Viernes 13 de
marzo 2015
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Chubasco =
averse
Chubasquero =
ciré
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Gastronomía:
Se celebra el Día Internacional de la Croqueta
Tiene tantas
recetas como personas las elaboran, se degustan tanto en tabernas de barrio
como en restaurantes de alta cocina y se suelen emplear como baremo del talento
del cocinero: el 16 de enero celebra su Día Internacional.
Aunque España
ha adoptado la croqueta como uno de sus estandartes gastronómicos, tiene su
origen en Francia.
Su nombre
proviene del francés croquer (crujir) y nació en una mesa real, la de Luis XIV,
para quien uno de sus cocineros elaboró una ilustrada croqueta de trufa con
molleja de ave y crema de queso, según recoge Laura Conde en “La felicidad en
una croqueta” (Now Books).
Todos tenemos
nuestra croqueta favorita y algunos restaurantes han cimentado su fama en
ellas, conservando recetas que pasan de generación en generación y otras
también se han ganado su hueco en la alta cocina.
Por ejemplo:
Ferran Adrià creó para el Bulli las croquetas líquidas de pollo en 1998 y las
de jamón de Nacho Manzano no sólo han conquistado España desde el biestrellado
Casa Marcial (Asturias) sino también Londres.
Molleja =
Gésier
Biestrellado =
2 estrellas
Sardinas en
escabeche. Receta
Entre mediados de la
primavera y hasta el final del verano, es la mejor época para degustar las
sardinas. En ese momento es cuando tienen toda su grasa y resultan una delicia
simplemente cocinadas a la brasa. Este pescado azul, tan humilde como
saludable, es rico es omega-3, un ácido graso poli insaturado beneficioso para
reducir el colesterol y los triglicéridos. Además de sano y económico, su
versatilidad nos deja recetas como esta de sardinas en escabeche.
Ingredientes: 1 kg. de
sardinas, ½ cabeza de ajos, 2 hojas de laurel, pimienta negra en grano, 1 rama
de orégano fresco, 1 rama de tomillo fresco, 1 cucharadita de pimentón dulce de
La Vera, harina, ½ litro de aceite de oliva virgen extra, 100 ml. de vino
blanco, 100 ml. de vinagre y sal.
Elaboración: Comenzamos
limpiando las sardinas, quitándoles las escamas, las tripas y la cabeza. Se
lavan bien, se secan y sazonan con un poco de sal. En una sartén, con la mitad
del aceite, se fríen las sardinas después de haberlas enharinado, sacudiendo
previamente cualquier exceso de harina.
Sardinas en escabeche
Freímos las sardinas a
fuego vivo, de forma que queden ligeramente doradas por fuera, pero sin
terminar de hacerse por dentro. Según las vayamos cocinando, las reservamos en
un recipiente de barro, porcelana o vidrio.
Cuando hayamos terminado
de preparar las sardinas, en el mismo aceite donde se han freído (siempre que
no se haya quemado y no sea excesiva la cantidad de harina residual), añadimos
los ajos, pelados y enteros, las dos hojas de laurel y el resto del aceite. Se
fríe a fuego suave, y cuando los ajos estén ligeramente tostados, añadimos los
aromáticos; el tomillo, el orégano y unos 10 granos de pimienta negra.
Sardinas en escabeche
Cocinamos el conjunto
durante unos minutos, e incorporamos el pimentón de La Vera, junto con el vino
blanco. Dejamos que rompa a hervir y evapore el alcohol del vino, para añadir
el vinagre y un poco de sal. Dejamos cocinar a fuego suave 5 minutos si que
llegue a hervir.
Sardinas en escabeche
Verter la preparación
sobre las sardinas y dejar enfriar. Reposar en el frigorífico, por lo menos
durante un día. Lo ideal es degustarlas a temperatura ambiente, al natural, en
ensalada o incluso en bocadillo. Una vez escabechadas, se pueden conservar
varios días en el frigorífico y son ideas para embotar para conserva.
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