es lo que decía María sobre sus planes: “No solo me pondré en forma yendo al gimnasio, sino que también podré hacer amigos noruegos y quizá conozca a mi media naranja. Eso sí, lo primero es lo primero, ponerme en forma y cuidarme será mi prioridad”.

Aquí no hay demasiado misterio, puesto que la frase lo primero es lo primero nos habla de atender prioridades, de darle más importancia a un asunto que a otro.

Imagínate que tus amigos te invitan a cenar en su casa. No obstante, a última hora tu hijo se pone enfermo y necesita tu ayuda. ¿Qué haces? Pues claro, cancelas la cena y te quedas cuidando a tu hijo. Lo primero es lo primero. Tu hijo es tu prioridad.

A la primera

Y así llegamos a la frase a la primera. Esto es lo que ha pasado con María en el gimnasio: “ha intentado levantar un peso de cincuenta kilos. Y lo ha conseguido. De hecho, lo ha levantado a la primera. Eso sí, inmediatamente ha notado un gran dolor en el brazo, tal es así que se ha lesionado el bíceps del brazo izquierdo”. Vemos que el propósito que tenía María de ponerse en forma no está saliendo según lo planeado.

¿Qué significa a la primera? Pues significa que algo se hace o se logra en el primer intento, sin necesidad de repetirlo. María ha conseguido levantar cincuenta kilos a la primera, es decir, al primer intento.

Piensa ahora en la lotería. Nunca has comprado un billete, sin embargo, decides comprar uno porque un amigo te anima a hacerlo. En caso de que ganes la lotería en esa ocasión, podremos decir que has ganado la lotería a la primera, al primer intento. Si eso te ocurre algún día, dímelo, que quiero tener cerca a amigos con tanta  suerte como tú. 

De primera 

Por último, vamos a por la expresión de primera. Tras lesionarse el brazo, María ha conocido a un noruego, pero no en el gimnasio, sino en una clínica. Vamos a escuchar de nuevo el fragmento: “un rato más tarde María ha ido al médico, a una clínica privada de primera, a una clínica con un médico noruego”. 

El diccionario de la lengua española define de primera como “sobresaliente en su línea”. Así pues, algo de primera es excelente, superior, sobresaliente. María ha ido a una clínica de primera categoría, una de las mejores de su ciudad. 

Esta locución suele verse mucho en todo lo relacionado con los servicios. Por ejemplo, en un restaurante, puedes decir que la comida ha estado de primera; en un hotel, puedes decir que las habitaciones son de primera y, por supuesto, si te gusta este podcast, podrás recomendárselo a un amigo diciéndole que este es un podcast de primera.

vendredi 20 décembre 2024

Cours de conversation en espagnol du 20 décembre

El escritor estadounidense Charles Dudley Warner dijo: “La excelencia de un regalo reside en su conveniencia y no en su valor.” Precisamente de regalos es de lo que vamos a hablar en el episodio de hoy.

Hoy hablamos de los regalos.

Si lo piensas, los regalos son algo que tiene mucha magia. Es algo que alguien se ha preocupado de buscar y comprar específicamente para una persona, y luego lo ha envuelto con todo el amor para que no se sepa qué es hasta el momento en que se abre. Está envuelto para mantener el misterio y la sorpresa. Y las caras de la gente cuando abre los regalos… eso es un placer infinito. Esa ilusión, esa sorpresa, darse cuenta de que alguien se ha acordado de aquella cosa que nombraste una vez, sentir que quien te ha hecho ese regalo te conoce casi mejor que tú mismo. Es pura magia y puro amor. Así que, si te parece, hoy vamos a hablar de eso, de los regalos, porque seguro que estás comprando regalos para Navidad.

Vamos a ver qué nos dice el diccionario. ¿Cuál es la definición de regalar que aparece en el diccionario? “Dar a alguien, sin recibir nada a cambio, algo en muestra de afecto o consideración o por otro motivo”. Vamos a repasar una vez más lo que dice: dar algo a alguien sin esperar nada a cambio. La verdad es que es una definición preciosa, ¿no te parece? Preciosa, pero… creo que no es real del todo. ¿Por qué digo esto? Porque estoy seguro de que a todos nos pasa lo mismo: buscamos el regalo perfecto, pero, aunque estemos convencidos del regalo, siempre hay una duda: ¿le gustará? Por eso, cuando entregamos el regalo, siempre decimos cosas como “espero que te guste”, “si no te gusta se puede cambiar” o “lleva el ticket regalo”. Entre el momento en que entregamos el regalo y la persona en cuestión abre el regalo, hay unos segundos de tensión, donde tu mente piensa: ¿me habré equivocado?

Además, la definición dice que no esperamos nada a cambio pero, seamos realistas, a veces, cuando haces regalos, esperas que en el futuro la otra persona piense en ti y te haga un regalo de similares características, ¿no? Si a tu pareja le regalas unos calcetines y ella te regala un buen reloj, quizá tu pareja se quedará un poco decepcionada, porque los calcetines, aunque están bien, es un regalo un poco simple.

Qué cantidad de emociones hay alrededor de los regalos, ¿verdad? De hecho, hay estudios científicos en torno al acto de regalar y de que te regalen. ¿Qué pasa en nuestro cerebro? Fíjate que en nuestro cerebro ocurren una serie de reacciones químicas donde entran en juego la dopamina, la serotonina, las endorfinas o la oxitocina. 

Por ejemplo, la oxitocina, que es conocida como la “hormona social”, está presente en nuestras relaciones sociales o en relaciones de confianza con otras personas. Se libera en situaciones como cuando damos un abrazo o cuando damos un regalo. La serotonina también se libera para proporcionarnos bienestar, y, por ejemplo, se libera cuando estamos tranquilamente escuchando música. La serotonina cobra importancia cuando recibimos un regalo, ya que ese regalo hace que nos sintamos importantes, que nos sintamos bien y, así, aumenta nuestro nivel de felicidad. Evidentemente, y tal como decíamos antes, la ciencia confirma también esa sensación de estrés y ansiedad que provoca el no saber si a la otra persona le va a gustar su regalo.

Vamos a hacernos ahora la pregunta más crucial de todas: ¿existe el regalo perfecto? Y para responder a esta pregunta, primero permíteme que te haga yo a ti una pregunta. Tómate unos segundos y piensa: ¿cuál ha sido el mejor regalo que te han hecho en tu vida? Lo sé, es más difícil de lo que parece responder a esto. ¿Lo tienes ya? Yo pienso en algunos regalos que recibí cuando era un niño, como juguetes o también recuerdo unas Navidades en las que mis padres me regalaron mi primera bicicleta. En cuanto a tu regalo, oyente, no puedo saber cómo era tu regalo favorito ni qué era. Pero lo que sí puedo intuir es que, cuando recibiste ese regalo, sentiste que la persona que te lo hizo te conocía bien, te había escuchado y observado y sabía que ese regalo era lo que necesitabas, lo que querías o algo que iba completamente con tu personalidad.

Sobre el regalo perfecto también hay muchos estudios, y vamos a ver algunas de las características que tiene el regalo perfecto. Una de las claves es que solemos pensar que un buen regalo es aquel en que nos gastamos mucho dinero, y en realidad, el dinero no tiene nada que ver con esto. El regalo perfecto tiene que ver con escuchar, observar, empatizar y prestar mucha atención a los intereses del otro. Sobre todo, poner los intereses del otro por encima de los tuyos. Porque, seamos sinceros, hay gente que compra un regalo que piensa que está genial, pero viéndolo desde su punto de vista. Tenemos que ponernos en la piel de la otra persona para poder hacer un buen regalo.

Está claro que, para no fallar nunca, se puede regalar exactamente lo que te han pedido. Eso es un acierto seguro, por mucho que a ti no te guste lo que estás regalando. Aunque es verdad que esto también quita un poco la magia de los regalos, porque la persona ya sabe exactamente lo que va a recibir. Tengo sentimientos encontrados sobre este tema, porque, por un lado, me parece práctico hacer una lista de cosas y que la gente te regale esas cosas, pero, por otro lado, me parece que se pierde la sorpresa y la emoción. Y sí, también elimina la decepción de cuando nos regalan algo que no nos gusta, pero, eso es la vida, ¿no? Alegrías y decepciones. Creo que esto está bien cuando eres niño, porque pides un juguete que te hace mucha ilusión recibir, pero cuando eres adulto hace que se pierda la gracia de recibir un regalo.

Otro de los errores que se suelen cometer es hacer regalos basados en la espectacularidad y la sorpresa al abrirlos. Está muy bien ver la cara de sorpresa, pero no siempre es lo fundamental. Quizá decidiste regalarle un dron a tu hermano, sin embargo, no suele hacer muchas fotografías ni vídeos. Es espectacular, sí, pero no siempre algo espectacular es el mejor regalo.

Una gran duda que hay a la hora de hacer regalos es: ¿regalos materiales o experiencias? Una vez más, depende de la persona. Yo soy de la opinión que las experiencias son los mejores regalos. Al regalar experiencias, se regala algo más. No estoy hablando solo de cosas loquísimas de aventuras, sino también de entradas para un concierto, una noche de hotel, una cena, una actividad o cualquier experiencia que se te ocurra. Y si queremos que la ciencia avale nuestro regalo, debes saber oyente que hay bastantes estudios que afirman que somos más felices cuando gastamos nuestro dinero en experiencias que en productos, así que regalar experiencias puede hacer más feliz a la otra persona.

Sin duda, otra de las cuestiones fundamentales a la hora de que un regalo sea perfecto es que sea un regalo sentimental. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que hay regalos que pueden ser muy baratos o muy pequeños, pero que hacen referencia a los sentimientos o a los recuerdos de la persona que lo recibe. Entonces, no siempre “caro” es igual a “buen regalo”, a veces un pequeño detalle puede tener un montón de carga sentimental y puede ser un regalazo.

Si lo piensas bien, no hay buenos o malos regalos así en general; hay buenos y malos regalos para cada persona. Lo básico cuando regalamos es simplemente pensar en la persona a la que le vas a regalar, de la misma manera que esperas que piensen en ti cuando te regalan. Lo maravilloso es que, cuando alguien abra tu regalo, te mire pensando: “me conoces perfectamente”, y no pensando: “no me conoces nada.” Así que, oyente, a la hora de regalar, observar, escuchar y empatizar es un acierto seguro.

lundi 16 décembre 2024

Cours de conversation en espagnol du 13 décembre

 Costumbres navideñas

Mires donde mires hay decoración navideña, los supermercados están llenos de turrones y polvorones, en cada esquina o centro comercial hay un Papa Noel o Santa Claus y las calles tienen su iluminación navideña. En tu empresa y en tu grupo de amigos hay que ponerse de acuerdo sobre la cena de Navidad, en tu familia te preguntan cómo vas a organizarte para los días especiales y te entran sudores fríos cada vez que piensas en los gastos que suponen estas fiestas. Se escuchan villancicos, haces y recibes regalos, y puede que hasta te pongas algo de ropa con motivos navideños. Sí, es diciembre y eso solo significa una cosa, es el mes de la Navidad. Pero ten en cuenta, que la Navidad es en diciembre, pero empieza mucho antes, concretamente el 1 de noviembre. Ese día es el que Mariah Carey dice oficialmente que ha llegado la ahora: “It’s time!”, y publica, como cada año, su vídeo con la canción All I Want for Christmas is You. Como estamos en diciembre nos vamos a meter de lleno en el espíritu navideño y vamos a dedicar este tema del mes a hablar de costumbres navideñas. Hablaremos de muchas cosas a lo largo del mes, pero en este primer episodio vamos a hablar de algunas costumbres navideñas de España. Eso sí, como vamos a dedicar todo el mes a hablar de costumbres navideñas, en este primer episodio no entraré tan en detalle en todas.

Lo primero de lo que vamos a hablar es cuándo empieza la Navidad. ¿Te pasa, oyente, que sientes que la Navidad llega cada vez antes? Tranquilo, no estás solo, es una sensación común, y ciertamente, no es una sensación, es una realidad. Tiene nombre, se llama Christmas creep, que podríamos traducir como “adelanto navideño”. 

Según diferentes estudios, el adelanto de la Navidad es una realidad, y tiendas, empresas o incluso el sector musical, como en el caso de Mariah Carey, cada vez adelantan más la venta de productos navideños. Los datos dicen que desde finales de octubre o principios de noviembre la Navidad nos empieza a bombardear. En España, y en muchos países, el pistoletazo de salida es el fin de Halloween, momento en que se pasa de calabazas y disfraces a turrones y gorros de Papa Noel. Y por cierto, adelantar tanto la Navidad no es tan positivo, porque cuando llegan los días de Navidad muchas veces ya estamos hartos de la Navidad. 

En España tenemos muchas costumbres navideñas, esos pequeños rituales que repetimos año tras año y que en sí mismos significan Navidad.

Empecemos por la decoración. Una decoración prácticamente universal es el árbol de Navidad, costumbre que también tenemos en España. Y podríamos decir que decorar el árbol es todo un arte.  Solo tienes que ir a una tienda donde vendan decoración navideña para darte cuenta de que hay infinitas posibilidades. Para empezar, ya hay diferentes tipos de árboles, pero además hay muchos tipos de adornos: bolas, cintas, luces… Hay un montón de cosas que puedes colgar en el árbol. 

Evidentemente, hay un mundo también para la decoración de la casa. Yo nunca he decorado el exterior de mi casa, pero en España muchas personas ponen luces y otros elementos decorativos en el exterior de su casa. Incluso a veces podemos ver algunas “guerras” entre vecinos, que compiten amistosamente a ver quién tiene la mejor decoración navideña.

Nosotros también tenemos otra decoración, que es el Belén o también conocido como el Nacimiento. Es una representación del momento del nacimiento de Jesús. Y ahí se colocan las figuras de la Virgen María, San José, el propio Niño Jesús, y los Reyes Magos. Pero ojo, los belenes es algo de mucha tradición en España y hay belenes famosos que se van a visitar y hay rutas para ver diferentes belenes en las ciudades españolas. Otra versión del belén son los belenes vivientes, que también son una representación del nacimiento de Jesús pero con personas reales. 

¿Dónde nace esta tradición? Pues mira, para el inicio de la representación de los belenes hay una fecha concreta, el año 1223. Parece ser que Francisco de Asís llegó a Greccio, en Italia, después de peregrinar por Tierra Santa. En su afán de evangelizar a la población, que en su mayoría era analfabeta, pidió permiso al papa Honorio III para representar este belén en una cueva cerca de la ciudad. Tenía que pedir permiso porque estaban prohibidas las representaciones religiosas por aquel entonces. Se cree que la tradición llegó a España a través de religiosos que venían de Italia, sobre todo de Nápoles y Sicilia. 

Para nosotros, en España, la Navidad en sí comienza el día 22 de diciembre. ¿Qué pasa este día? Pues es el día de los sueños, de las ilusiones… Es el día del sorteo de la lotería nacional, más conocido como “el Gordo”. Aunque es un sorteo de azar como muchos otros, hay que decir que es una tradición muy arraigada en España y prácticamente todo el mundo compra algún décimo, que es como se llaman a estos billetes de lotería. Incluso yo, que nunca juego a la lotería, en Navidad me animo y siempre juego algo solamente por la tradición. Eso sí, hay algunas personas que gastan cientos de euros en lotería, yo no, yo solo gasto unos pocos euros. Una cosa es la tradición y otra es tirar el dinero.

Bueno, ¿y cuánto puede tocar en este sorteo? Porque viendo que los españoles le damos tanta importancia, será una cantidad desorbitada. Pues la realidad es que no es un premio tan grande. Hay varios premios, pero el Gordo, el mayor premio, es de 400.000 euros al décimo. A ver, es mucho dinero, por supuesto, pero no te vuelves millonario. ¿Y sabes qué es lo típico que suelen hacer los españoles cuando ganan el premio? Pagar la hipoteca. También es típico irse de viaje, pero el sueño de poder pagar la hipoteca de la casa para vivir sin deudas es una de las mayores motivaciones para jugar a la lotería.

El día de la lotería es un ritual. Muchas personas ven el sorteo en directo por la televisión e incluso algunas acuden de forma presencial. Creo que para los españoles es uno de los días de más ilusión del año y todo el mundo está pendiente de los números que salen.

Unos pocos días después, el 24 de diciembre, llega el gran momento de la Navidad: Nochebuena. Para muchos es la noche más especial del año. Es una noche en la que la familia se reúne en torno a la mesa, compartiendo una cena riquísima, recuerdos, risas… En mi familia, por ejemplo, antes teníamos la tradición de juntarnos en casa de mis abuelos. Ahora que ya no están lo hacemos en casa de mis padres o de mis tíos, depende del año. Al día siguiente es el día de Navidad, donde también comemos con la familia y se abren los regalos por la mañana.

Después, tenemos unos cuantos días de descanso, hasta el 31 de diciembre, el día de Nochevieja. Este día tiene un carácter diferente, más festivo y ya no solo celebramos con la familia, sino que está más enfocado a celebrarse con amigos. Es una noche más festiva, más de discoteca, brindis, abrazos y, por supuesto, las famosas doce uvas. En España, tenemos la tradición de comer 12 uvas durante los últimos segundos del año. Es una tradición para tener suerte en el año nuevo. Y no es tan fácil como parece, porque hay que comer las uvas en muy poco tiempo, al ritmo de unas campanadas y el principal objetivo es no atragantarse. Aunque llevo toda mi vida haciéndolo, reconozco que hay años en los que no consigo terminar las uvas a tiempo. 

Después de las uvas, muchas personas salen de fiesta a celebrar con amigos, aunque otros prefieren quedarse en casa con la familia. Yo siempre salgo con mis amigos de fiesta cuando acaba la cena.

En la mayoría de los países, la época de Navidad acaba el día 1, el día de Año Nuevo. Pero en España aún nos queda un poco de fiesta, y puede que nos quede una de las fiestas más importantes ¿Qué fiesta es esta? Los Reyes Magos. 

¿Quiénes son los Reyes Magos? Son el equivalente en nuestro país de Santa Claus, es decir, las personas que traen regalos a las casas españolas. Son Melchor, Gaspar y Baltasar y hacen referencia a los tres Reyes Magos que, siguiendo la estrella de Belén, llegaron al portal de Belén, adoraron al Niño Jesús y le regalaron oro, incienso y mirra. 

El día de los regalos es la noche del 5 al 6 de enero, pero en realidad todo empieza mucho antes. Todo se inicia cuando se hace la carta a los Reyes donde tienes que pedirles los regalos. Cuando eres pequeño es una carta real, de mayor, seguramente, sea enviar mensajes a algún grupo de WhatsApp. 

Luego llega el estrés infinito de ir a comprar los regalos, cosa que muchos españoles, como buenos españoles que somos, lo dejamos para el último momento. 

Una de las últimas tradiciones es ver la cabalgata la tarde del día 5. Ese día, las calles de todas las ciudades españolas se llenan con las cabalgatas de los Reyes, donde van pasando carrozas y los Reyes lanzan caramelos a los niños. Después todo el mundo se va a cenar con la familia en la noche de Reyes. Al día siguiente, por la mañana, es cuando ocurre la magia: los Reyes han pasado y los regalos se acumulan debajo del árbol de Navidad. Es momento de abrir regalos y de ser inmensamente felices. 

Esa mañana se come el tradicional Roscón de Reyes, que es una especie de bollo que puede ir relleno o no, y que por encima lleva frutas escarchadas. La gracia de este postre es que dentro lleva dos regalos, un rey y un haba. A quien le toque el haba, paga el roscón. Por eso yo nunca como roscón, no quiero arriesgarme a tener que pagarlo. Es broma, sí que lo como, mi espíritu goloso supera mi espíritu tacaño. Bueno, y con el último trozo de roscón, con los papeles de los regalos ya en la basura, se acaba la Navidad en España.

dimanche 1 décembre 2024

Cours de conversation en espagnol du 29 novembre

 Despedida de nuestra amiga, hermana Emilia



Queridos amigos Franceses, 

Se que hoy se reunirán como cada viernes así que les dejo este mail conversando con ustedes a la distancia, pero con una partecita de mi corazón allí. 

En primer lugar quiero agradecerles por la despedida que me han regalado… me sentí muy feliz y lo disfruté mucho. Sabrán que para un argentino “una reunión de amigos” es siempre motivo de dicha y festejo así que GRACIAS GRACIAS GRACIAS!

Les cuento que en este momento estoy en el aeropuerto de Milán pronta a embarcar rumbo a casa ❤️… Me voy con el corazón gordito de Alegría porque he conocido la tierra en la que nació mi abuelo: Ardesio en Italia… un lugar que me ha enamorado con su belleza y la simpleza de su gente. Les comparto alguna imagen a través de Marie Clair porque son pesadas para enviar por este medio.

Les dejo un beso y un abrazo Argentino!

Emilia 

samedi 23 novembre 2024

Cours de conversation en espagnol du 22 novembre

Los inuit


Existen pueblos o tribus de las cuales tenemos imágenes preconcebidas y una idea un tanto romantizada de cómo viven o de cómo es su cultura. Si te digo “esquimal», seguramente tú me dirás “iglús”, personas que se besan con la nariz o que tienen 40 palabras diferentes para la palabra “nieve.” Pues bien, todo lo que te acabo de decir es una gran cantidad de errores que proceden del imaginario colectivo y de un enorme desconocimiento del pueblo del que vamos a hablar hoy. El primer error es que no se llaman esquimales, es un término que ellos consideran ofensivo. Se llaman inuit, y ahora vamos a conocerlos un poco más.

Soy consciente de que te has quedado pensando en eso de que no sea correcto llamarlos “esquimales”. Tranquilo, oyente, que te lo voy a explicar ahora mismo. Pero antes, vamos a ver quiénes son los inuit.

Inuit es el nombre común que se usa para definir a distintos grupos indígenas que habitan en el norte de Canadá, Alaska, Rusia y Groenlandia. Podríamos decir que se da este nombre a las personas que viven en el Ártico, no a un solo grupo, ya que dentro de los inuit hay varios grupos étnicos distribuidos en diferentes zonas, cada uno con su propio dialecto del idioma inuit, que es el inuktitut. 

Se estima que hoy en día hay una población de unos 160.000 inuit en una extensión total de 8.200 kilómetros de longitud. Ya que estamos hablando del idioma, vamos a ver qué significa esta palabra. “Inuit” significa en su idioma “la gente” o “los humanos”, y el singular de esta palabra, que sería “inuk,” significa “hombre” o “persona». 

Hablemos ahora de por qué este grupo rechaza el uso del término “esquimal”. Pues mira, oyente, inuit es cómo se hacen llamar a sí mismos, es el nombre que han usado siempre. “Esquimal” es el nombre que han usado otros pueblos para referirse a ellos y muchos de ellos consideran la palabra “esquimal” como un término ofensivo, que era usado por los colonizadores. No está claro el origen de la palabra, pero una explicación sería que la palabra “esquimal” podría tener origen en otra palabra que significa “el que come carne cruda”. Hay que puntualizar que no todos los pueblos del Ártico se identifican como inuit, ya que, por ejemplo, los yupik de Alaska y Siberia no se identifican como inuit porque su cultura es distinta, ellos son yupik. Para simplificar hablaremos en general de inuit en este episodio.

A pesar de que a los inuit no les gusta que los llamen esquimales, la realidad es que español todavía se usa bastante este término porque desconocemos el significado y la historia y connotación ofensiva detrás de la palabra. En otros lugares donde hay más contacto con este pueblo o donde reside este pueblo, como en Canadá, cada vez se usa menos el término esquimal.

Es un pueblo que habita una de las zonas más extremas del planeta, lo que nos plantea la pregunta de cómo llegaron allí y cuál es su historia. Los inuit llegaron al Ártico norteamericano aproximadamente hace unos 4500 años, procedentes de Asia, más concretamente de Siberia. Parece ser que los antepasados de los inuit cruzaron el estrecho de Bering y se asentaron en esas tierras de Norteamérica. Sobre el año 1000, surge en Alaska la cultura Thule, que se extiende hasta Groenlandia. Ese es el origen de lo que más tarde conoceríamos como inuit, son sus ancestros. A partir de ahí, los inuit se distribuyen en 21 grupos tribales por toda la zona, convirtiéndose en la etnia más extendida geográficamente.

Este origen común es lo que hace que los diferentes grupos tengan muchos puntos y características en común. Decíamos antes que todos los dialectos o lenguas que hablan proceden de una familia común, la familia de lenguas esquimo-aleutianas. 

Algo muy interesante de los inuit es que todos tienen rasgos físicos comunes, rasgos que les han permitido adaptarse al frío y sobrevivir en esas condiciones extremas. Por ejemplo, son bajos, robustos y de miembros muy cortos, todas estas características les permiten mantener mejor el calor. A mí esto de que los cuerpos vayan cambiando para adaptarse al entorno es algo que me sigue alucinando. Además, sus pestañas son más espesas de lo normal y sus ojos son rasgados para protegerse del reflejo del sol en el hielo.

Ahora que mencionamos el hielo, es el momento de destruir el mito de que los inuit tienen 40 nombres para describir la nieve. No es cierto. ¿De dónde sale ese mito? Lo voy a resumir. Todo empieza en 1911, cuando el lingüista y antropólogo alemán Franz Boas dijo en su libro Handbook of North American Indians que los inuit tenían cuatro palabras para “nieve.” Decía: “Encontramos una palabra, aput, que expresa nieve sobre el suelo; otra, qana, nieve cayendo; una tercera, piqsirpoq, nieve a la deriva; y una cuarta, qimuqsuq, nieve arrastrada por el viento.” Lo comparaba a cómo el inglés tiene varias palabras para hablar del agua según su estado, como lluvia, rocío, ola y espuma. Ese fue el origen. A partir de ahí, otra persona, Benjamin Lee Whorf, utilizó este artículo como referencia para decir que había más palabras para “nieve” y dejaba la puerta abierta a que existieran aún más. Así, el mito creció hasta llegar a exageraciones como las de las 40 palabras.

Pero ya que estamos, vamos a hablar un poco del idioma inuit, que nos dará otra explicación de por qué se cree esto. Resulta que, como vimos, no hay una sola lengua, sino que cada grupo habla variantes de una misma lengua. Una cosa importante es que esta lengua es aglutinante. ¿Qué quiere decir esto? Que, al igual que en alemán, en esta lengua se van juntando todas las cosas que se quieren decir en una palabra. Si quieren decir “camino de nieve,” unen “nieve que cayó” con “camino.” Si quieren decir “tormenta de nieve,” unen “tormenta” con “nieve que cae ahora.” De ahí la posible confusión respecto a tantas palabras, cuando en realidad las raíces comunes para “nieve” son solo tres: qaniɣ (nieve cayendo), aniɣu (nieve caída) y apun (nieve sobre el suelo). Evidentemente estoy pronunciando muy mal este idioma porque es complicado, es mejor ver escrito esto que estoy diciendo.

Algo característico de este pueblo es que es un pueblo nómada. Nunca han desarrollado una agricultura, que es lo que suele llevar a los grupos a dejar de ser nómadas y asentarse en un lugar. Los inuit no desarrollaron una agricultura por razones obvias. En el hielo no se dan muy bien los tomates. Las condiciones climáticas tan extremas no permiten cultivar. Son nómadas y su forma de alimento se basa en la caza, por eso se mueven siguiendo las migraciones de los animales que cazan, siendo los más habituales los caribúes, osos, ballenas y focas. La caza es fundamental para su subsistencia, no solo por el alimento, sino porque aprovechan absolutamente todo del animal: para vestirse, para construir sus viviendas o incluso para hacer herramientas.

Siempre se ha creído que los iglús eran la vivienda habitual de los inuit, pero en realidad es un tipo de vivienda que solo se utilizaba de manera muy puntual y temporal durante los inviernos. La vivienda más habitual de los inuit es una construcción hecha de piedra y turba (un tipo de material orgánico). Tiene una estructura de huesos de ballena, colmillos de morsa o maderas arrastradas por la corriente. Una cosa curiosa de estas estructuras es que se construyen sobre una plataforma y se accede a ellas a través de un túnel subterráneo para que el aire frío se quede ahí y no pase a la vivienda. En verano, sus viviendas son una especie de tiendas de campaña construidas con pieles de animales estiradas.

Los inuit se estructuran en familias, y cada miembro de la familia tiene una función específica. Tienen un gran sentido de solidaridad con el grupo. De hecho, uno de los grandes males para los inuit es el egoísmo. No hay un jefe como tal, pero se suele reconocer como líder al mejor cazador o al que demuestre sabiduría y capacidad para dar consejos a su comunidad. Eso sí, esta persona no impone nada; solo se limita a hacer sugerencias. 

Los roles masculinos y femeninos son los clásicos: el hombre caza y suministra alimento, y las mujeres cocinan, curten las pieles, fabrican la ropa y mantienen ardiendo la lámpara de aceite. Esta tarea no es poca cosa, ya que mantener una llama que permite cocinar, calentar, iluminar, curtir las pieles y demás en medio del Ártico es algo fundamental.

Sus creencias vienen determinadas en gran medida por su modo de vida. Es decir, tener que vivir en esas condiciones tan extremas, la supervivencia, pasar por épocas de hambruna, depender de la caza y de las condiciones climáticas ha influido en sus creencias. Tanto sus creencias como su estilo de vida han estado enfocados en mantener un equilibrio entre el mundo espiritual y el mundo natural. Son animistas, es decir, creen que cada cosa existente en la naturaleza tiene su anua o inua, que significa “señor, persona o espíritu”. Por eso tienen una gran veneración al mundo animal y realizan numerosos rituales para el éxito de la caza. Sin embargo, sólo el chamán tiene el poder de vincularse con el anua y pedirle favores en los rituales.

Los inuit no lo han tenido fácil, pero el clima no ha sido su único gran problema. El contacto con otras culturas también ha representado un desafío. Vivieron solos durante mucho tiempo, hasta que sus territorios empezaron a interesar a otras personas. Han tenido que enfrentarse a desafíos como la llegada de la modernidad y la obligación de reagruparse en ciudades para mejorar sus condiciones de vida. Imagina el impacto que tuvo eso. Fue terrible, y para el año 1960 se cree que la mayoría de los inuit habían sido despojados de su hogar. Esto generó malestar, especialmente en generaciones posteriores, y aumentaron mucho las tasas de suicidio, que se multiplicaron por diez, alcanzando los 458 casos por cada 100,000 personas en los años 2000.

Desde hace tiempo, luchan por mantener su propio territorio, sus costumbres y su forma de vida. Uno de sus grandes logros ha sido la creación de Nunavut, un territorio propio en Canadá que se consiguió en el año 1999 y que significa “Nuestra tierra”.

Otro de los grandes desafíos es el cambio climático, ya que su territorio, su hogar, el hielo que es su casa, se está deshaciendo. De hecho, los líderes inuit son de las voces más activas y reivindicativas en la lucha contra el cambio climático.

Y hasta aquí hemos llegado con la historia de los inuit, un pueblo sobre el que está claro que hemos tenido muchos mitos, pero que, sin duda, si algo le caracteriza, es la fuerza y la capacidad de adaptación para sobrevivir.