samedi 21 avril 2018

Cours de conversation en espagnol à Orléans vendredi 20 avril

ESPAÑA Y PORTUGAL ABOGAN POR “CAMINAR JUNTOS” TRAS DÉCADAS DE DESENCUENTRO


Madrid / El jefe de Estado de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y el de España, Felipe VI, se han congratulado de que los dos países ibéricos hayan dejado atrás los tiempos en que se dieron “la espalda” y ahora sean buenos socios y amigos que comparten un firme europeísmo.

En una cena de gala en el palacio madrileño de La Zarzuela el presidente de la República portuguesa ha recordado que hace cuatro décadas se abrió un tiempo radicalmente nuevo con el regreso de la democracia a los estados ibéricos, reforzado años después con el ingreso conjunto de en la Unión Europea.

“Lo que nos une relativiza guerras antiguas o nuevas reservas mentales nos desafía a mucho, mucho más en nuestra determinación, vuelta hacia el futuro”. (Rebelo de Sousa)

El Rey de España ha subrayado que los dos estados forman parte “de una misma geografía y están unidos por siglos de historia”.

“Atrás quedaron los tiempos en los que nos dimos la espalda, y hoy nos damos la mano y caminamos juntos”.  (Felipe VI)

El Rey de España y el presidente de la República de Portugal han hablado ante un centenar de invitados a la cena en Palacio.

Desde Madrid, Fernando Labrador, Agencia EFE. (17 de abril de 2018, EFE/Practica Español)

El Mediterráneo - los comienzos


En el principio había un mar: el Mediterráneo. Literalmente su nombre significa mar en medio de las tierras. Nació tras la colisión de tres continentes: Europa, Asia y África. Aquello sucedió hace 20 millones de años. La tierra se plegó como un acordeón encerrando una vasta extensión de agua salada.

De aquella gigantesca colisión han quedado cordilleras de picos escarpados como los Alpes o de erosionadas cumbres como los Pirineos. La cordillera del Atlas en Marruecos y Argelia. Los Pirineos en España, los Alpes en Francia y Italia, el Pindo en Grecia, el Tauro en Turquía y el Monte Líbano. El Mediterráneo está rodeado de montañas como una suerte de cuna natural. Pero en algunos lugares no hay montañas. La cuna está abierta como aquí entre Libia y Egipto. Fue a través de este paso por donde los primeros humanos llegaron al Mediterráneo. Y es aquí donde comienza nuestro viaje.

La región es árida. Es el desierto de Libia. Forma parte del Sáhara. Solo una pequeña hilera de árboles resiste a la sequía semejante a un ejército que se bate en retirada. Marca el curso del agua oculta bajo la abrasadora arena. Los únicos que se aventuran en esta región son los tuaregs, los tubus en Chad o los tamasheqs en Mauritania. Continúan comerciando con sal y trigo a través del territorio árido más extenso del planeta. Estos hombres forman parte de la tribu berebere. Son descendientes de los primeros hombres del Mediterráneo. Recorren la senda de una historia que comenzó hace miles de años. La de los primeros humanos del Gran Rift africano. Llegaron al Mediterráneo en este lugar preciso. Entre Libia y el actual Egipto.

Y desde entonces el camino recorrido ha sido largo porque en la actualidad, el Mediterráneo es más bien esto... Al norte del desierto: El Cairo, capital de Egipto. Una megalópolis con 16 millones de habitantes. Es la ciudad más grande del Mediterráneo. La urbe se somete a un importante éxodo rural. Cada año El Cairo recibe 100.000 nuevos habitantes. En su barrio más antiguo viven los coptos, los cristianos de Egipto. Pero El Cairo es también una capital árabe y musulmana. Y es aquí donde se encuentra una de las universidades en activo más antiguos del mundo. La universidad al-Azhar donde se enseña derecho, teología, ciencia y sabiduría. El Cairo ha sido llamado el hormiguero de la especie humana. Sin embargo, no fueron los hombres quines decidieron que existiera esta ciudad. Fue un río, al que llamamos Nilo.

El Nilo es el río más grande de África. Sus aguas fluyen desde lo más profundo del continente negro. El Cairo, como Egipto, debe todo a este río. Fuente a la vez de vida y de civilización. Los primeros hombres que llegaron aquí eran nómadas y vivían de la caza y de la recolección. Las cañas y las semillas silvestres del delta del Nilo cambiaron sus vidas. Se establecieron en estas fértiles orillas hace más de 6.000 años. Todavía hoy el 90 % de la población de Egipto vive en las proximidades de este río.

El agua está por todas partes ya que el Nilo es un río caprichoso y se desborda de forma constante. Cuando el nivel del agua desciende queda depositado un limo negro y fértil que dio a Egipto su antiguo nombre. Kemet, la tierra negra. Este río y su suelo aluvial constituyen el origen de la agricultura en los albores del antiguo Egipto. La agricultura comenzó con la domesticación de las plantas silvestres del Nilo como la cebada, las lentejas, el lino y los guisantes. Se fue desarrollando hasta convertirse en la agricultura moderna que hoy alimenta a 7 mil millones de personas en el planeta. Y todo comenzó aquí. En el Mediterráneo.

El valle del Nilo es la única zona agrícola de que dispone Egipto. El suelo habitable es un bien escaso lo que obliga a la gente a almacenar los cultivos forrajeros en las azoteas. Estos campesinos son los herederos de una sabiduría rural que se ha ido definiendo y perfeccionando con el tiempo. Los cálculos matemáticos se inventaron para estimar los rendimientos de los cultivos y la escritura para elaborar los inventarios agrícolas. Por esa valiosa experiencia el hombre inició una irresistible ascensión.

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