samedi 13 mai 2017

Cours de conversation en espagnol à Orléans vendredi 12 mai

Cuéntame cómo pasó





Miguel ¿Cómo estamos? Qué cachondo es. Cada vez me cuesta más venir a Sagrillas. A ver hija, venga, ponte ahí.
Paquita -Madre mía, no sé si sabrán el trabajo que lleva la hostelería, espero que lo aguanten.
Miguel -Y espero que tengan parking, porque no me gustaría dejar el coche aquí, en mitad de la calle, no sé si me explico.
Paquita -Ay, Miguel.
Miguel -Y tú, deberías dejar el bicho aquí dentro.
Paquita -Pero ¿qué dices, hombre? Si lo tengo será para ponérmelo, ¿no?
Miguel -Sí, pero es que en La Mancha, Paquita, a la 13:00 de la tarde, cae una solana que te va a dar una alferecía.
Paquita -En La Mancha, en cuanto baja el sol, refresca, Miguel. Yo no sé por qué tenemos que pedir disculpas por ser ricos.
Miguel -Pues porque en este pueblo, grábame, hija, hay mucha envidia.
Paquita -¿Hay mucha envidia en este pueblo? La hay en todas las partes del mundo, Miguel, si la envidia fuera fiebre, fíjate lo que te digo, estaría todo el mundo enfermo.
Miguel -Venga, hija, a ver, ¿has terminado aquí? Porque vamos a ir a otro sitio.
Paquita -De verdad con la camarita, eso no es un juguete, cariño, ¿por qué no la dejas en el coche y la guardamos un poco?
Diana -¡Qué pesada!
Paquita -¡Pero bueno!
Miguel -Tiene razón la niña, Paquita, eres muy pesada. Ya te lo explicaré cuando seas mayor. Vamos a ir a ver tú y yo un burro. Que en este pueblo otra cosa no, pero burros...
Paquita -Oye, no, por favor, que nos están esperando, tenemos que entrar. ¡Eh! ¡Pero...! ¡Trae!

Venancio -¿Paquita?
Paquita -Hola, Venancio.
Venancio -Estás impresionante. Si casi no te había reconocido.
Paquita -Yo a ti sí. Yo a ti sí te he reconocido.
Venancio -Han pasado muchas cosas.
Paquita -Sí, muchas cosas, muchos años, muchas cosas. ¿Tú qué haces aquí?
Venancio -Bueno, no me fue muy bien por el extranjero...
Paquita -Ya, estabas en Alemania...
Venancio -No, en Suiza, en Suiza, pero estaba cansado de limpiar cacas de perro, así que volví... Volví para la vendimia.
Paquita -¿Y trabajas ahora con mi primo?
Venancio -Bueno, trabajo donde me llamen. Después de la vendimia estamos todos en paro, ya sabes cómo es eso. La vida se ha puesto difícil.
Paquita -Pues para mí no.
Venancio -Ya lo veo, para ti todo lo contrario. Además, estás preciosa.
Paquita -Yo lo que he sido es muy constante en esta vida, aunque me hayan dejado tirada algunas veces.
Venancio -Paquita, por favor, era muy joven.
Paquita -¿Y yo no?
Venancio -Paquita…

Miguel -Venga, hija, pon la cámara a cargar, que luego no puedes grabar y...
Venancio -¡Miguel!
Miguel -Hola, ¿qué tal?
Paquita -Este es mi marido, Miguel.
Venancio -Hola, sí, ya nos conocemos, hace años. Franco estaba vivo aún.
Miguel -Tú eres Venancio, el sobrino de Donato y Lourdes, ¿no?
Venancio -Sí, sí, sí.
Miguel -¡Caray, cómo pasa el tiempo!
Venancio -Tengo las manos sucias.
Miguel -No te preocupes, no pasa nada. ¿Y trabajas aquí?
Venancio -Sí.
Miguel -¿Tenéis parking?
Venancio -No, no. ¿Es vuestra hija?
Miguel -Sí, sí, es nuestra hija Diana, tenemos dos más, dos gemelas.
Paquita -Sí, la hemos traído porque tenemos que ir a Madrid, y a lo mejor le tienen que poner un aparato.
Diana -¡Jo, es que yo no quiero!
Paquita -Vamos a ver, te llevamos al mejor dentista de España, hombre, no va a hacer daño ni nada, ¿no es el de las Infantas?
Miguel -Sí, carísimo, un dineral, no te cuento porque... en fin, vamos a llevar el coche a casa del Matamulas, aparcamos allí y volvemos andando, ¿te parece?
Venancio -Yo me voy, que tengo trabajo.
Miguel -Bueno, pues nada, lo dicho.
Venancio -Un placer. Me alegro mucho, de todo.
Miguel -Ya nos veremos, venga, adiós.

Miguel -¿Este Venancio y...?
Paquita -Mira, Miguel, es el primer chico que me sacó a bailar.
Miguel -Si yo no he dicho nada. Venga, ¿nos vamos?
Paquita -No bailaba bien.
Miguel -¡Eso decís todas!

Paquita -¡María! ¡Diana!
Venancio -Paquita, ¿estás buscando a tu hija?
Paquita -Sí.
Venancio -La he visto antes, ahí cerca de la fuente, con una niña más mayor.
Paquita -Sí, su prima, pero tenían que estar aquí a las 20:00.
Venancio -Bueno, falta un cuarto de hora.
Paquita -¿Qué es eso?
Venancio -Unos altavoces, para después de la cena. Hay uno que quiere cantar.
Paquita -Mi marido. Canta muy bien.
Venancio -Pues mira qué bien.
Paquita -A mí me dijeron que tú te habías casado...
Venancio -Sí, sí, con una chica griega, pero me divorcié.
Paquita -Sin hijos.
Venancio -Sí, sin hijos, gracias a Dios.
Paquita -¡Diana!
Venancio -Oye, Paquita, que yo me estaba colgando mucho contigo y... que no sé, que me asusté.
Paquita -Mira, ¿tú sabes el daño que me hiciste? No lo sabes, ¿verdad? Estuve un año entero llorando. ¿Tú sabes lo que es eso?
Venancio -No, no sé qué es eso. Pero me veía casado, Paquita, y no quería eso.
Paquita -Pues te podías haber despedido...
Venancio -Quería ganar un poco más de dinero y ofrecerte algo mejor.
Paquita -¿Tú crees que me puedo creer eso?
Venancio -No te lo creas.
Paquita -Y si me hubieras dejado embarazada, ¿qué?
Venancio -Embarazada es imposible, porque nunca llegamos tan lejos.
Paquita -Bueno, pues podía haber sido así.
Venancio -Que yo contigo me iba hasta el fin del mundo, Paquita.
Paquita -Me podías haber llevado a Suiza.
Venancio -Y te hubieras muerto de hambre.
Paquita -Qué poco me conoces. Yo no me muero de hambre ni en Siberia.
Venancio -No he dejado de pensar en ti ni un solo día.
Paquita -Yo he pensado en ti también. Pero mal.
Venancio -Mira, daría mi dedo gordo por volver contigo a ese pajar.
Paquita -¿Qué dedo gordo vas a dar? ¿El de la mano o el del pie?
Venancio -Los dos.
Paquita -Tampoco te odio tanto como pensaba.
Venancio -Paquita...
Paquita -¿Qué?
Venancio -Tú y yo...
Paquita -¿Tú y yo qué?
Venancio -Que no podemos quedarnos así.
Paquita -¿Así cómo?
Venancio -Esta noche...
Paquita -Esta noche, ¿qué?
Venancio -Después de cenar. En el pajar.
Paquita -Vas listo.
Venancio -Te estaré esperando en el pajar. ¿Me oyes? Después de cenar. -

Paquita - Ni te muevas.
Venancio -Quiero besarte.
Paquita -¿Sí? Es que esto se hace como digo yo o no se hace.
Venancio -Venga Paqui, soy un hombre y quiero llevar la iniciativa.
Paquita -¿Sí? Pero tú llevaste la iniciativa en su momento, hoy la llevo yo.
Venancio -No estamos aquí para reprocharnos nada, ¿verdad?
Paquita -No, para eso no estamos. Quítate la camisa. Los pantalones. Ni te muevas, porque como te vuelvas a mover y acercarte a mí, me voy.
Venancio -Estás juguetona.
Paquita -Sí. -Los calcetines.
Venancio -¿También los calcetines?
Paquita -¿Es que sabes una cosa? A mí me vuelven loca los pies. ¿Y lo demás?
Venancio -No, lo demás no. Ven.
Paquita -¿Lo demás no?
Venancio -No.
Paquita -¡Pero Venancio! ¿Me estás diciendo que te quieres perder esto? Date la vuelta, me gusta mirar.
Venancio -Joder, Paquita. Venga, ven.
Paquita -No te preocupes, que ahora voy.
Venancio -Ven, que me estoy helando.
Paquita -¿Tienes frío? Pobrecito.
Venancio -Oye, menos cachondeo que hace mucha rasca. Ven.
Paquita -¿Sabes qué, Venancio? Así me quedé yo cuando te despediste a la francesa: helada.
Venancio -¿Paqui? ¡Paqui, joder! Me cago en la puta. Paquita, pero ¿qué has hecho? Que llevo las llaves de casa en los pantalones. ¡Joder!

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