vendredi 22 avril 2022

Cours de conversation en espagnol du 22 avril

 1326. Vicente Aleixandre

Hoy hablamos de Vicente Aleixandre.

Las entregas de premios, o más bien, los premios en sí, son algo complejo que van más allá de los premiados. Y es que a veces, no digo siempre, existe la impresión de que detrás de algunos premios hay otros intereses más allá del propio valor del premiado. Así, hay veces que en una entrega de premios de cine se dice que ha ganado una película y no otra porque hay intereses económicos detrás del hecho de que gane esa película en concreto. O por ejemplo, en el Festival de Eurovisión, en ocasiones muchos países no votan tanto en cuanto a la calidad de la música, sino que votan a sus países vecinos y amigos.

Pues bien, en este episodio dedicado a un Premio Nobel español parece ser que no solo se premió su calidad, que era infinita, sino que se quiso reconocer algo más que tenía que ver con la política española. El premio Nobel fue para el magnífico poeta Vicente Aleixandre, uno de los máximos representantes de la Generación del 27, y se le concedió en 1977, después de años complicados políticamente para España. Y así, en su crónica para el periódico ABC, el corresponsal en Estocolmo decía: “La sangre de la Guerra Civil española se ha secado en Suecia. Después de casi cuarenta años de profundo divorcio mental, mucho más extenso, triste y desalentador que la distancia física que separa a Suecia de España, el Instituto Nobel se suma a las esperanzas sin límites de millones y millones de españoles, de millones y millones de europeos, por el futuro de nuestro país, rindiendo tributo y dando eco universal a uno de los mejores poetas que ha formado España: Vicente Aleixandre”. Pues eso, hoy vamos a conocer al gran Vicente Aleixandre, uno de los grandes poetas olvidados de la Generación del 27.

Vicente Aleixandre y Merlo nació en la ciudad de Sevilla en el año 1896, pero lo cierto es que nació allí un poco por casualidad, ya que su padre estaba destinado en la ciudad de Sevilla por motivos profesionales, era ingeniero de ferrocarriles. A los dos años se trasladó con su familia a Málaga, ciudad en la que pasaría parte de su infancia hasta que se trasladó con su familia a Madrid en 1909.

La ciudad de Málaga fue muy importante para él y le marcaría para siempre. De hecho, a Málaga le dedica uno de sus poemas más famosos, Sombra del paraíso, y a la ciudad la llama “el Paraíso''. Además, esta ciudad le marcaría en algo más, ya que al criarse junto al mar, ese mar estaría presente en toda su obra de manera importante.

En la capital de España estudió bachillerato y más tarde empezó estudiar Derecho y Comercio. Un momento clave de su vida es 1917, momento en que conoce a Dámaso Alonso, un importante escritor español. Curiosamente lo conoce en un pueblo de Ávila en el que ambos veraneaban. Gracias a este nuevo contacto logra conocer a grandes genios de la literatura como Bécquer, Machado, Juan Ramón Jiménez y, sobre todo, a su gran influencia en ese momento, Rubén Darío. Y como él mismo dice: “Descubrí la poesía en el verbo de un americano Darío. Aquella palabra de América fue más que un bautismo, la posibilidad de un verdadero nacimiento.”. Y a partir de ese momento tuvo una gran necesidad de escribir poesía, y eso hizo. Pero no se lo contó a nadie, durante estos primeros años en los que estaba empezando a escribir lo mantenía en secreto.

Finalizó sus estudios y comenzó a trabajar de profesor de derecho Mercantil en el año 1920 en la Escuela de Comercio de Madrid, y estaría ejerciendo ese cargo hasta 1922. Pero lo cierto es que en esa época ya había publicado algo de su cosecha. Sí, sé que te dije antes que mantenía su escritura en secreto, pero como bien sabrás, los secretos al final siempre salen a la luz. En su caso, sus amigos más íntimos descubrieron sus escritos encima de su escritorio cuando estaban en su casa y él fue a cambiarse. Lo animaron a escribir, y así empezó a publicar en revistas.

En los años veinte empezó a tener serios problemas de salud. En 1925 tuvo una tuberculosis renal que terminó con la extirpación de un riñón años más tarde. La cuestión es que esta enfermedad le impedía trabajar y lo obligó a estar mucho tiempo en la cama, momento que aprovechó para escribir mientras se recuperaba. Como curiosidad te diré que esto de escribir en la cama se le quedó como costumbre, y de hecho, según se cuenta, cuando recibió el Premio Nobel un periodista sueco le pidió si podía entrevistarlo en su rincón de escritura, y Vicente Aleixandre le dijo que era imposible, porque él siempre escribía en la cama.

Finalmente, este trabajo durante su convalecencia dio sus frutos porque empezó a publicar sus poemas en la prestigiosa Revista de Occidente, cosa que le hizo alcanzar fama y así conocer a otros grandes de su generación como Lorca, Cernuda o Alberti.

Su primer libro, Ámbito, lo publicó en 1928 y más tarde llegarían Espadas como labios, publicado en 1932, y La destrucción o el amor, en 1935. Por este libro recibió el Premio Nacional de Literatura.

Nos estamos acercando a ese momento tan oscuro de nuestra historia como fue la Guerra Civil, y Vicente fue de los pocos que permaneció en España. Por dos motivos: porque las autoridades no le permitieron salir por estar en edad militar, y más tarde, por su delicado estado de salud. La guerra fue un momento complicado para él, así lo cuenta: “Yo no pude vender mis libros. Yo no pude publicar nada. Yo no pude ser siquiera mencionado. Estuve cuatro años condenado al silencio forzoso. Solamente me acuerdo una vez que un crítico quiso nombrarme, como no me podía nombrar, me aludió diciendo el autor de La destrucción o el amor. Sabiendo que el censor no iba a saber quién era el autor de La destrucción o el amor”.

Una vez pasa la guerra, Vicente Aleixandre vuelve a su casa, que había sido reconstruida después de la guerra, y es la casa conocida en la época como La Velintonia. Y es que esa casa fue el hervidero de la Generación del 27, porque los poetas de esa generación ya asistían a visitarlo antes de la guerra y siguieron asistiendo después de la guerra, los que quedaban, claro, porque muchos escritores se exiliaron fuera de España y otros, como Lorca, nunca volvieron porque fueron asesinados en la guerra.

Después del silencio de la guerra, Vicente publica en 1944, Sombra del paraíso, que está marcada por un profundo sentimiento de melancolía, algo bastante lógico después de la guerra. En 1949 fue elegido miembro de la Real Academia Española y se le asignó la letra “O''. Es a partir de este momento en que se convierte en un referente y un protector para las futuras generaciones de escritores, ya que siempre intentó apoyar a los jóvenes escritores. La culminación de su obra la realiza con los libros, Poemas de la consumación y Diálogos del conocimiento.

En el año 1977 recibe el Premio Nobel de Literatura y se le concedió “por una obra de creación poética innovadora que ilustra la condición del hombre en el cosmos y en nuestra sociedad actual, a la par que representa la gran renovación, en la época de entreguerras, de las tradiciones de la poesía española”. Y lo cierto es que también se le concedió a él en nombre de toda una generación, la Generación del 27, y como dijo el escritor Dámaso Alonso: “Desde el punto de vista literario era el reconocimiento a toda la Generación del 27, un grupo con un esplendor que no se ha vuelto a ver, a pesar de que todo el siglo XX español es de una gran brillantez poética”.

Aleixandre no pudo asistir a recoger el premio por problemas de salud, pero dijo esto sobre el premio: “El poeta está siempre formulando una pregunta y el lector siempre va a su vez manifestando una muda respuesta que percibe en su espíritu el escritor. Pues bien, el Premio Nobel, con su grandeza, ha significado para mí la respuesta simbólica de un mundo completo de lectores”.

Vicente Aleixandre murió el 14 de diciembre de 1984 en la clínica Santa Elena, en Madrid, debido a graves complicaciones renales y fue enterrado en el cementerio de La Almudena, en Madrid.

Vicente Aleixandre es un poeta que merece la pena revisar y quizá descubrirlo, porque es un gran olvidado. Su poesía pasó por varias etapas, desde el surrealismo, del que fue el máximo exponente en España, pasando por una etapa más humana, más cotidiana, quizá por haber vivido y pasado las calamidades de la guerra, hasta llegar a una etapa donde asume la vejez y la muerte próxima.

Fue un gran poeta, y voy a terminar el episodio de hoy con una frase suya que me gusta mucho, dice así: “Ser leal a sí mismo es el único modo de llegar a ser leal a los demás”.

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