1343. Excusas
Hoy hablamos de excusas.
Roi: Hola, Paco. ¿Qué tal?
Paco: Muy buenos días, Roi. Buenos días, queridos oyentes. Pues, si quieres que te sea sincero, puedo decirte que estoy un poco molesto, un poco enfadado contigo.
Roi: ¿Por qué? ¿Qué te he hecho, Paco?
Paco: Llevo esperándote aquí media hora. ¿Qué es eso, hacerme esperar tanto?
Roi: Perdona, es que… perdí el autobús y por eso llegué un poquito tarde.
Paco: Pero… ¿pero qué me estás diciendo? ¿Qué me estás contando? Si trabajas en casa…
Roi: Ya, es verdad, Paco. Era una excusa, no hay excusas que valgan. Lo siento, he llegado un poquito tarde hoy, te he tenido esperando. Pero ya sabes, Paco, que dicen que lo bueno se hace esperar.
Paco: Oh, bueno… ¿Y qué es lo bueno? Porque no sé a lo que te refieres.
Roi: No lo sé, tienes que seguir esperando a ver si llega.
Paco: ¿Tu presencia? No sé si es eso lo bueno.
Roi: Yo creo que eso es malo, ¿no? Ay… bueno. Pero… ¿qué tal, Paco? Ahora ya en serio, ¿qué tal? ¿Cómo te va?
Paco: Estoy bien, en realidad no estoy molesto, no estoy enfadado contigo, en realidad no te he estado esperando, normalmente eres tú el que espera.
Roi: Bueno, a ver, a veces espero yo, pero a veces también esperas tú. La cuestión, Paco, es que, siempre alguno de nosotros espera por el otro, ¿no? Se nota que somos españoles, es raro que los dos lleguemos puntuales a esta grabación.
Paco: Y esa es otra excusa, ya que el episodio de hoy evidentemente va de excusas, decir que somos españoles es una manera de justificar que por ser españoles ya podemos llegar tarde.
Roi: Es verdad, eh. Y yo lo uso mucho, o sea… a veces pienso, digo: “Bueno, no pasa nada, soy español”, ¿no? Si voy a hacer algo donde hay gente de otros países, pienso: “Bueno, si me dicen algo por llegar tarde, les digo que soy español”. Y, bueno, pues, esa es la excusa, ¿no? “Es que, en España lo hacemos así”.
Paco: Esto es como con nuestras clases. Si algún día tenemos clases y van con retraso, porque… oye, es normal que una clase se retrase, pues… luego cuando el estudiante está esperando, puedes decirle que: “Bueno, esto es parte de la experiencia, esto es parte de la cultura española, hacer esperar unos minutitos a la otra persona, y no es maleducado”.
Roi: Claro, claro. Realmente pagas un extra en la clase porque llegue tarde el profesor porque es auténtico, un auténtico profesor de español. Un profesor de español que no sea auténtico llega muy puntual. No, no, no…
Paco: Desconfía, desconfía, ¿sí? No es de fiar.
Roi: Si tu profesor español es siempre muy puntual, cuidado, cuidado con él.
Paco: Cambia de profesor y vente con nosotros.
Roi: Prometemos llegar siempre un poquitito tarde, un minutito o dos. Bueno, Paco, ahora ya en serio, eh… vamos a hablar un poquito de excusas, ¿no? Porque se nos ocurrió hacer este episodio, creo que por un comentario que dejó un oyente en el pasado, que necesitaba algún consejo. Y nosotros pensamos que en su situación necesitaba poner excusas, poner alguna excusa. Entonces, a raíz de ese episodio pensamos: “Va, vamos a hacer un episodio sobre excusas, porque es un tema universal”. Al final los españoles tenemos nuestras excusas, pero al final en el mundo, todo el mundo, de vez en cuando, pone alguna excusa, ¿no, Paco?
Paco: Es algo muy humano, es algo que… eso, pues, nos gusta justificarnos, ya que no queremos que la otra persona se ofenda, o que la otra persona piense que no le importamos o algo así. Entonces, bueno, hay excusas para todo, hay excusas para el trabajo, para la escuela, para la falta de disciplina… Para todo.
Roi: Sí. Y hoy vamos a ver algunas, vamos a ver algunas. Pero bueno, para empezar, vamos a definir qué es una excusa, que yo creo que es algo que todo el mundo, o casi todo el mundo, lo sabe. Pero bueno, Paco. ¿Qué es una excusa? ¿De qué hablamos cuando hablamos de una excusa?
Paco: Vale, pues, una excusa es lo que solemos utilizar muy a menudo, muy frecuentemente, para escapar, para huir de la responsabilidad de algo que hemos hecho o para justificar algo que ha pasado, algo de lo que somos responsables. Entonces, esa sería, ¿no?, más o menos la definición.
Roi: Pues sí, eso es una excusa, más o menos. Y, por ejemplo, podemos diferenciar, si queremos ser muy técnicos, ¿no?, podemos diferenciar, Paco, de excusa y motivo. Porque una excusa, generalmente, es porque intentamos eso, eludir nuestra responsabilidad. Pero a veces hay motivos justificados, ¿no? Por ejemplo: Llegas tarde a un sitio, y llegas tarde porque… porque pinchaste una rueda, ¿no? Y se estropeó la rueda del coche, la pinchaste y tuviste que cambiarla. Entonces, sí, es una excusa, porque quizá podrías haber salido con más tiempo, ¿no? Pero realmente también es el motivo y es un motivo justificado. Si pinchas una rueda, es un imprevisto y es difícil prever eso. Así que, bueno, más que excusa, puede ser un motivo… un buen motivo.
Paco: Exactamente. O… un día no vas al trabajo, entonces, llamas a tu jefe y le dices que no puedes ir al trabajo porque estás enfermo. Vale, no es una excusa, es posible que en ese momento estés en el hospital y te vayan a operar. Entonces, es un motivo.
Roi: Claro. Luego, esa excusa cuando muchos días lo haces, y al final, cuando no estás trabajando, estás por ahí de fiesta o algo así, ahí ya sería una excusa, porque realmente no es verdad, ¿no? Es una mentira.
Paco: Y bueno, si… si dices que tienes una operación cada semana, pues, no sé, yo no conozco a ninguna persona que tenga una operación cada semana.
Roi: Bueno, yo conozco a Belén Esteban, que es una persona muy famosa en España, y que casi tiene una operación cada semana, pero una operación de cirugía estética.
Paco: Hoy la nariz, mañana las orejas, pasado los labios…
Roi: Puedes operarte cualquier cosa, creo, ¿no? Pero, de hecho, Paco, estoy pensando que si tú ahora quisieras mejorar un poco tu estética y tal, podrías estar durante años operándote una vez por semana, y tendrías una buena excusa, eh.
Paco: Llegaría a la jubilación y todavía estaría operándome.
Roi: “No, es que, ahora me están arreglando las orejas, que las quiero así más redonditas”.
Paco: “Ahora unos implantes capilares… Después la nariz, ponerla más recta, porque la tengo muy torcida y parece una carretera de montaña…”. Ya sabes.
Roi: Hay un buen trabajo ahí, eh, Paco. De hecho, si te… si un cirujano fuera a hacerte operaciones estéticas a ti, Paco, te llamaría ‘La Sagrada Familia’.
Paco: ¿Por qué?
Roi: Estaría durante años y años trabajando en ti y todavía no habría acabado, como la Sagrada Familia, ¿no?, que llevan cientos de años construyéndola.
Paco: ¿Sabes qué? Ese cirujano me tendría cariño, me tendría cariño porque yo sería el cliente que le pagaría los estudios a sus hijos. Estaría ahí, eso, semanalmente o mensualmente, Roi.
Roi: Bueno, Paco, ya dejo de hacer estas bromas ofensivas hacia ti, que sé que últimamente has visto muchas películas de Will Smith y quizá estás teniendo ideas… peligrosas.
Paco: Exacto. Ten cuidado, Roi, aunque hay distancia entre nosotros, pero puedo hacer un viaje para allá pronto.
Roi: Bueno, eh… seguimos con las excusas, Paco, yo ya no sé de qué estábamos hablando, ¿no? Ehm… Vale, estábamos hablando de las excusas, llegar tarde y todo esto. Entonces, Paco.
Paco: Llegar tarde, no ir al trabajo…
Roi: Sí, no hacer algo… no querer quedar con alguien, ¿no? Estas situaciones en las que no quieres hacer algo, por ejemplo, y quieres poner una excusa. O has cometido un error, has hecho algo mal y quizá no quieres aceptar tu responsabilidad y vas a poner una excusa. Entonces, vamos a contar algunas excusas, Paco.
Paco: Venga. Por ejemplo, Roi: Tú imagínate que tienes una reunión importante en el trabajo, ¿sí?, y por una cosa u otra, se compli…
Roi: Paco, Paco, como esta, ¿no?
Paco: Sí, sí, bueno… es muy importante, ¿qué vamos a decir?
Roi: Es gracioso.
Paco: Es lo más importante de la semana para nosotros.
Roi: Lo gracioso, es que, esta es la reunión más importante que tenemos cada semana, imagínate cómo son las otras.
Paco: Entonces, imagínate que por un motivo u otro, no apareces, te estoy esperando… Y te espero, te espero y no apareces. ¿Qué me vas a decir? ¿Qué excusa me vas a poner?
Roi: Uf… puedo ponerte muchas excusas, la verdad, eh. Yo, si me pongo a pensar, puedo ser muy creativo. Pero al ser esta una reunión por internet, la primera excusa que pondría, es que, no me funciona internet: “Perdona, Paco, que hoy no me funciona internet y no puedo hablar contigo. Hablamos otro día”.
Paco: Sí, eso es… ¡pobre internet!, el pobre internet siempre recibe todas las culpas.
Roi: Sí, sí, sí… O sea, pero es la excusa perfecta, porque puede ser verdad y es imposible comprobarlo.
Paco: Claro. Bueno, luego si ves que la otra persona está en línea, dices: “Uhm, algo pasa”.
Roi: Sí. Pues, mira, es una buena excusa. Y de hecho, yo, Paco, voy a ser sincero y voy a contar que una vez utilicé esta excusa y era mentira: me funcionaba internet perfectamente, tenía la fibra óptica funcionando perfectamente, pero hubo una vez, hace muchos años, hace… cuatro, no, hace cinco años, en el 2017, cuando tenía clases por Skype de español, que hubo una vez que cancelé dos clases y puse esta excusa, y realmente, voy a ser honesto, el internet funcionaba bien, pero… bueno, surgió otro plan que hizo que pensase: “Tengo que cancelar estas clases”. Y claro, me daba un poco de vergüenza decir que que cancelaba las clases porque estaba con… con una chica.
Paco: Roi, ¡qué mal profesional!, ¡qué vergüenza! ¿Estás confesando que preferiste irte con una chica antes que tener clases con Hoy Hablamos?
Roi: Pues sí… Bueno, no era en Hoy Hablamos, eso es lo bueno, todavía no era en Hoy Hablamos, no estábamos dando clases todavía en Hoy Hablamos, entonces ningún oyente de este podcast ha sido afectado por esa excusa. Pero sí, sí. Bueno, hay que decir que esa chica era Rebeca, y quizá, si no hubiera puesto esa excusa ese día y le hubiera dicho a Rebeca: “Perdona, no puedo quedarme que tengo que ir a dar unas clases”. Quizá ahora no estaría con ella, Paco. Entonces, a veces es bueno poner excusas.
Paco: Eso es, sí, sí, sí… ¡Benditas excusas! ¿Y qué excusa me has dicho que les dijiste a estas personas?
Roi: Pues, les dije que no funcionaba internet, que se había caído el internet, que les escribía desde el móvil, pero que no podíamos tener la clase porque en el móvil no tenía suficientes datos para tener la clase, entonces, que la cambiábamos para otro día. Eh… bueno, tengo que decir que es la única vez que lo hice, ¿vale? No estoy orgulloso, porque al final fue una decisión egoísta, no fue profesional, pero bueno, fue una vez solo.
Paco: Roi, sigues excusándote ahora, ¿te das cuenta? Estás diciendo que fue la única vez que lo hiciste…
Roi: ¡Qué vergüenza!… es otra buena excusa, otra buena excusa. No, solo lo hice una vez… Bueno… solo hacerlo una vez no quita que lo has hecho, ¿sabes? O sea, eres responsable.
Paco: Bueno, después de esto ya nuestra relación no va a ser igual. Es que, cancelar clases para hacer cosas personales me parece muy mal, Roi, muy mal.
Roi: Está feo, está feo. Pero bueno, era joven también, Paco, otra buena excusa… era joven, tenía… no sé si veintidós años, era joven, no era una persona, ¿sabes?, con las ideas claras… Entonces…
Paco: No sabías lo que hacías…
Roi: Otra buena excusa, no sabía lo que hacía, era joven.
Paco: Fue por culpa del alcohol.
Roi: También… Bueno, en ese caso no, pero también es otra buena excusa, ¿no? Cuando dices una barbaridad o cuando haces algo malo: “Es que, estaba borracho”.
Paco: Vale… No sé si eso es una buena excusa, lo de estar borracho. ¿Qué te parece? Es curioso, porque es una excusa que se suele utilizar mucho: “Ay, en esa fiesta actué de esa manera porque bebí demasiado, porque me pasé con el alcohol”. Bueno… no haberte pasado con el alcohol, no haber bebido tanto.
Roi: Ya. O si sabes que no te controlas, pues, bebe menos. No es una buena excusa. Pero, Paco, no soy experto en leyes, pero creo que si tú haces… cometes algún delito y estás muy, muy, muy borracho o… bajo los efectos de algunas drogas, creo que eso puede hacer que recibas un poquito de menos pena, puede ser algo que reduzca un poco las consecuencias. Porque es como… no sé cómo se dice en el lenguaje legal, la verdad es que no me acuerdo. Pero sabes que hay agravantes, cosas que hacen que la pena sea peor. Y luego hay otra cosa, que no me acuerdo del nombre… que hace que se reduzca un poquito la pena. Y me suena de haberlo hablado con algún amigo que estudiaba derecho, que si, por ejemplo, estás muy, muy, muy borracho y cometes algún delito, el hecho de estar muy, muy, muy borracho podría reducir tu pena. Un poquito, claro, no va a decir: “Ah, no pasa nada, estabas borracho, todo está bien”. No, pero sí que un poquito podría ayudarte. Fíjate.
Paco: Entonces, eh, si estoy borracho y quiero asaltar La Casa de la Moneda, luego la condena va a ser mucho menos.
Roi: Sí, sí. Si los de La Casa de Papel hubieran estado borrachos, la condena, sí, a lo mejor sería un poquito menor, pero no creo que seas capaz de hacerlo si estás borracho, ¿no? Porque al final, los reflejos y eso no son tan buenos.
Paco: No vas a poder correr tanto, no vas a tener una precisión tan buena, por supuesto. Roi, seguimos hablando de excusas, si te apetece, porque quería preguntarte: ¿Cómo podrías utilizar la excusa “ya tengo planes”?
Roi: Esa es una buena, ¿no? Por ejemplo: Cuando alguien quiere quedar contigo y a ti no te apetece, puedes decir esa excusa de: “Es que, ese día ya tengo planes, perdona, no puedo quedar”. Y en realidad ese día no tienes nada que hacer y te vas a quedar en casa todo el día, pero bueno, es una excusa. “Ya tengo planes”.
Paco: Eso es, no quieres ir con tu amigo a caminar por la montaña, o no quieres ir a donde sea, entonces: “Ya tengo planes”. O puedes decir que: “Creo que ese día voy a estar enfermo”. Esa también puede ser una buena excusa.
Roi: Hombre, creo que es una excusa muy mala, eh, Paco, pero me encanta.
Paco: “El miércoles de la semana que viene voy a estar en cama, voy a tener fiebre. Así que, no quiero planes para ese día”.
Roi: “No puedo quedar contigo, lo siento”. Buenísima. Y, Paco, otra excusa, que esta excusa ya es un poco… un poco deshonesta, podemos decir. La típica excusa de: “No, es que, mi madre está enferma y tengo que cuidarla”. O: “Es que, mi padre está enfermo y tengo que cuidarlo”. Vale, muchas veces sí que es verdad, ¿no? Pero otras veces podemos usar la excusa de el familiar que sea que está enfermo o que necesita ayuda, o que tengo que ir a buscarlo al aeropuerto… “Pero si no hay aeropuerto en tu ciudad, si el aeropuerto más cercano está a diez horas en coche”. “Pues, precisamente por eso no puedo quedar contigo, tengo que ir a buscarlo al aeropuerto”.
Paco: Es que… Roi, es que, hay que ser más creativo con las excusas, no podemos inventarnos excusas tan poco creíbles. Estaba pensando, una vez me contaron que en clase, un chico utilizó la excusa de que su abuela se había muerto. Pero, es que, esa excusa no la utilizó una vez o dos veces, es que, la utilizó como tres o cuatro veces, entonces, yo ya no sé la cantidad de abuelas que tenía ese chico. Eso también es deshonesto, no es… no es muy bonito.
Roi: Claro, pobre abuela, la abuela estaba en casa tranquila… bueno, con sus problemas de la edad, pero estaba bien, y el nieto quería que se muriese para tener excusas… Bueno, él la mataba ya… la mataba figuradamente.
Paco: O su abuela era inmortal, no sé porque moría, revivía, moría… ¿Cuántas veces murió la pobre?
Roi: Era Jesús.
Paco: La abuela resucitaba de una manera impresionante.
Roi: Ay, bueno. Y, Paco, otra excusa, que a mí me enfada mucho, y es la excusa de: “Es que tuve un imprevisto”. A ver, sí, yo entiendo que a veces hay imprevistos, pero hombre, tener un imprevisto cada vez, por ejemplo, o cada semana… eso no es un imprevisto, eso tenías que haberlo previsto, amigo, hay que prevenir estas cosas. Si cada semana te pasa lo mismo, ya no sigue siendo un imprevisto, amigo, ya sabes que…
Paco: No es un imprevisto, es un hábito, una rutina. Es una costumbre, es algo recurrente, no un imprevisto.
Roi: Pero bueno, es una buena excusa si no la dices de forma muy frecuente, sí que, puedes usarla: “Ay… es que, tuve un imprevisto, perdona, hoy no puedo ir”. Vale, bueno… un día.
Paco: Ahí está, está bien.
Roi: Esto es como una bala, ¿no?, que puedes usar un día, pero no puedes usarla todos los días.
Paco: Si no pierdes la credibilidad y… bueno, vas a quedar por mentiroso.
Roi: Y, Paco, eh… antes hablábamos del tema de llegar tarde y tal. Y justo ahora se me ha venido a la cabeza una anécdota de mi padre. Y es que él hubo una época que trabajaba en Madrid y tenía que desplazarse, no sé si dos horas en metro para ir al trabajo, vivía muy lejos del trabajo. Entonces, algún día llegaba tarde, claro, tenía que hacer muchos transbordos y tal. Y un día el jefe le dijo: “Oiga, está usted llegando tarde, ha llegado tarde”. Y mi padre le dijo: “Es que yo vivo muy lejos, yo vivo en Aluche”. Aluche era un sitio que está, pues, lejos de Madrid, ¿no? Un barrio, no sé muy bien, creo que es un barrio. Y el jefe le dijo: “Yo también vivo en Aluche”. Claro, y ahí ya te das cuenta cuando es una excusa, porque el hecho de que vivas muy lejos no es una excusa que valga, porque el jefe también vive lejos y llega puntual.
Paco: Es decir, si vives muy lejos, pues, ponte el despertador más temprano, y sal de casa más pronto, claro. Pero bueno, tu padre tuvo que aprender de esa manera. A partir de ese momento ya llegó más puntual, ¿lo sabes?
Roi: Sí, creo que sí, creo que sí, porque claro, ya se dio cuenta de que era una excusa mala, el jefe vivía en Aluche también. No hay excusa que valga. Parecía buena al principio la excusa, ¿no? , como: “Es que, vivo muy lejos” — “Bueno, yo soy el jefe y yo también vivo ahí, ¿sabes? No soy un privilegiado frente a ti”. Y, Paco, esto me recuerda que a veces la gente que vive más cerca de un sitio, a veces es la que llega más tarde, ¿no?, porque a mí esto me pasaba.
Paco: Exacto, eso es una cosa muy interesante. Porque, por ejemplo, recuerdo que en la época universitaria, yo vivía muy cerquita de la facultad, tenía también otros amigos y otros compañeros muy cerca. Y los que llegábamos tarde a clase, muchas veces éramos los que vivíamos cerca de la facultad. En cambio, los otros compañeros que vivían en otros pueblos, o que vivían en una parte más lejana de la ciudad, eran los que siempre llegaban de una manera puntual.
Roi: Así es.
Paco: A ti te pasaba lo mismo, ¿no?, me contabas.
Roi: Sí, a mí me pasaba lo mismo. Y es que, al final, cuando vives muy cerca, no tienes que planificar mucho el hecho de ir al instituto, a la universidad o a donde sea. Y yo, Paco, vivía detrás del instituto, desde mi casa se veía una parte del instituto, y casi siempre llegaba tarde, muchas veces llegaba tarde. A veces salía de casa y escuchaba el timbre del instituto y pensaba: “¡Mierda!, voy a llegar tarde”, porque tenía que dar la vuelta a unas casas, entonces aún tardaba unos cinco minutos caminando. Entonces, claro, si sonaba ese timbre…
Paco: Eso es otra excusa.
Roi: Otra excusa, exacto, más excusas.
Paco: Que tenías que dar una vuelta… que tenías que… No, no, vivías al lado, Roi.
Roi: Ya, pero yo a veces lo pensaba: “Si tuviera un puente desde mi casa hasta el instituto, no llegaría tan tarde”.
Paco: ¡Qué mala suerte, Roi, que no tuvieras un puente… que no hubiera ahí… que tu casa no quedase más cerca del instituto!
Roi: Es que, la culpa no era mía, Paco, la culpa no era mía.
Paco: Es que, los edificios estaban ahí en el medio, entre tu casa y el instituto, por eso tenías que dar la vuelta.
Roi: Claro, y hay que tener un margen, ¿no? No hay que llegar en punto, bueno, si llegas cinco minutos tarde, no se considera tarde, se considera llegar a otra hora distinta, ya está. Bueno, no sé, Paco, pero al final excusas hay muchas. Y la verdad, es que, creo, Paco, que deberíamos hacer un segundo episodio, porque todavía nos gustaría hablar de muchas más excusas y yo, mientras estábamos de esto, se me han ocurrido algunas historias más. Entonces, ¿qué te parece si dejamos este tema y para la semana que viene hacemos otro episodio y hablamos de más excusas y de más anécdotas?
Paco: Me gusta la idea. Entonces, dejamos este episodio porque no tenemos más tiempo también, ¿verdad?
Roi: Esa es la excusa, pero es la verdad, o sea… Porque…
Paco: Sí, no queremos se quede un episodio muy largo.
Roi: Claro. Es que, si seguimos a hablando de todo lo que queremos hablar, quedaría una hora y preferimos dejarlo en treinta minutitos, veinticinco, que sea así algo fácil de escuchar; porque escucharte a ti y a mí durante una hora… eso es terrible, es terrible.
Paco: Es duro, es duro. Realmente alguna vez pienso en los pobres oídos de los estudiantes, de los oyentes, porque es que… escucharnos a nosotros durante una hora, eso tiene que ser un castigo importante.
Roi: Sí, sí, tiene que ser duro, tiene que ser duro. Bueno, pues, Paco, dejamos aquí el episodio. Y… la semana que viene volvemos con más excusas, oyentes, preparaos para aprender cómo vivir la vida sin asumir vuestra responsabilidad, porque vais a aprender muchas excusas.
Paco: Y los seguidores de este podcast saben que por eso vamos a tener otro episodio, pero saben que tú y yo tenemos que excusarnos debido a algo que pasó hace dos años. Entonces, queremos explicar el por qué, queremos dar los motivos o las excusas. Así que, los estudiantes o los oyentes más antiguos seguro que saben a lo que se refiere, algo relacionado con los idiomas.
Roi: Perfecto, me gusta, me gusta cómo dejas ahí ese gancho, esa intriga para el próximo episodio. Pues, nada, Paco, un placer como siempre. Hablamos la semana que viene.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire
Remarque : Seul un membre de ce blog est autorisé à enregistrer un commentaire.