Hoy Hablamos Premium, episodio 297. Nuestro viaje a Vietnam, con Rebe.
Roi: [00:00:18] Hola, Rebe. ¿Qué tal?
Rebe: [00:00:19] Hola, Roi. Muy bien. ¿Y tú, qué tal?
Roi: [00:00:21] Pues, yo muy bien también. ¿Qué te voy a decir? Si estoy aquí hablando contigo, vamos a hablar de un viaje que hemos hecho recientemente. ¿Cómo voy a estar?
Rebe: [00:00:30] Bueno, depende del episodio en concreto. En este vamos a hablar de cosas no muy buenas que nos pasaron en el viaje, así que, puedes estar también un poco decepcionado o defraudado con el viaje.
Roi: [00:00:46] Pues no, porque creo que precisamente esos problemas, esas cosas malas o esos imprevistos que ocurren durante el viaje, es lo que hace que el viaje sea un poco especial. No sé, no sé qué opinas tú, pero yo creo que si no ocurre nada malo… a ver, que también hay viajes muy buenos en los que no ocurre nada malo ni hay ningún imprevisto, y también me lo paso genial. Pero cuando hay algún imprevisto, al final no es algo malo, porque, oye, es una anécdota más y te ríes cuando piensas en ese problema que tuviste, si no fue algo muy malo, claro.
Rebe: [00:01:19] Exactamente, eso te iba a decir, que depende de qué te pasa en el viaje, por supuesto. Si te pasa algo terrible, un accidente, alguna lesión grave, no va a ser una anécdota graciosa que contar. En este caso, son pequeñitas historias, que en el momento tampoco nos hicieron gracia. En el momento, a mí personalmente, gracia ninguna, pero que ahora puedes contar a tus amigos y echarte unas risas. Entonces, en el episodio de hoy vamos a hacer algo parecido al episodio de la semana pasada, pero con nuestro siguiente destino. La semana pasada hablamos de nuestro viaje a Filipinas y en este vamos a centrarnos en nuestro viaje a Vietnam.
Roi: [00:01:58] Perfecto. Y para quien no haya escuchado el episodio anterior, tened en cuenta que cuando hablamos de este viaje y del anterior viaje, nos vamos a centrar en esas anécdotas curiosas, divertidas o frustrantes en ese momento, y no vamos a hablar tanto del viaje en sí. No vamos a hablar como si esto fuera el típico blog de viajes donde se habla de toda la ruta, lo que hicimos, lo que nos gustó, lo que no. Entonces, tened eso en cuenta, porque va a haber detalles de nuestro viaje que no vamos a comentar, porque, bueno, es el enfoque que queremos darle.
Rebe: [00:02:31] Pues sí, vamos a centrarnos en estas historietas y no tanto en lo que vimos o qué hay que ver en esos sitios. Entonces, para empezar, Roi, volamos de Manila, la capital de Filipinas, a Hanói, la capital de Vietnam.
Roi: [00:02:46] Así es. Llegamos a Hanói, ¿y qué podemos comentar de Hanói? Bueno, creo que la primera cosa que nos llamó la atención de esta ciudad, es que es una ciudad muy caótica. Hay motos por todos lados, hay coches, aunque dicen que no es la más caótica de Vietnam. Nos dijeron que Saigón, en el sur, era mucho más caótica, pero bueno, a nosotros nos pareció muy caótica.
Rebe: [00:03:08] Caótica en el sentido sobre todo del tráfico, porque cuando tú estás acostumbrado a un país europeo, por ejemplo, como es nuestro caso, hay muchas normas de tráfico, muchas regulaciones, y claro, en estos países todo funciona de una forma diferente. Tú, por ejemplo, llegas allí y quieres cruzar la calle, quieres ir de un lado al otro. Si tú vives en España, por ejemplo, vas a estar acostumbrado a cruzar por un paso de peatones, un paso de cebra, esperar a que el coche se detenga, que se va a detener siempre, y luego cruzas. En estos países no. En Vietnam, por ejemplo, tú tienes que cruzar, como nos dijo nuestro guía del free tour, con elegancia, tienes que cruzar despacio, como con autoridad, como creyéndotelo. Tú vas andando, despacio, tranquilo, y ya los coches o las motos te van esquivando, tú solo mantén la calma.
Roi: [00:04:01] Sí. No sé si estas instrucciones fueron buenas o malas. Sí que me pareció una forma interesante de explicarlo, pero bueno, hubo unas personas que dijeron: «Venga, cruzamos con elegancia». Porque escucharon al guía, y cruzaron, y casi tiene un accidente, porque claro, hay que cruzar con elegancia, pero con cuidado también, no a lo loco. Pero él se refería a que no hay que correr, porque puedes estar tentado a correr porque ves que una moto viene hacia ti y tienes miedo, pero eso es lo peor que puedes hacer. De hecho, tenemos una pequeña anécdota aquí, que no nos ocurrió en Hanói, nos ocurrió unas semanas después en otro sitio, pero, en un momento que estábamos cruzando, casi nos atropellan.
Rebe: [00:04:41] Casi te atropellan a ti, yo estaba manteniendo mi elegancia perfecta.
Roi: [00:04:47] Pero yo perdí la elegancia por un momento, porque estábamos un día cruzando y venían bastantes coches, era una carretera bastante concurrida, y yo veía que venía un coche hacia nosotros, que estaba adelantando a otro coche, veía que el coche estaba acelerando, y pensé: «El conductor de ese coche no está mirando hacia adelante, quizás está mirando el móvil». Porque había muchos conductores que se distraían mucho ahí en Vietnam con el móvil. Y pensé: «Nos va a atropellar». Entonces, no corrí, pero bueno, di unos cuantos pasos largos para avanzar.
Rebe: [00:05:19] Y lo que pasó entonces es que, del otro lado, por el otro carril, venía un coche en sentido contrario, en la otra dirección, que Roi no estaba mirando, que estuvo a muy, muy poquito de atropellar a Roi. Por suerte íbamos agarrados de la mano, en plan romántico, y pude sujetarte para que no te atropellase.
Roi: [00:05:39] Sí, sí, sí, sí, o sea, me faltó poco, a lo mejor hablamos de medio metro o algo así de distancia, y porque también el coche que estaba por el otro carril, frenó un poco. Y la verdad es que tuvimos suerte, así que, hoy hay podcast gracias al amor, quizá, porque como íbamos cruzando de la mano, pues tú me apretaste un poco y me tiraste para atrás como si fuera…
Rebe: [00:05:59] Un niño, como cuando una madre lleva a un niño de la mano para cruzar.
Roi: [00:06:04] Exacto. Entonces, eso me salvó, no sé si la vida, pero bueno, hubiera sido un atropello bastante feo, la verdad. Y bueno, esto de cruzar, pues fue una de las anécdotas que tenemos, entre otras muchas. Justo después de Hanói, nos fuimos hacia el norte de Vietnam, más al norte, y fuimos a Hà Giang o Hà Giang, como le llaman ellos, a hacer una ruta en moto que es muy, muy famosa. Es la ruta en moto más famosa de Vietnam, y quizá una de las rutas en moto más famosas del mundo, posiblemente, porque había un montón de gente, y cuando buscas cosas que hacer en Vietnam, es una de las cosas que todo el mundo recomienda.
Rebe: [00:06:42] De hecho, si buscas vídeos de esta ruta, puedes ver imágenes que parece eso un desfile de motos, porque van muchísimas motos. Por suerte, cuando fuimos nosotros, no era una temporada alta, entonces no había tantísimas, pero sí que había muchas. ¿Y qué pasó? Que fue un viaje bastante accidentado. Hicimos cuatro días en moto, que al final, spoiler, se tuvieron que convertir en cinco días.
Roi: [00:07:10] Sí, por alguno de los imprevistos que tuvimos, tuvimos que alargar el viaje un día más. Entonces, para mí este viaje es el claro ejemplo de lo que ves en las redes sociales, lo que ves en Instagram, en TikTok o donde sea, y la realidad. Porque mientras hacíamos el viaje, Rebeca publicaba algunas fotos y tal, y quedaban muy bien las fotos, parecía idílico, pero luego, la realidad, Rebe, lo que había detrás de las cámaras, no fue tan idílico.
Rebe: [00:07:40] Bueno, pues, para empezar ya con esta historia, todo empezó ya, antes de arrancar. Aún no habíamos empezado el viaje en moto y ya tuvimos el primer problema. Y es que, llegamos en autobús a nuestro hotel para empezar al día siguiente la ruta, llegamos, fuimos a recepción, y Roi intentó alquilar la moto para el día siguiente. Muy convencidos íbamos, pensábamos que todo iba a salir perfecto.
Roi: [00:08:09] Claro, pensábamos que teníamos todos los papeles en regla. Porque para conducir una moto en Vietnam, necesitas el carné de conducir internacional. Y yo, precisamente, para tener eso, en enero de este año, o sea, un par de meses antes del viaje, me había apuntado a la autoescuela, me había sacado el carné de moto, que aún me costó bastante, o sea, estuve unos meses haciendo prácticas. Me presenté al examen teórico, luego el examen práctico, aún me llevó trabajo, la verdad es que fue reconfortante porque conseguí sacar el carné a la primera, pero bueno, me costó lo suyo, y fue un poquito estresante. Pero, ya tenía mi carné de moto, mi carné internacional de moto, que es válido en 190 países. Increíble, muy contento, pero resulta que en Vietnam no vale, y yo pensaba que sí. Entonces resulta que llevé un papel como el que lleva papel higiénico, o sea, no te sirve para nada.
Rebe: [00:09:03] Y claro, nosotros no sabíamos esto, así que cuando la chica de recepción nos intentaba explicar que el carné no era válido, nosotros intentábamos explicarle que sí, que por supuesto que sí, que era un carné internacional. Ella señalaba una fecha y nos decía que no era válido porque era de esa fecha, y Roi intentaba explicarle que esa fecha no era la fecha del carné, que Roi se había sacado el carné este año.
Roi: [00:09:28] Porque en el carné estaba en español casi todo, y ponía una fecha que ponía 1949. Y la chica me decía: «No, ese año no es correcto». Y yo pensaba: «A ver, claro, yo no lo saqué en 1949, lo saqué en el 2025». Pero al final la chica tenía razón, el que no estaba entendiendo era yo. Fíjate, yo pensaba que la chica, pues oye, no era muy lista, yo pensé: «Esta chica no se entera». Pero el que no se enteraba era yo, porque ese año era el año del convenio que regula el… bueno, la ley que regula ese carnet internacional, y resulta que en Vietnam solo valen los carnets internacionales del convenio del 69 o algo así, no sé, o el 68, bueno, de otro año. Entonces, es un tema político, un tema legal, por el tema de la guerra que hubo en Vietnam y todo esto, y al final, el carné de España, no vale allí. Entonces, ese fue el primer imprevisto. Así que, ¿qué es lo bueno de países así? Que pudimos solucionarlo pagando una especie de soborno a la policía, que… Fue algo un poco raro, pero bueno, resulta que en el hotel nos decían que no nos preocupásemos, que ellos podían negociar con la policía una multa y ya tenían como la cantidad de la multa prefijada. Entonces, decían que si te paraba la policía, te podían poner una multa de entre 50 y 100 euros o así, como que era un poco aproximado, pero si la negociabas con el hotel, ya era bastante barata la multa.
Rebe: [00:10:54] Entonces, puedes ir como con la multa prepagada ya, ya la pagas antes de arrancar. Lo cual, al final es muy rentable, porque puedes pensar: «Puedo arriesgarme, seguro que no me paran, si me paran, mala suerte, ¿no? Pagaré una vez». No, no, te van a parar fijo, porque cada muy poco tiempo había un control de policía ya pensado para parar a los turistas, que es posible que no tengan ese carné. De hecho, se fijan en quién va conduciendo, si es vietnamita o no, y si no eres vietnamita, como el caso de Roi, te van a parar fijísimo. Pero, como nosotros teníamos nuestra multa prepagada, teníamos una especie de librito que podíamos enseñar ya directamente según nos paraban, y ya te dejaban continuar. Así que, este pequeño imprevisto, pudimos solucionarlo bastante fácil.
Roi: [00:11:45] Que aún así, yo iba un poco preocupado, porque, claro, cuando tú conduces una moto y no tienes el carnet, no cumples la ley, primero te pueden multar, pero luego también puede ocurrir que tú tienes un accidente, y como no tienes el carné de moto válido en ese país, pues puedes tener un problema grave de verdad. Y yo que soy un tío que se preocupa mucho por esas cosas, pues iba un poco preocupado. Y además estaba el tema del seguro médico, porque tienes un accidente en moto, tienes que ir al hospital, y quizá no te cubre el seguro. Pero resulta que, estuve investigando sobre el seguro que teníamos contratado, porque yo había contratado un seguro, pues muy bueno realmente, o sea, había costado bastante dinero, había diferentes opciones, y dije: «Voy a comprar el seguro Premium Plus». O sea, compré el mejor seguro que ofrecía la agencia de seguros. Y resulta que ese seguro no cubría accidentes en moto de ningún tipo, solo motos muy pequeñitas, y la que conducíamos nosotros no la cubría.
Rebe: [00:12:40] Un poco indignados ese día cuando descubrimos esa letra pequeña, porque al final vas tranquilo pensando que tu seguro te va a cubrir todo, y oye, a veces hay esos detallitos que tú no lees y que después, pues, pueden lavarse las manos.
Roi: [00:12:56] Exacto. Y lo más gracioso de todo es que la persona de la agencia de seguros me dijo que tendría que haber contratado el otro tipo de seguro, que aún encima era mucho más barato que el que yo había contratado. Que el otro sí que cubría, y yo pensé: «Pero qué sin sentido, o sea, compro el que pone que tiene todas las coberturas, y justo ese no lo tiene». Los seguros son un lío, la verdad.
Rebe: [00:13:16] Sueles pensar que cuanto más pagas, mejor, más calidad, más prestaciones, y oye, a veces no es así. Pero aún habiendo visto, Roi, todos estos imprevistos, todas estas cosas que nos sucedieron a lo largo de este viaje, esto realmente no fue lo peor de este viaje en moto.
Roi: [00:13:34] Sí, eso fue de lo menos importante, fue un tema legal y tal, pero bueno, sin más. Porque el mayor problema, Rebe, lo causaste tú, o bueno, no diría que lo causaste tú, sino que te lo causó a ti un virus, una bacteria, bueno, algo, algo malo.
Rebe: [00:13:51] En el episodio anterior comentábamos que tú te habías puesto malo, habías cogido algún tipo de intoxicación. La tuya en Filipinas, comparada con la mía en Vietnam, fue incluso leve, porque a diferencia de nuestro seguro, sí que cogí el pack completo: fiebre, vómitos, diarrea, todo. Y puedes pensar: «Oye, igual te he coincidido al final del viaje y no te lo arruinó». No, no, no, el primer día, arrancamos en moto y me puse mala.
Roi: [00:14:19] Claro. Recordemos que es una ruta en moto de cuatro días, cada día parábamos en un pueblo distinto. Entonces, cada día conducíamos unas tres, cuatro horas en moto, hasta llegar al siguiente destino. Y el primer día ya te empezaste a sentir mal. Pero bueno, el primer día estabas mal, pero no tan mal, ¿no? Parecía que estaba recuperando al final del día.
Rebe: [00:14:39] El primer día me empecé a encontrar mal, como si estuviese muy cansada, me costaba mucho esfuerzo hacer cualquier visita o caminar un poco, pero pensé: «Bueno, un día de estos que te encuentras mal, mañana seguro que estoy bien». Al día siguiente ya, fatal, teníamos que parar la moto para que yo vomitase en la cuneta o en la hierba. No era muy agradable porque a veces había serpientes, y oye, daba un poco de miedo.
Roi: [00:15:05] Pobre serpientes, lo que tenían que ver. Miedo tenían ellas, Rebe, cuando parábamos con la moto, te bajabas y empezabas a vomitar. Porque claro, en el segundo día, ya te empezaste a encontrar tan mal, que cada 20 minutos en moto teníamos que parar y tenías que vomitar. Pero no podíamos hacer otra cosa, porque teníamos una moto y teníamos que llegar al siguiente destino.
Rebe: [00:15:23] Yo iba en la moto como si fuese un muñeco sin vida. Iba ahí, apoyada en Roi, como podía, paraba a vomitar cuando tocaba y continuábamos. Y claro, llegamos al hotel, al destino, y ahí sí que ya estaba fatal, cada pocos minutos tenía que ir al baño. No voy a explicar más, era horrible, tenía fiebre, y esa noche decidimos que al día siguiente no podíamos arrancar otra vez, y por eso tuvimos que alargar nuestra estancia. No había habitación en el hotel, así que tuvimos que cambiar de hotel, pero bueno, pudimos resolverlo y quedarnos una noche más.
Roi: [00:15:57] Entonces, el día siguiente lo pasamos en el hotel, así tú descansabas, te recuperabas. Y bueno, al menos te recuperaste parcialmente, no estabas totalmente recuperada, pero al día siguiente ya te encontrarás mejor y pudimos retomar el viaje.
Rebe: [00:16:11] No diría que me encontraba mejor, diría que podía sobrevivir. Tenía una botella con suero, como la famosa botella que contó Roi en el episodio anterior, y eso me mantenía con vida, porque hacía que no vomitase tanto y mi cuerpo podía absorber algunas vitaminas, algunos minerales, que me mantenían, pues, con vida, porque no podía moverme si no, eso me daba un poco de energía. ¿Qué pasa? Que continuamos nuestra ruta, y había un dilema que era si hacer el viaje normal y seguir yendo a ver cosas, o simplemente ir al siguiente destino para estar el menor tiempo posible en la ruta. Pero a mí me podían las ganas de ver cosas, así que decidimos hacer la ruta normal e ir a visitar los sitios que había por el camino. Y fuimos a ver un río, que teníamos que bajar por una carretera, bueno, no en las mejores condiciones, hasta llegar al río y volver a subir.
Roi: [00:17:06] Y ahí es donde nos ocurrió el siguiente imprevisto. Que bueno, tranquilos, no hubo ningún accidente ni nada, pero lo que ocurrió es que para bajar a este río, solo había una carretera, no habían más carreteras. Entonces bajamos al río, nos montamos en un barco que te daba una vuelta por el río, acabamos el tour, cogimos la moto, y cuando volvíamos a la carretera principal, cuando volvíamos por esa única carretera que había para salir del río, de repente, un señor nos prohibió el paso, un obrero. Un obrero de la construcción nos dijo que no pasáramos, y además nos hizo como unas señales de: «¡Fuera, fuera, vete lejos!». Y yo no entendía muy bien, ¿no? Como: «¿Qué pasa?». Entonces yo me eché un poco para atrás en la moto, y me dijo: «Más lejos, más lejos». Bueno, con gestos, porque hablaba en vietnamita y yo vietnamita no controlo. Y yo dije: «Bueno, vamos a irnos un poco más lejos, no sé qué le pasa a este señor». Y de repente explotó la montaña.
Rebe: [00:18:06] De repente, literalmente vimos explotar una montaña. Yo no lo había visto en mi vida, pero estaban construyendo en la carretera, entonces estaban derribando una parte de la montaña con explosivos. ¿Qué pasa? Que nos quedamos de ese lado de la montaña durante dos horas y pico que estuvieron con las obras, porque primero explotó la montaña, pero luego tuvieron que limpiar todos los escombros que habían caído sobre la carretera. Así que, nosotros y un montón de personas más, tuvimos que esperar dos horas en la carretera, con un calor insufrible, a la sombra de un camión. Y recordemos, Roi, que yo me mantenía viva con una botella de suero.
Roi: [00:18:52] Sí, sí, sí. Y tú estabas ahí, que, bueno, mal del estómago, mal de todo, y pensando: «A ver si no dura mucho esto, a ver si no tenemos ningún problema». Al final, bueno, se solucionó y tú no tuviste ningún problema, pero hubo ahí un poco de angustia por ese tema. Y tuvimos muy mala suerte, Rebe, porque justo cerraron la carretera como un par de minutos antes. O sea, si hubiéramos llegado tres minutos antes, hubiéramos pasado, pero, a veces tienes mala suerte.
Rebe: [00:19:20] Esto recuerda la historia de la semana pasada cuando fuimos a ver aquellos pequeños monitos, que nos cerraron la puerta también en la cara. Pues una vez más, no llegamos a tiempo. Pero bueno, podemos ver el lado negativo, que es que dos minutos antes hubiésemos pasado, o el lado positivo, que, bueno, teníamos una sombra de un camión, unas botellas en la mochila, por suerte teníamos bebidas, y yo fui muy feliz solo por no tener ninguna emergencia de tener que ir a un baño, que no existía. Entonces, bueno, fui feliz.
Roi: [00:19:54] Sí. Lo único malo es que esas dos horas y pico esperando, hicieron que se nos retrasase el viaje, y al final tuvimos que conducir de noche una hora y media o algo así. Y claro, por esas carreteras, con la moto, de noche, no fue muy agradable. Además ya no pudimos parar en algunos puntos que había para parar, para ver vistas y tal, sino que tuvimos que ir directos a nuestro hotel conduciendo de noche. Así que ese día, el final no fue muy bueno.
Rebe: [00:20:20] De hecho, en este viaje, en general nos quedó como un mal sabor de boca, se suele decir, ¿no? Porque sí que hay lugares muy bonitos, la ruta está muy guay, pero claro, debido a estas situaciones, no fue la mejor experiencia. De hecho, no acabó aquí, porque llegamos al destino final, es una ruta circular así que llegamos al hotel del principio, y encendí mi ordenador y descubrí que no funcionaba.
Roi: [00:20:46] Sí, sí, porque nosotros llevamos un ordenador a la ruta en moto, porque como tenemos dos, dijimos, vamos a llevar solo uno, y si hay algún problema o lo que sea, pues siempre intentamos llevar un ordenador por si surge algún problema. Al final, tenemos una empresa de creación de contenido, hay que estar siempre conectados. Y no sé si por el bamboleo de la moto, por los baches o por lo que sea, quizá por ese movimiento, el ordenador se estropeó y no funcionaba. Y para nosotros fue un problema, porque somos dos personas que tenemos que trabajar también, y ahora solo teníamos un ordenador. Por suerte teníamos uno, por suerte uno de ellos funcionaba, pero claro, era un poco lío porque tú tienes que hacer unas tareas, yo otras. Entonces, durante unos días yo me ponía con el ordenador, luego tú, y no podíamos salir del hotel prácticamente, porque cuando yo estaba trabajando, tú no podías trabajar, y viceversa, y al final, pues pasábamos todo el día en el hotel trabajando.
Rebe: [00:21:40] De hecho, esto nos pasó en el siguiente destino al que tuvimos que ir. Al acabar la ruta en moto, nos fuimos a Sa Pa, una zona muy famosa por las terrazas de arroz, y ahí no pudimos hacer gran cosa porque teníamos que trabajar los dos con un ordenador. Y lo que hicimos fue una excursión andando, que es lo típico que se hace, vas con una guía local que te lleva a recorrer estas terrazas de arroz, y una vez más, no fue la mejor experiencia, porque yo venía con cero energía en mi cuerpo, así que caminar durante horas con calor era una tarea agonizante. No la disfruté mucho, es un sitio muy bonito, pero en esta ocasión, no la disfruté demasiado.
Roi: [00:22:22] Y no era una ruta muy complicada, pero claro, como tú, no estabas tan mal como antes, pero todavía no estaba recuperada y tenías muy poca energía, y en cuanto…
Rebe: [00:22:34] Había un pequeño desnivel.
Roi: [00:22:36] Es que no puedo evitar reírme, Rebe, porque llevábamos como diez minutos, un pequeño desnivel, una pequeña cuesta, y casi te desmayas, estabas que no podías. Y claro, la señora, que es una señora, una chica más bien, esta chica que hará esa ruta, pues una o dos veces al día y llevará décadas haciendo esa ruta y no le cuesta nada, te veía y, yo no sé qué pensaba, pero pensaría: «Estos europeos, qué débiles son, qué débiles son».
Rebe: [00:23:05] Es posible que lo pensase, pero es que no podía, tenía que pedir un descanso cada muy poco tiempo porque no tenía energía en mi cuerpo suficiente para caminar, además hacía muchísimo calor. Pero bueno, todo se solucionó bien, en unos días me encontré mucho mejor, cuando ya podía comer sin vomitar, noté una gran mejoría, y por suerte, cuando volvimos a Hanói, la capital, pude arreglar mi ordenador rapidísimo, superbien, un sitio maravilloso que nos arregló el resto del viaje, la verdad.
Roi: [00:23:35] Sí, muy contento, porque claro, al estar ahí teníamos que llevar el ordenador a algún técnico, y en Hanói tienen tiendas 24 horas de reparación de ordenadores, o sea, es algo que me pareció increíble. Y en 24 horas nos arreglaron el ordenador, y muy bien, ahora, bueno, estamos ahora utilizando ese ordenador, y oye, parece que funciona bien, parece que está todo bien.
Rebe: [00:23:57] Y esto puede parecer una tontería, que se te estropee un ordenador, bueno, ya lo arreglarás. Pero en nuestro caso, necesitábamos arreglarlo durante el viaje si no queríamos arruinar el resto del viaje. Aún nos quedaba medio mes, y medio mes con un solo portátil nos hubiese supuesto perdernos muchos destinos o no poder salir casi del hotel. Así que, agradecemos mucho haber tenido ese servicio allí.
Roi: [00:24:23] Sí, sí, sí, sí, estuvo muy bien. Y a ver, ¿qué más podemos comentar de Hanói? Porque luego volvimos a Hanói para estar unos días trabajando, arreglando el ordenador, descansando un poco porque estábamos un poco cansados. Bueno, podemos comentar que fuimos al Museo de la Guerra, donde exponen, bueno, toda la historia de la guerra que hubo en Vietnam, y bueno, también de la época de la ocupación francesa, bueno, toda la historia de Vietnam, que es bastante triste, ¿no? Con muchas guerras y muchos problemas. Pero, lo que aquí quiero comentar no es nada sobre el museo. El museo está bien, la verdad me gustaron mucho los aviones y los tanques que tenían. Yo soy como un niño de 12 años o de 10 años, había tanques reales y aviones y tal, y la verdad, me sorprendió mucho verlos en persona, porque no me imaginaba que eran así de grandes. O de pequeños, los tanques me parecieron más pequeños de lo que yo creía. Es curioso, los aviones me parecieron muy grandes, y cuando estaba al lado de los tanques, pensaba: «Pues no es tan grande».
Rebe: [00:25:21] Como un niño, exactamente, igual que un niño en ese museo Roi. Pero, justo lo que nos pasó en este museo, es que había demasiados niños.
Roi: [00:25:30] Es que lo que queremos comentar de este museo es algo, bueno, nada relacionado con la guerra, sino que, no sé si es por ser blancos o por nuestro aspecto, por tu color de pelo o por nuestras pintas, no sé, pero éramos como… ¿cómo decirlo? Como famosos. La gente nos señalaba, la gente nos hablaba, pero estamos hablando de decenas de personas. Niños venían hacia nosotros, nos decían: «Hello«; intentaba hablar con nosotros. Pero claro, decenas de niños, yo me sentí un poco agobiado.
Rebe: [00:26:04] Era como ser, exactamente, famosos, yo en ese momento pude vivir en mi piel lo que es ser una superestrella de Hollywood, porque es lo que tú dices, estábamos en una sala, en una sala de exposiciones, por ejemplo, en ese caso, con muchísimos niños, porque había excursiones escolares que venían a visitar el museo. Entonces, había muchísima gente a nuestro alrededor, y todos esos niños, todas esas personas, nos miraban, nos señalaban, nos hablaban, venían a tocarte para que les dieses la mano, para que le chocases los cinco. Entonces, llegó un momento que Roi se agobió tanto, que tuvimos que irnos del museo.
Roi: [00:26:40] Es que, a ver, son niños y oye, no sé, pues les hace ilusión ver a un occidental o algo así, no sé. Que aún así me pareció un poco raro porque Vietnam no es un sitio aislado. Hay turistas, hay gente de otros países, hay gente de Occidente, o sea, no es raro ver a un occidental en Vietnam. Pero bueno, quizás esos niños eran de zonas más remotas, no lo sé.
Rebe: [00:27:00] O quizá tú y yo somos muy raros.
Roi: [00:27:02] Sí, quizá es que, por la barba que tengo, no suelen tener barba en Vietnam, entonces flipaban. No lo sé, no lo sé, yo no sé el motivo, que nos lo expliquen si hay algún oyente vietnamita. Pero claro, me sentí un poco estresado, un poco agobiado, eran demasiados niños los que venían junto a nosotros, o sea, hablamos de decenas o cientos de niños. Porque claro, había tantas excursiones, estaba tan lleno, que era un agobio. Así que, lo que aprendí es que no quiero ser famoso, me gusta que me conozca poca gente.
Rebe: [00:27:34] Solo por la voz, que nos conozcan por la voz.
Roi: [00:27:36] Claro, o yo qué sé, el podcast lo escuchan 20.000 personas, pero me conocen por la voz, y además, 20.000 personas repartidas por todo el mundo, así que, es raro que alguien me identifique en otro país. Y eso, pues fue algo que no nos gustó mucho porque no nos gusta ser el centro de atención y que nos señalen y tal, pero son cosas que pasan. Y siguiendo con el viaje, luego nos fuimos a Halong Bay, que es una de las zonas más turísticas del mundo, o más famosas, venga, no más turísticas del mundo. Pero es muy famosa esta bahía, hasta mi padre la conocía, que mi padre, lo de viajar no le interesa mucho, pero hasta mi padre me dijo: «¿Y fuisteis a la bahía esa que es muy famosa?». Y yo: «Sí, papá, fuimos». Y me sorprendió, a ver, a mi padre, pues, los destinos turísticos no le importan tanto.
Rebe: [00:28:22] Y aquí hicimos lo típico que hacen todos los turistas, que es un recorrido en barco por la bahía. Haces noche en el barco y al día siguiente ves otras cosas, ¿no? Y aquí tenemos dos anécdotas. Una la voy a contar yo y la otra la va a contar Roi, porque cada uno experimentó más una de estas historias. La primera, estábamos haciendo una excursión en kayak con nuestro guía, un chico como muy majo, que todo el rato decía que íbamos a vivir aventuras.
Roi: [00:28:49] «Adventure, adventure«, nos decía.
Rebe: [00:28:52] Y nosotros pensábamos que, bueno, las típicas aventuras aptas para todos los públicos, porque éramos los más jóvenes de esa excursión. La media de edad era bastante alta, entonces pensamos que iba a ser algo suave, adaptado para todos. Pero no, el chico de verdad quería ser aventurero. Así que, llegamos en nuestro kayak a una pequeña cueva, y nos hizo reptar por el suelo como soldados, la típica imagen de los soldados preparándose, arrastrándose por el barro, pues eso éramos nosotros, pero sobre arena de playa y conchas, que hacían bastante daño, para pasar por un pequeño agujero en las rocas a la otra parte. Llegamos a la otra parte, una pequeña playita oculta, muy bonita, la verdad, y ahí nos dijo que teníamos que regresar por el mismo sitio para continuar viendo cosas. Pero un matrimonio, un hombre y una mujer de unos 70 años, más o menos, supongo, no sé echar muy bien la edad a la gente.
Roi: [00:29:49] Diría 60 y largos, 70, más o menos.
Rebe: [00:29:52] Por ahí, imaginémonos. No querían volver por el mismo sitio y arrastrarse otra vez por las conchas, porque no era muy agradable.
Roi: [00:30:00] Y eran personas que no tenían la movilidad de una persona de 30 años. Que ya era bastante que estaban ahí y que habían pasado, porque el agujero no era muy grande, o sea, fue incómodo pasar por ahí, no fue muy sencillo.
Rebe: [00:30:10] Claro, ya era admirable que lo hubiesen hecho, porque yo quizá no me hubiese animado sabiendo lo que tenía que hacer. Entonces, dijeron que no querían volver por el mismo sitio, si no había otra opción. Y el guía, nuestro amigo aventurero, nos dijo que podríamos nadar, dar la vuelta a la zona, como a un islote, y salir por el otro lado. Y no entendimos muy bien las indicaciones que nos dio, pero nos pidió, tanto a Roi como a mí, que acompañásemos a este matrimonio, porque en su mente él pensaba que nosotros podríamos socorrer a este matrimonio si tenían algún problema. Él pensaba que nosotros éramos los héroes, lo que no sabía es que a mí me da pánico el agua, y no estoy tampoco en la mejor forma física para nadar y arrastrar a una persona conmigo, soy una persona muy pequeña.
Roi: [00:31:01] Sí, el guía pensaba que estos dos jóvenes, así, delgados, que parecen en buena forma física, podrían socorrer a los pobres ancianos, a esta pobre gente mayor. Y fue al contrario, casi, ¿no? Porque ese matrimonio se ve que iban a natación, dijeron que les gustaba mucho nadar, entonces no les supuso ningún problema. Y nosotros no somos los mejores nadadores del mundo, sobre todo tu, Rebe.
Rebe: [00:31:28] Bueno, hay que decir que ellos llevaban chalecos salvavidas, ellos flotaban, nosotros no teníamos nada. Entonces, claro, ellos iban relajados, flotando en el agua, y yo tenía que ir nadando. Llegó un momento que ya iba un poco reventada, porque no entendimos las indicaciones que nos dio el chico y pensamos que teníamos que nadar muchísimo más lejos. Cuando de repente apareció el chico con los kayaks, estaba a mitad de camino, nosotros habíamos nadado mucho más lejos, estábamos mucho más metidos dentro del mar, y tuvimos que volver hacia la orilla. Así que, realmente no era para tanto. Seríamos los típicos turistas que mueren por tontos.
Roi: [00:32:06] Sí, yo, cuando íbamos y estábamos haciendo eso y veía que nos íbamos alejando y que el destino estaba como muy lejos, estaba pensando: «Uf, esto es lo típico, ¿sabes? Que te mueres ahogado por sobrevalorar tus capacidades o no entender bien las cosas, bueno, o por no saber dónde estás». Pero por suerte no pasó nada. Aparte, yo, como veía que estas dos personas llevaban un chaleco salvavidas, pensaba: «Bueno, si estamos muy cansados, les damos una paliza…». No, no, no, sino que nos agarramos a ellos, y un chaleco salvavidas yo creo que podría con dos personas.
Rebe: [00:32:42] A ver, yo si me estoy ahogando, me agarro. Yo creo que, con la señora y conmigo, ese chaleco podía de sobra. Pero bueno, todo salió bien, llegamos nadando hasta la orilla y estamos aquí para contarlo. Y yo superé un poco mi miedo al agua, porque estaba ahí, luchando por sobrevivir, y como que el miedo a morir superó un poco el miedo a lo que podía haber debajo del agua.
Roi: [00:33:04] Sí, sí, sí. A ver, esto, así dicho, suena más espectacular de lo que fue, ¿vale? Tampoco fue algo en plan impresionante. Pero bueno, en el momento sí que infravaloras ciertos peligros.
Rebe: [00:33:16] Pero esto no fue lo único que pasó en este barco. Lo otro no tiene que ver con poner en riesgo nuestra vida, sino más con vivir en España, con ser español.
Roi: [00:33:26] A ver, lo otro que ocurrió es que nosotros estuvimos en este barco, estuvimos dos noches, si no recuerdo mal, y se supone que era como de lujo, era una experiencia bastante lujosa, un camarote grande, comida muy buena y tal. Entonces, al final del viaje nos dieron un cuestionario para responder y para ver si estábamos satisfechos. Y era un cuestionario interno, entonces yo dije: «Voy a ser honesto, todo me pareció muy bien, pero la comida, para el lujo que se supone que era, me pareció bastante mala». Y aún así no fui muy duro, sino que sobre cinco, le puse un tres. Como bien, pero oye, fue un poco caro este barco, entonces, podría haber estado mejor, podría haber sido una comida de más calidad, o no calidad, sino cómo estaba preparada, me parecía un poco cutre. Y lo gracioso es que yo simplemente lo hice por ser agradable con la gente, para dar un feedback honesto, real, porque yo les iba a dejar muy buena valoración o review en las aplicaciones estas de viajes, ¿no? Porque yo acabé satisfecho. Pero dije: «Voy a ser honesto, para que ellos sepan que a mí no me gustó». Y entonces vino el gerente a hablar conmigo, y yo: «¡Ostras!».
Rebe: [00:34:35] Y claro, recordemos la historia en la que no nos gusta llamar la atención, nos gusta pasar desapercibidos. Así que, que venga el gerente a hablar con nosotros, yo me escaqueé un poco, porque como yo no hablo tan bien inglés como Roi, dije: «Que se encargue Roi». Pero claro, ver a Roi explicándole al chico por qué no estaba totalmente satisfecho con la comida, y Roi solo diciendo: «Es que soy español, entonces, igual nuestro gusto es diferente, estoy acostumbrado a otro tipo de comidas». A ver, hay que decir que nosotros pensamos que iba a ser una comida increíble, entonces, quizá íbamos con unas expectativas muy altas también. Pero bueno, no nos salió mal la jugada, porque, como Roi se quejó, digamos, entre comillas, nos invitaron a unas consumiciones, así que, no salió mal.
Roi: [00:35:24] Sí, o sea, no, creo que nos invitó a una factura que teníamos pendiente por pagar de varias bebidas, que aún era algo de dinero, pero me dio rabia porque yo no lo hice por quejarme. Yo no soy de quejarme, a no ser que sea algo terrible. Claro, si es algo terrible, pues hasta yo puedo quejarme, pero yo soy una persona que acepta muchas cosas malas, porque no me gusta quejarme. Entonces, bueno, ¿que la comida no es muy buena? Pues no pasa nada, disfruto otras cosas. Solo respondí honestamente porque era un cuestionario interno, para que ellos sepan que no a todo el mundo le encantó la comida. Entonces me dio un poco de rabia por eso, y un poco de vergüenza también, porque viene el gerente y te dice: «Bueno, he visto que no estás satisfecho con la comida, por favor, explícame por qué». Como muy preocupado. Y yo: «¿Qué quieres que te diga? Pues, a mí no me gustó tanto».
Rebe: [00:36:08] Claro, y todo esto es cuestión de expectativas también, porque, como era un sitio lujoso, pensamos que iba a ser, pues de un estándar muy alto, y nosotros nos imaginamos cierto tipo de comida. Quizá otra persona se imagina otro tipo de comida y sí que le gusta. Realmente, no es porque nosotros seamos muy exigentes con la comida, porque igual que comimos en este barco, comimos en algunos sitios, que normal que yo cogiese una infección, entonces…
Roi: [00:36:35] Y ahí no nos quejamos.
Rebe: [00:36:37] Exactamente. Entonces, no es porque tú tengas un estándar muy alto, sino porque tenías unas expectativas diferentes ese día.
Roi: [00:36:44] A ver, es que si yo pago un euro por el plato, pues, para valer un euro estaban muy bien esos platos, pero en ese caso, pues, esperaba un poquito más. Pero bueno, fue una anécdota curiosa, precisamente porque yo no quería quejarme. Y ya para acabar este episodio, Rebe, vamos a contar la última anécdota. Luego, después de esta experiencia, fuimos a otro sitio, no vamos a entrar en detalles, pero en uno de los siguientes destinos, alquilamos una moto para recorrer la zona, y un día llovió un montón, llovió muchísimo, y bueno, nos mojamos un montón.
Rebe: [00:37:14] Una tormenta terrible nos pilló por el camino cuando íbamos en moto, tuvimos que parar a comprar unos chubasqueros, estábamos empapados, un poco de miedo teníamos también, porque veíamos caer los rayos muy cerca contra la tierra. Entonces, teníamos un poco de miedo de que no nos cayese uno muy cerca o directamente encima. Pero esto no fue lo peor, porque paramos, nos cubrimos, estuvimos protegidos. Pero luego, cuando íbamos de regreso al hotel, el tiempo mejoró, de repente hacía sol, así que Roi pensó en vivir una aventura.
Roi: [00:37:46] Porque me acordé de aquel guía que decía: «Adventure, adventure«. Y me acordé de su espíritu. Entonces, fuimos a ver unos arrozales que había allí, y había una carretera de tierra que no tenía mala pinta, y tenía pinta de ser una aventura divertida. Entonces dije: «Venga, Rebe, vamos por esa carretera de tierra y así vivimos un poco de aventuras». Y había algunos charcos. Entonces, bueno, unos charcos, tampoco pasa nada, ¿no? Pasas por encima del charco y ya está. Claro, ¿qué pasa? Que yo infravaloré la profundidad del charco, porque cuando pasé por el charco, la moto se hundió y nos quedamos en el sitio.
Rebe: [00:38:23] Eran charcos, que realmente era barro. Tú los veías y parecía un poquito de agua, pero realmente tenía mucha profundidad, era una zona con mucho barro, en la que te hundías. Así que, acabamos con la moto llena de barro, nosotros también sucísimos, vinieron unos turistas, riéndose un poco también, para preguntarnos si necesitábamos que nos echasen una mano. Pero bueno, por suerte pudimos continuar por la carretera, con más charcos, todo el rato, pero pudimos llegar al final y volver al hotel.
Roi: [00:38:54] A ver, fue bastante divertido al final, la verdad. Esta anécdota sí que me parece divertida, porque la moto no era mía, ¿no? Porque cuidado, al final no le pasó nada moto, pero se hundió bastante en el barro.
Rebe: [00:39:06] Esta es una anécdota divertida porque también en el momento nos reímos, aquí no lo pasamos mal como en otras ocasiones. Pero bueno, podemos cerrar aquí ya el episodio, Roi. Hemos contado bastantes anécdotas de este viaje, seguro que quedan otras en el tintero, pero bueno, creo que podemos dejarlo aquí, ya hemos contado bastantes cosas vergonzosas también.
Roi: [00:39:25] Hemos tenido suerte que hemos tenido estos problemas o estos imprevistos, porque si no, hubiéramos tenido que hacer un episodio más normal o convencional. Que tampoco estaría mal, pero bueno, estos me gustan más.
Rebe: [00:39:37] Es una forma de ver el lado bueno, decir que así tienes para hacer un episodio.
Roi: [00:39:42] Claro que sí, claro que sí. Bueno, pues nada, Rebe, cuídate mucho y hablamos la semana que viene.
Rebe: [00:39:47] Un saludo para ti y para todos los oyentes. Hasta la próxima. Chao, Chao.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire
Remarque : Seul un membre de ce blog est autorisé à enregistrer un commentaire.