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El decreto ley sale adelante con 172 votos a favor, 164 abstenciones y dos votos en contra de diputados del PP, que aseguran que ha sido por error
El Congreso aprobó este jueves la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco para trasladarlos del Valle de los Caídos al lugar donde su familia estime oportuno. La iniciativa del Gobierno, a través de un Decreto Ley, fue convalidada con los votos de los socialistas, Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, PNV, CC, Compromis, Nueva Canarias y Bildu. El PP y Ciudadanos se abstuvieron porque esa medida, a su juicio, no es urgente. Y porque, según este último grupo, solo busca tapar la “incompetencia” de Pedro Sánchez. El PP recurrirá el decreto ante el Constitucional.
No había urgencia en exhumar a Franco del Valle de los Caídos, según el PP. Si el Gobierno de Pedro Sánchez ha optado por un Real Decreto Ley para aprobar el traslado de los restos del dictador ha sido porque necesita “tapar sus vergüenzas y su incompetencia”, aseguró Ciudadanos, que sí ve una anomalía histórica en ese mausoleo, pero atribuye al Gobierno el objetivo no declarado de activar esta “cortina de humo” para no cumplir sus obligaciones de gobernante.
Casi medio siglo después de la muerte de Franco, las cuitas entre el Gobierno y la oposición aparecieron también en la convalidación de ese Real Decreto Ley. El PP y Ciudadanos se abstuvieron en esa votación y “así quedara para la Historia”, advirtió rotunda la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, al pedirles que “no se pusieran de perfil”.
Aun así, ese decreto ley salió adelante con los 176 votos que sumaron el PSOE, Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, PNV, CC, Compromís y Bildu, frente a 165 abstenciones del PP, Ciudadanos, Unión del Pueblo Navarro y Foro Asturias. Ahora se transformará en proyecto de ley para que pueda ser enmendado, negociado y continúe el diálogo con la familia de Franco para que se haga cargo de sus restos.
Si no hay acuerdo, el Gobierno arbitrará una solución para dar sepultura “digna” a la “momia” del dictador, según la definición de uno de los nietos de Franco. Tanto los partidos que votaron a favor como los que decidieron abstenerse reconocen que el enterramiento del dictador en el paraje de Cuelgamuros (Madrid) es “una anomalía histórica”. Hubo dos votos en contra del PP, pero por error: los del expresidente del Congreso Jesús Posada y el diputado por Lleida, José Ignacio Llorens, que confesaron el desliz a la hora de votar.
La dureza del discurso contra el Gobierno la encabezó el PP a pesar de los requerimientos de la vicepresidenta Carmen Calvo. “No se abstengan de la democracia y de la dignidad, se lo imploro”, instó, en vano, la portavoz socialista, Adriana Lastra, antes de esta votación histórica. El dictador es la única persona que no fue víctima de la Guerra Civil que reposa en este mausoleo gigantesco, construido entre 1941 y 1959 por unos 20.000 hombres, muchos de ellos presos políticos. Lo hace, además, con todos los honores desde hace 43 años.
“Ninguna persona debería tener a sus familiares enterrados en cunetas”, insistió la vicepresidenta, para la que “no habrá justicia, paz ni concordia mientras los restos de Franco estén en el mismo lugar que las víctimas”. La fórmula del real decreto también se ha elegido para que se avance en encontrar, sacar y enterrar a los muertos republicanos que aún están en cunetas de muchas partes de España. Pero, estrictamente, este real decreto tiene el objetivo de exhumar los restos del dictador, aunque su discusión ha servido para que continúe la bronca del PSOE con Ciudadanos y el PP.
“Ciudadanos y el PP están compitiendo por los votos de la extrema derecha, y no merece la pena, no son tantos”, espetó la portavoz socialista. “Esta medida no divide a la sociedad española, sino a su grupo, y es una vergüenza que defiendan tener a un golpista, a un genocida, a las afueras de Madrid. Impensable que eso pasara en Berlín”. Así se expresó la portavoz socialista en un discurso marcado por su fuerte carga emocional.
Emoción y recurso
La emoción en las filas del grupo socialista y de todos los grupos de izquierdas y nacionalistas, que repetían lo histórico de la jornada, no provocó un cambio de orientación del grupo Popular, que mantiene su rechazo. El PP empieza el estudio del proyecto para encontrar causas de inconstitucionalidad, ya que está decidido a recurrirlo ante el Tribunal Constitucional, según fuentes del Grupo Popular. El exministro del Interior Jorge Fernández Díaz actuó de portavoz del Grupo Popular. Para él, esta aprobación supone “una enmienda a la totalidad de la Transición”. En el hemiciclo la votación fue seguida de un largo aplauso de la izquierda y los nacionalistas, así como del público que asistía a la sesión desde la tribuna de invitados. Algunos de ellos rompieron a llorar.
Los expresidentes coinciden en que el gran problema de España es la ruptura de las reglas del juego por el independentismo catalán
Solo la celebración de 40 años de Constitución podía lograr el milagro de ver a Felipe González y José María Aznar compartiendo bromas en un escenario y lanzándose algunas flores. Los dos expresidentes, que han gobernado 22 de esos 40 años, reivindicaron la Constitución como “lo mejor” que le ha pasado a España en su historia reciente, durante un debate organizado por EL PAÍS y la cadena SER. González, más favorable a una reforma, admitió que al consenso constitucional “le falta épica”. Ambos, con distintos tonos, coinciden en que el gran problema es la ruptura de la lealtad constitucional por parte del secesionismo catalán.
Los dos expresidentes, enfrentados de forma feroz durante años, mostraron una inédita sintonía, con bromas constantes sobre su estancia en La Moncloa. “Él estuvo más años que yo en esa casa”, bromeaba Aznar. “Más que en ninguna otra casa”, le seguía González. “Es que te gustaba mucho esa casa. Mira que te animábamos a dejarla y no había manera”, remató el expresidente del PP recordando su célebre “váyase, señor González”.
La directora de EL PAÍS, Soledad Gallego-Díaz, lo dejó claro desde la presentación del coloquio: “Que González y Aznar hayan decidido debatir aquí es un síntoma de la vigencia de la Constitución”. El acto, que inaugura la cobertura especial que este diario ha preparado para la celebración de los 40 años de la Ley Fundamental, se celebró en el Colegio de Arquitectos de Madrid, con su colaboración, y el patrocinio de Toyota Hybrid.
González y Aznar se concentraron en buscar los puntos de acuerdo, aunque había una discrepancia muy clara: el exlíder socialista está mucho más a favor de reformar la Constitución para desarrollar el Título VIII, el que aborda la organización territorial del Estado, en un sentido federal, mientras el popular no lo ve nada claro. De hecho, el expresidente del PP cree que durante estos 40 años se ha interpretado la Constitución de manera flexible para ampliar el “reconocimiento a la pluralidad” de la nación española, y ya se ha llegado al máximo. “No tengo problema en hacer una gran reflexión estratégica sobre la Constitución española. Pero yo digo que después de que nosotros hayamos cumplido de manera escrupulosa el reconocimiento de la pluralidad, incluso de forma excesiva para algunos, hemos llegado al máximo. Más allá de eso hay otras cosas que no pueden ser aceptadas”. González señaló que en cualquier caso hay que afrontar el problema de los dos millones de personas que en Cataluña se declaran independentistas. “Yo estoy proponiendo que se enfrente este problema, incluso para tener un disenso”, remató Aznar. “Nosotros hemos discutido en serio muchas veces pero no se nos ha ocurrido nunca romper las reglas del juego”.
La reflexión de los dos políticos que más años han gobernado en España se centró en la reivindicación del espíritu constitucional y del “régimen del 78”, una expresión que los líderes de Podemos introdujeron en los últimos años con ánimo peyorativo y que acepta ya incluso el propio González. Pero sobre todo estaban empeñados en trasladar la idea de que, pese a las enormes diferencias que hay entre los dos políticos que con más dureza se han enfrentado en los últimos años, lo importante de fondo es mantener la lealtad constitucional, que es precisamente lo que creen que ahora han roto los independentistas catalanes.
“En Girona votó la Constitución el 72,3% del censo, y a favor el 93%. Es bueno recordarlo. Era una votación, en participación y media de aceptación, muy superior a las de ahora”, abrió González. “Cuando hablan de régimen del 78 en negativo, yo quiero recordar que las circunstancias de aquel momento eran de enorme dificultad y había el temor a equivocarse y volver a las andadas [en alusión a la Guerra Civil]”. “Yo también me siento del régimen del 78”, sentenció Aznar. “Si algo me queda por hacer en política es defender los valores de la Transición, el régimen del 78 y la Constitución, lo mejor que le ha pasado a España”. El exlíder popular hizo una inédita reivindicación de su histórico rival: “Esa generación, la de Adolfo Suárez y Felipe González, lo hizo muy bien pensando en las generaciones posteriores. En ese entendimiento participaron masiva e ilusionadamente los españoles. Alegar que la Constitución tiene defectos de origen es un grave error. Yo continué esa historia, defendí los pilares porque los heredé. Es una trayectoria histórica no interrumpida y eso es un factor de éxito de la historia de España”.
FRASES PARA UN DEBATE INÉDITO
José María Aznar: "Los sentimientos no generan derechos, no te dan derecho a dar un golpe de Estado. Las reglas se respetan; lo contrario de eso es la ley de la selva".
Felipe González: "Aznar y yo no teníamos las mismas ideas. La Constitución logró que podamos gobernar ambos sin replantearnos todo. Pero cada generación quiere hacer su propia obra, como decía Jefferson".
José María Aznar: "Incluso los que hoy cuestionan la vigencia de la Constitución lo hacen gracias al sistema que permite que haya 95 diputados que quieren cargarse la Constitución".
Felipe González: "Me preocupa la falta de valentía para hablar de algún tipo de reforma de la Constitución, que creo que se necesita".
José María Aznar: "¿Por qué un país que puede explicar una historia de éxito pone en cuestión los pilares de este éxito? Esos pilares eran no mirar hacia atrás y reconocer la pluralidad de la nación española".
Ambos se mostraron preocupados por el cuestionamiento de la Constitución entre las nuevas generaciones. “Es verdad que no hemos conseguido construir una épica de la Transición española, pero es que resultan mucho más épicas la revolución y la guerra que el consenso. Pero el resultado son los mejores 40 años de España en la edad contemporánea”, aseguró González. Y también coincidieron en que se podrá reformar la Constitución pero nunca cuestionar la soberanía del pueblo español. “La descentralización, que fue la gran operación política, no se puede confundir con centrifugar el poder”, insistió el expresidente socialista. “Para evitarlo solo hay un principio activo que es exigir lealtad constitucional. Si alguien piensa que una reforma de la Constitución va a garantizar un demos distinto del pueblo español se equivoca”. “Yo apoyaré eso”, le siguió Aznar. “Se puede reformar, pero no romper las reglas o dar un golpe de Estado. La soberanía no se puede trocear”, insistió el expresidente del PP.
Coincidieron incluso en el análisis de lo que está pasando dentro de Cataluña. “Me preocupa la fractura interna de Cataluña, que no quiere ver quien gobierna”, expuso González. “Ya dije que antes de romperse España se rompería Cataluña”, remató Aznar. Aun así, ambos se mostraron optimistas, y González incluso cree que se podría alcanzar un gran acuerdo aunque ahora parezca imposible. “Se dice que no hay condiciones para el consenso ahora. Tampoco existían entonces. No era fácil. Las posiciones estaban muy alejadas. Se falsea aquella realidad. Los Pactos de La Moncloa tampoco fueron fáciles. Santiago Carrillo estaba mucho más dispuesto que yo a ceder”, explicó para terminar insistiendo en ese mensaje: si se pudo poner de acuerdo aquella generación que venía de un enfrentamiento armado, es difícil de creer que no lo logre una como la que ahora dirige el país, casi en su totalidad nacida en democracia.
REPROCHES A UNA POLÍTICA ACTUAL “MUY A RAS DE SUELO”
Las diferencias irreconciliables y posiciones enfrentadas que llegan a colapsar la labor de las Cortes sorprende a los dos exmandatarios. Felipe González y José María Aznar coincidieron en sus reproches a la política cortoplacista. "El espacio del Parlamento da para entenderse. Se dice que uno de los pactos del régimen del 78 es el bipartidismo... ¡Fue lo que decidió la gente! ¡Había 430 siglas diferentes, más que ahora!", apuntó González sobre las dificultades para alcanzar acuerdos entre los grupos actuales. "Mi temor es que el debate sea demasiado a ras de suelo como para no ver el horizonte", remarcó.
Aznar coincidió con su predecesor: "Estamos demasiado a ras de suelo". Ninguno aludió en concreto a líderes o partidos, sino que su reflexión fue generalizada. González recalcó que una reforma constitucional "exige consensos suficientes", requisito que hoy por hoy no parece darse.